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Una respuesta a la pregunta de Christina Moreira...

Christina Moreira se hace una pregunta que comparte en su Facebook:  “por si alguien tiene más luz que yo. ¿Por qué es tan fácil que se crea la gente los chismes, las calumnias y todo clase de mal que se diga de una persona sin cotejarlo, sin preguntarle a la interesada, sin un ápice de sentido crítico y libertad de mente y sobre todo de lealtad cuando esa persona es compañera o amiga? Qué nos mueve a traicionar”

No hay día que no se  tenga alguna noticia extravagante motivada por esta señora…

Cristina Moreira, casada por lo civil con el sacerdote Victorino Pérez Prieto, al que sorprendentemente todavía no se le ha dimitido del estado clerical, dirige un grupo de unas quince personas. Su esposo, Victorino Pérez Prieto tiene una situación irregular algo peculiar. Don Manuel Sánchez Monge intentó secularizarlo y el decreto de secularización no llegó nunca.

En una entrevista realizada en canaldeextremadura.es afirma en el minuto 9 del video que no ha tenido ningún problema con ningún obispo y que D. Julián Barrio nunca la molestó y que incluso el cardenal Osoro le da la mano y la saluda cordialmente…

Sin embargo, en 2023 fue detenida en el Vaticano por usurpar un “hábito talar” y posteriormente multada. En 2017 el arzobispado de Santiago de Compostela tuvo que emitir un comunicado para dejar claro que las supuestas Misas que celebraba no eran válidas y que ella no es sacerdote de la Iglesia católica.

Dicha archidiócesis de Santiago de Compostela indicó  que la Iglesia permite el acceso de las mujeres a algunos de sus ministerios de acolitado y catequista, pero que en ningún caso se ha aceptado el sacerdocio femenino.

El arzobispado compostelano responde de este modo a Christina Moreira, al ser entrevistada en El Español y que se presenta como mujer celebrante del sacramento de la Eucaristía.

Con rapidez encomiable el cardenal-arzobispo, Don Carlos Osoro, desmontó la conferencia o charla que Christina Moreira, «autodenominada presbítera» iba a dar en la parroquia de San Estanislao  de Kostka y de modo tajante.

¿Le valdrán todas estas correcciones para  recapacitar y que en lo sucesivo no vuelva a prestarse a lo que no debe? Esta señora no comprende o no quiere comprender que no se pueden conseguir las cosas a fuerza de provocar tensiones, escándalos, y que ella no es la única salvadora de la Iglesia.

Proverbios 3:7-12 No hay mayor enemigo para el temor del Señor en el corazón, que la arrogancia de nuestra propia sabiduría.

El apóstol Pablo hizo eco de estos mismos sentimientos en su carta a la iglesia en Filipos: "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo" (Filipenses 2:3). Este es un gran contraste entre la naturaleza competitiva de nuestro mundo de hoy, y sin duda no deja espacio para que seamos arrogantes. Donde el mundo nos empuja a esforzarnos para llegar a la cima, independientemente del costo, y para estar orgullosos cuando lo hacemos, Jesús nos ordena ser diferentes: "Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido" (Lucas 14:11; cf. Santiago 4:6).

Con respecto a nuestras actitudes hacia Dios y nuestro prójimo, Dios nos da dos promesas. En primer lugar, que el arrogante será castigado (Proverbios 16:5; Isaías 13:11), y, en segundo lugar, "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" (Mateo 5:3). Porque, en verdad, "Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes" (1 Pedro 5:5; cfr. Proverbios 3:34).

Uno no puede por menos que preguntarse a quién quiere engañar la señora Moreira.

Así pues, cuando en la historia surge alguna causa que parece traer salvación, se  apuntan inmediatamente todos los que no quieren servir esa causa sino servirse de ella: inventores fracasados, picapleitos sin éxito etc. El enemigo más grande de las causas más santas son algunos de sus defensores, toda la comunidad cristina tiene derecho a pedir a las mujeres que aspiran al ministerio, que examinen bien si buscan un sacerdocio pretendiendo un servicio a su comunidad o “un salto a la fama”. Servir a Jesús es dejarse elegir para servir, no para hacerse servir y para dar cumplidas sus propias aspiraciones. No se trata pues de que algunas señoras que se creen iluminadas y que dicen tener experiencias de teofanías y que se revistan en el mismo Vaticano con ropas que saben positivamente que allí no van a ser aceptadas, caigan en la cuenta de que por medio de la confrontación no es ni más valiente ni más profética, sino que ella misma debe darse cuenta de que está dañando la causa que quiere defender.

No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. 1 Timoteo 5.22

Este versículo a veces se ha interpretado como una advertencia a no poner las manos sobre un endemoniado si tu vida no es integra delante de Dios, porque los malos espíritus pueden aprovecharse de la situación. En este versículo Pablo está hablando sobre el acto de ordenar a alguien al ministerio a través de la imposición de manos. Hay algo mucho más peligroso  que poner las manos sobre un endemoniado, es: darle autoridad  a alguien que no está calificado  para determinada tarea.

¿Quiénes terminan siendo las columnas de la Iglesia?  Personas que no han podido ganar a sus propias parejas, ¿son ellas columnas fuertes para sostener el crecimiento de la Iglesia? Seamos sinceros, la verdad es que no lo son. Alguien puede decir: pero tienen ganas, o  son las únicas dispuestas a servir. El problema no son ellos o ellas, el problema es la falta de visión y estrategia para establecer líderes.

Estos creyentes podrán funcionar como un parche a una llanta pinchada pero no como una refacción, en alguno su utilidad dejará de funcionar. Y lo más difícil para muchos pastores será  como retirarles del cargo que se les dio, cuando ya han tomado demasiado control de la iglesia, y se pueden convertir incluso en una amenaza de división.

Esto también sirve para los varones pero entre los varones no se da hoy este atractivo clásico de lo prohibido, que se expresa en aquellas frases ya viejas: el divorcio es una cosa que solo interesa a los casados (Lidia Falcón); el matrimonio es una cosa que solo interesa a los curas (Simone de Beauvoir); y ahora el sacerdocio es una cosa que solo interesa a las mujeres.

Dicho esto habría que decir que el acceso al ministerio no puede ser adquirido para resolver  problemas personales ni siquiera con buena voluntad.

En honor a la verdad hay que reconocer que en la Iglesia hay mucha misoginia, pero eso no quita que debamos ser realistas y reconocer que si algún día nuestra Iglesia  ordena mujeres sacerdotes , habiendo abolido los cañones 1024 y el Decreto de Graciano que actualmente impiden dichas ordenaciones, lo irá haciendo  con cuentagotas y no como ruptura de presa, lo cual seguirá suponiendo frustraciones para muchas mujeres a las que  que les costará aceptar que su  propio rechazo se deba a razones personales y  les será más fácil seguir atribuyéndolo a razones sexistas.

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