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La Oración de Petición: Reflexión Teológica sobre las Declaraciones de Andrés Torres Queiruga sobre el Papa

 

En los últimos años, el teólogo Andrés Torres Queiruga ha sido una figura prominente en la teología contemporánea, y algunas de sus declaraciones han generado considerable debate dentro de la comunidad católica. Entre sus más recientes reflexiones, ha afirmado que no es necesario orar por el Papa y que sería injusto que Dios sanara al Papa mientras no lo hiciera con otros enfermos. Estas afirmaciones merecen un análisis teológico profundo, ya que tocan cuestiones fundamentales sobre la naturaleza de la oración, la justicia divina y la colaboración humana con Dios.

1. La Oración como Acto de Colaboración con Dios

La teología católica enseña que la oración no es un acto vano ni una simple petición de favores, sino una colaboración activa con la voluntad de Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) subraya que la oración de petición, incluida la oración por la salud de los enfermos, no está destinada a cambiar los planes divinos, sino a permitir a los fieles colaborar en el plan de salvación de Dios para el mundo. En otras palabras, orar no implica una manipulación de la voluntad divina, sino un reconocimiento de que la intervención humana a través de la oración puede ser un canal por el cual Dios lleva a cabo su obra.

La afirmación de Torres Queiruga de que no es necesario orar por el Papa plantea una interrogante fundamental sobre el papel de la oración en la vida de los cristianos. La oración por los líderes espirituales, incluido el Papa, es esencial no solo por su importancia como guía espiritual, sino también porque esta oración es un medio por el cual los fieles participan activamente en el sostenimiento de la misión de la Iglesia. La oración de petición no se limita a las necesidades personales, sino que también busca el bienestar de la comunidad global, tanto en lo espiritual como en lo físico.

2. El Problema de la "Injusticia" en la Sanación del Papa

Uno de los puntos más polémicos en las declaraciones de Queiruga es su afirmación de que sería injusto si Dios sana al Papa y no a otros enfermos. Esta observación parece derivar de una comprensión de la justicia divina basada exclusivamente en la igualdad aparente de los méritos humanos. Sin embargo, la teología cristiana tiene una visión mucho más compleja y profunda de la justicia de Dios.

El concepto de justicia en Dios no debe confundirse con la justicia humana. La justicia divina no se mide solo en términos de equidad o igualdad, sino en la sabiduría infinita de Dios, que actúa siempre para el bien mayor del mundo y la salvación del alma. La sanación de un enfermo, incluso si este es el Papa, no debe verse como un acto de parcialidad, sino como una manifestación de la misericordia divina que responde a un plan divino mucho más amplio y misterioso que solo la realidad inmediata de la enfermedad. La sanación de una persona no garantiza que otros no reciban también la intervención de Dios en sus vidas, pero la misericordia de Dios no se distribuye de acuerdo con la lógica humana.

Además, el Papa, como líder espiritual de la Iglesia, tiene una misión específica en la salvación de las almas. La sanación de una figura como el Papa, en su contexto, no debe verse simplemente desde la perspectiva de su salud personal, sino en el contexto de su papel en la Iglesia Universal. La intervención divina podría tener efectos más allá de la curación física inmediata, influyendo en el cuerpo místico de la Iglesia de maneras que no siempre son evidentes para los ojos humanos.

3. La Oración por los Líderes Espirituales: Una Necesidad Teológica

La importancia de orar por el Papa no solo se reduce a su bienestar personal, sino a la misión que tiene como líder del pueblo de Dios. En la tradición cristiana, la oración por el Papa es considerada un acto esencial para la estabilidad espiritual de la Iglesia. San Pablo, en sus cartas, insta a los cristianos a orar por sus líderes (1 Timoteo 2:1-2), no solo por su bienestar físico, sino también por su guía espiritual. La oración por el Papa no es simplemente una petición por su salud, sino también un acto de apoyo y unidad en el Cuerpo de Cristo.

Si bien el Papa es un hombre como cualquier otro, su vocación y su responsabilidad en la dirección de la Iglesia lo convierten en un sujeto digno de la oración de todos los fieles. Orar por su salud y por su fortaleza espiritual es una manera de reconocer su rol en el plan divino y de contribuir, a través de la oración, al cumplimiento de esa misión. El Papa, al igual que cualquier otro miembro de la Iglesia, necesita la gracia divina para cumplir con su tarea, y esa gracia es recibida a través de las oraciones de los creyentes.

4. La Respuesta de la Teología a la Crítica de Queiruga

Desde una perspectiva teológica católica, la crítica de Queiruga a la oración por el Papa y la sanación del Papa en relación con otros enfermos no puede ser sostenida. El Papa, como cualquier otro ser humano, está sujeto a la voluntad de Dios. La justicia de Dios no se mide en términos de “méritos humanos” sino en términos de un plan divino que trasciende el entendimiento humano. Orar por el Papa, como por cualquier otro miembro de la Iglesia, es un acto de fe y de colaboración con el plan divino, y no una demanda de justicia humana.

La teología de la oración católica nos enseña que la oración de petición no se basa en un contrato de “yo te pido, tú me das”, sino en una relación de confianza y entrega a la voluntad de Dios. En este sentido, la oración por el Papa, así como por cualquier otra persona, debe ser vista como un medio para profundizar en nuestra relación con Dios y en nuestra disposición a colaborar con Su voluntad, reconociendo que Su sabiduría y justicia superan ampliamente nuestra capacidad de entender.

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