Vamos a contar mentiras
Cáritas Española acompañó el año pasado a 42.336 personas sin hogar, un 7,2 % más que el año anterior, según la Memoria de actividades presentada el pasado mes de junio. Dos de cada diez son mujeres y la mitad, de nacionalidad española.
“De forma alarmante, Cáritas es testigo de cómo
sigue en aumento la vulnerabilidad en muchas personas y familias que no pueden
acceder a su derecho a una vivienda digna y adecuada. Por ello, es
necesario y urgente seguir sensibilizándonos como sociedad y continuar
interpelando a las administraciones públicas, garantes de los derechos humanos,
y al resto de la sociedad acerca de la realidad que están viviendo estas
personas”, explica María Santos, responsable del programa de
personas sin hogar de Cáritas Española.
En el contexto estatal y según recoge el INE (2022),
hay 28.552 personas en situación de sin hogar, representando un aumento del
24,5 % desde la última cifra publicada el año 2012. Es necesario ser
conscientes del sesgo que representa este dato, ya que deja fuera muchas situaciones
de exclusión residencial que contempla la clasificación ETHOS, así como
aquellas personas que no han estado atenidas por los recursos asistenciales o
que viven en municipios inferiores a 20.000 habitantes.
“Se prevé que el volumen real del sinhogarismo sea mucho
mayor. Desde esta realidad, también se creó la Estrategia Nacional contra
el sinhogarismo a España (2023-30). Estrategia, que debe convertirse en ley de
obligado cumplimiento si queremos dar pasos hacia adelante”, apunta María
Santos.
Las viviendas no aparecen por generación espontánea, de la
noche a la mañana como pasa en otoño. Acérquese usted a esa zona de bosque y
recoja usted los miles de níscalos que la humedad nos ofrece cada día. No es
así.
El tema de la vivienda no es como para hacer bromas y mucho
menos para contar mentiras porque estamos jugando con las ilusiones y los
sueños de mucha gente.
Para los sindicatos, que han conseguido canalizar buena
parte del descontento que miles de personas manifestaron en las calles de
Madrid y Barcelona el pasado 13 de octubre, en Valencia este fin de semana y en
convocatorias previstas en Málaga y Sevilla para el próximo 9 de noviembre, la
reunión de este martes pretende ser “un lavado de cara a la nefasta gestión de
este Gobierno en materia de vivienda”. “Pedro Sánchez tiene que decidir: o se
enfrenta a los rentistas, que han multiplicado impunemente los precios del
alquiler y nos siguen echando de casa cada día, o les continúa dando vía libre
con políticas cosméticas”, reclaman. Desde la llegada del PSOE a la Moncloa, en
2018, el precio de los alquileres ha subido en más de 20 puntos.
En 2018, Pedro Sánchez anunció un ambicioso plan para
construir 20,000 viviendas públicas destinadas a alquiler social, con el
objetivo de hacer frente a la creciente crisis de vivienda en España. Sin
embargo, según varios informes y críticas de la oposición, este plan no se ha
cumplido en su totalidad. Hasta 2023, el número de viviendas públicas nuevas
construidas no ha alcanzado esa cifra, lo que ha generado acusaciones de que
Sánchez exageró o no cumplió su promesa.
En repetidas ocasiones, Sánchez y su gobierno han prometido
medidas para controlar el aumento de los precios de los alquileres,
particularmente en las grandes ciudades donde la demanda supera la oferta. En
2021, el gobierno aprobó la Ley de Vivienda, que incluía medidas para regular
los alquileres en zonas tensionadas. Sin embargo, ha habido críticas de que
estas regulaciones no han sido efectivas o que no han logrado bajar los precios
de manera significativa. Esto ha llevado a acusaciones de que Sánchez ha
sobreestimado el impacto de sus políticas o de que no ha actuado con la
suficiente contundencia.
Los jóvenes en España enfrentan grandes dificultades para
acceder a una vivienda, ya sea en propiedad o alquiler. Aunque el gobierno de
Sánchez aprobó ayudas directas al alquiler para jóvenes (como el bono de
alquiler joven), estas ayudas han sido criticadas por su escasa cobertura y
retrasos en la implementación. Además, el acceso al crédito hipotecario para la
compra de vivienda sigue siendo complicado para muchos jóvenes debido a los
altos precios y la necesidad de contar con un ahorro previo considerable.
El Gobierno de Sánchez ha destacado la importancia de los
fondos europeos para mejorar el acceso a la vivienda, especialmente en el
contexto de la pandemia de COVID-19. Se prometió que parte de estos fondos se
destinarían a la rehabilitación de viviendas y a la construcción de nuevas
viviendas públicas. No obstante, críticos han señalado que la distribución y el
impacto de estos fondos no ha sido tan visible o inmediato como se esperaba, lo
que ha llevado a dudas sobre la veracidad de los anuncios.
Durante la pandemia, Sánchez anunció una moratoria en los
desahucios para proteger a las personas en situación vulnerable. Aunque esta
medida fue aplaudida inicialmente, organizaciones de la sociedad civil como la
Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y otros grupos han criticado que,
a pesar de la moratoria, miles de desahucios continuaron, especialmente en
casos que involucraban a grandes propietarios y fondos de inversión. Esto ha
generado acusaciones de que el gobierno no fue completamente honesto sobre el
alcance real de la medida.
La Sareb
(Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria),
conocida como el "banco malo", fue creada para gestionar los activos
inmobiliarios tóxicos derivados de la crisis de 2008. Gran parte de su cartera
de activos está compuesta por viviendas que podrían haberse destinado a vivienda
social.
Críticas al
gobierno: El gobierno de Sánchez ha sido criticado por no haber utilizado
de manera más efectiva los activos de la Sareb para aumentar el parque de
vivienda pública. En lugar de eso, se ha permitido que parte de estos activos
sean vendidos a inversores privados, lo que ha sido percibido como una oportunidad
perdida para aliviar la crisis de vivienda y frenar la especulación.
Aunque no se puede acusar al gobierno de Sánchez de especular
directamente con la vivienda, sí ha enfrentado críticas por no tomar
medidas suficientes para frenar la especulación del sector privado,
particularmente en el ámbito de los grandes fondos de inversión y los
alquileres turísticos. La falta de una regulación más estricta y la
insuficiente inversión en vivienda pública han sido factores clave que han
permitido que la especulación inmobiliaria continúe afectando el acceso a la
vivienda en España.
En resumen, las "mentiras" o incumplimientos sobre
la vivienda que se le atribuyen a Pedro Sánchez se centran principalmente en
promesas no cumplidas o en políticas que, según los críticos, no han tenido el
impacto esperado.
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