A Jesús también le tomaron por loco.
Al escribir uno se
expone continuamente a los ataques de los Amalecitas. Amalecitas que atentan contra el espíritu de
uno, el alma, el carácter, la reputación. Amalecitas exterminadores implacables
de vidas y de honra. El daño causado por la maledicencia es muy difícil de
reparar. Se agravia, ofende y calumnia con un desparpajo increíble.
Quienes se deleitan en la calumnia suelen ser personas que,
no teniendo otro modo de sobresalir, lo hacen hundiendo a los demás. Decía el
dramaturgo español Jacinto Benavente
“Cuando los calumniadores callan es que
algo estamos haciendo mal, cuando sueltan su lengua es porque algo debemos
estar haciendo bien”
Jesús advirtió: Si
fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos. Pero vosotros no sis
del mundo, sino que yo os he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los
aborrece. (Juan 15:19). Muéstrame a un creyente que se ha convertido tanto en
un amante y hacedor de la verdad, y te mostraré uno que será rechazado y
perseguido por toda la iglesia tibia. Renuncia al mundo y el mundo renuncia a
ti.
En las mentes de los discípulos, el templo en Jerusalén era
grandioso, una obra piadosa, un logro magnifico. Ellos llevaron a Jesús en una
visita para mostrarle la grandeza de las estructuras, el gran gentío que se
reunía a diario, todas las actividades religiosas que tomaban lugar allí. Pensaron que Cristo estaría tan
impresionado como ellos.
En lugar de eso, Jesús echó agua fría sobre su entusiasmo.
Él les dijo, en esencia, “Todo esto va a caer” Ninguna piedra permanecerá. Todo
este gentío se va dispersar, y aun los pastores huirán. Todo lo que está aquí
que os impresiona -todo lo que parece tan
religioso- será rechazado. Y sucederá porque esto no revela a Cristo. “Está centrado en el hombre, y revela al hombre.”
En los tiempos apostólicos, la iglesia estaba tan llena de
la autoridad de Cristo, que hacia temblara a reyes y gobernantes. Pablo y sus
jóvenes pastores predicaban sin temor. Ellos llenaron ciudades y
naciones enteras con el mensaje de Jesús. Aquí había una iglesia conocida por
su semejanza a Cristo, su poder para afectar el cielo y la tierra.
Pero hoy, la mayor
parte de la iglesia ha quedado como una débil institución, con poca autoridad
de Cristo. Es mofada y ridiculizada por todo el mundo.
Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él,
pues decían: « Está fuera de sí. » (Mc.
3, 20-21)
Cuando Jesús comienza a predicar no consultó esto con sus
parientes, ni con los vecinos de Nazaret, donde se había desarrollado su vida
durante 30 años. Este hecho insólito para ellos les llena de estupor y acuden a
la casa donde se reunió mucha gente, con la intención de llevárselo, pues se decían:
“se ha vuelto loco”. No creían en
Él.
Hay una manera muy cómoda de desentendernos de una persona
cuando no piensa como nosotros o somos incapaces de comprenderla: decir que
está loco. Y en muchos casos habría que preguntarse a ver quién es más normal,
si aquellos que llamamos locos o los que nos tenemos por cuerdos.
Lo cierto es que en el Evangelio aparece claramente
reflejado que algunas personas tenían a Jesús por un loco. Nos dice el
Evangelio (Mc 3) que fue a casa y se
juntó de nuevo con tanta gente que no le dejaban ni comer. Al enterarse sus
parientes, fueron a echarle mano, porque decían que no estaba en sus
cabales.... También los fariseos decían que tenía dentro al demonio. Andaba por
Galilea porque los judíos trataban de matarlo. Pero también sus parientes le
dijeron que se marchase de allí. De hecho ni siquiera su familia creía en él:
“estás loco” (Jn 7,20).
A veces llamamos loco
al que no piensa ni actúa como la masa, al que es libre en el hablar y obrar,
al que habla sin doblez ni prejuicios, al que dice abiertamente lo que piensa.
En este sentido casi es normal que mucha gente fuera incapaz de comprender a
Jesús, que les resultara desconcertante.
La Palabra de Dios dice en
Corintios 1:18,21-25 ‘‘Porque la palabra de la cruz es locura (necedad) para
los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de
Dios (…) Porque ya que en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios por
medio de su propia sabiduría, agradó a Dios, mediante la necedad de la
predicación, salvar a los que creen.
No sé si en nuestro tiempo, después de tantos años, puede
haber quien considere a Jesús como un loco. Más bien pienso que no, puesto que
la figura humana de Jesús goza de muchas simpatías. Pero ¿no es verdad que sí que puede ocurrir que aquella persona que
intente seguir verdaderamente a Jesús y su estilo de vida sea, en cierta
manera, incomprendida y mirada o con desprecio o con compasión? ¿Ser cristiano
hoy, con todas las consecuencias, no es exponerse a ser tildado de “loco”.
Mirando al Maestro y recordando las dificultades que tuvo
que pasar hasta el punto de ser reprendido por su propia familia, que le
buscaba como para que dejara de hacer el ridículo, ¿no es verdad que también nosotros nos sentimos un poco aliviados ante
un mundo que no siempre nos entiende y pretende marginarnos?
Anótalo. Aquellos que
te rechazan, aquellos que te abandonan por la verdad tienen una razón fuerte.
Te ven como una amenaza contra algo muy querido por ellos. Tu vida separada es
una reprensión a su tolerancia y tibieza.
Jesús advirtió: os
expulsarán de las sinagogas; y hasta viene el día en que cualquiera que os mate
pensará que le está prestando un servicio a Dios. (Juan 16:2). Jesús dijo, estas cosas os digo, para que no os ofendáis ... no sorprenderos cuando la
iglesia tibia os eche fuera, porque no me conocen a mí ni al Padre...
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