El verdadero socialismo
La epístola de
Santiago recuerda que el amor es el camino del conocimiento y del servicio de
Dios. El acceso a Dios se mediatiza a través de nuestro prójimo, por medio del
amor. El culto debido a Dios, debe igualmente expresarse a través del
"servicio" al prójimo, especialmente en la búsqueda de la realización
de la justicia (cfr 1 Ju 3,17-18;4,7-8).
Los hombres no pueden ser hijos de Dios si antes no son
plenamente hombres. En condiciones infrahumanas no puede florecer la santidad.
Por eso, la primera tarea del cristiano ahora es hacer la revolución. La lucha
revolucionaria es una lucha sacerdotal, como dijo Camilo Torres.
El comunismo, según Marx, es la sociedad en la que ya no
habrá egoísmo ni injusticia de ninguna clase, es lo mismo que los cristianos
entendemos por Reino de Dios en la
Tierra. Y el comunismo como lo entendió Marx (dé cada uno según su capacidad, a
cada uno según sus necesidades’) es el sistema social de los primeros
cristianos. Los Hechos de los Apóstoles
dicen que ninguno decía que las cosas fueran suyas porque eran de todos, “y se
repartían a cada uno según sus necesidades”.
Giulio Girardi
afirmaba que mientras la otra teología es puramente intelectual, ésta no se
pude hacer si uno no está comprometido con una praxis revolucionaria. La otra
teología se auxiliaba de la filosofía aristotélica. Esta se auxilia de la
ciencia: el marxismo. La otra teología se basaba en la Palabra de Dios, en la
Biblia, ésta se basa igualmente en la Biblia, pero también en la Palabra de
Dios expresada en los acontecimientos actuales, en el periódico, es decir en el
terreno de la política. Porque como lo hace ver el mismo Giulio Girardi, que es
uno de los teólogos de la liberación, nuestro
Dios es un Dios vivo, que sigue hablando en la historia, que no se calló
después del último libro de la Biblia. Esta teología también se basa en la
Biblia, pero con una nueva interpretación de la misma. No es que creamos que la
Biblia se puede interpretar de cualquier manera. Pero hay una interpretación revolucionaria de las Escrituras, como
también hay una que es contrarrevolucionaria.
José Coronel Urtecho
en uno de los comentarios del Evangelio con los campesinos afirma: “El dogma de
la resurrección de la carne significa que la revolución no acaba en este mundo,
que el comunismo sigue después de la muerte”. Marxismo y cristianismo no son
incompatibles; lo cual no quiere decir que lo confundamos, porque no son lo
mismo. Democracia y cristianismo no son incompatibles, y eso no quiere decir
que sean lo mismo. Pierre Teilhard de
Chardin (jesuita francés y sobrino-nieto de Voltaire) había profetizado que
cristianos y marxistas se encontrarían en la cima… El marxismo fue
anticristiano, pero es porque el cristianismo era antirrevolucionario. Pero la
verdad es, como dice el apóstol Santiago, que los que persiguen a los
cristianos son los ricos.
Así, pues, no se puede ofrecer en forma auténtica el sacrificio de la misa si antes no se ha realizado en forma efectiva –o sea con la revolución– el amor al prójimo. No podemos sentarnos a la misma mesa para eucaristía si estamos divididos en clases. Esa, “no es la Cena del Señor”, como dice San Pablo. El socialismo es un sistema económico que hace posible vivir el Evangelio. Vivirlo en la sociedad, sin que uno se tenga que retirar al desierto o a la vida religiosa. “Se trata de que reine la igualdad”, como dice San Pablo en la Epístola a los Corintios.
La Iglesia tiene que ser el sacramento, el signo, de una sociedad socialista, de una sociedad sin clases. En cuanto a lo que dice Marx de la religión: “Opio del pueblo”. Marx y la religión son incompatibles. Pero no Marx y la Biblia. El mensaje de la Biblia es completamente marxista, aun en lo que se refiere a religión.
El Dios de la Biblia está siempre diciendo, a través de los profetas, que él no quiere culto, que está aburrido de las plegarias, de las oraciones, de los sacrificios, del incienso, de los ayunos. Lo que quiere es que se rompan las cadenas de los oprimidos, que no explote al débil, que no se despojen a los huérfanos y a las viudas, que haya justicia entre los hombres. Y el mensaje que predicó Cristo va en la misma línea. El cristianismo en realidad no es una religión. Su culto religioso es socorrer a los huérfanos y a las viudas como dice Santiago. Todavía en el siglo III Minucio Félix decía: “Los cristianos no tenemos ni templos ni altares”. Y los romanos consideraron ateos a los primeros.
¿Qué significa hoy, desde una perspectiva solidaria, ser creyente en un partido socialista?
¿ Qué significa desde un punto de vista ético y solidario?
En cada uno de nosotros,
de los que nos consideramos verdaderos socialistas, debe brotar el sentimiento de sentirnos llamados, de
hacerse cargo y cargar con ese otro, con su circunstancia y contexto vital. La
solidaridad es la cara de la ética y de la misma vida humana, que debe
llevarnos a sentirnos uno con los demás seres humanos.
Ética, solidaridad, y política, por tanto, se pertenecen. ¡Son la misma familia!
Cristianos y socialistas, socialistas y cristianos, pertenecemos a la tradición que se dice profética.
La fe esperanzada
está, por tanto, en la raíz de la compasión solidaria y de la búsqueda de
mediaciones eficaces. Late en el fondo de todo lo humanamente denso, bello y
digno.
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