Los países ricos están vacunando, mientras que los pobres miran y esperan.
La OMS se fijó la meta de iniciar la inmunización contra el
coronavirus en 220 países en los primeros 100 días de 2021. No se ha logrado y
tampoco se han distribuido las dosis prometidas a las economías más pobres a
través de Covax: mientras que el 87%
de los vacunados son de países ricos, en los menos desarrollados apenas se ha
llegado al 0,2% de la población
Un reciente estudio de People's Vaccine Alliance, una
coalición de organizaciones que incluye a Oxfam, ActionAid y Amnistía
Internacional, informó que solo el 14 % de las dosis de vacunas contra el
Covid-19, prometidas por los países más desarrollados, han sido entregadas a
las naciones pobres de todo el planeta. El informe destaca que la pandemia se
prolonga “innecesariamente” por inequidad en la inmunización.
Alrededor de cien naciones, entre ellas India y Sudáfrica,
y grupos de derechos humanos como
Médicos Sin Fronteras y Human Rights Watch, han pedido a la Organización
Mundial del Comercio que suspenda la aplicación de las patentes de los fármacos
contra el nuevo coronavirus para que la inoculación llegue a los países más
pobres.
Sin embargo, la Unión Europea (UE) se ha opuesto fuertemente
a esa posibilidad. Bruselas asegura que suspender las patentes de los fármacos
no resolverá el problema principal: la escasez de vacunas. Defienden que no
solo se trata de propiedad intelectual sino de logística y tiempo. "No hay
ninguna prueba que demuestre que las patentes sean el problema", han
señalado fuentes oficiales, citadas por la prensa española.
El principal argumento de Bruselas
es que esta medida por sí misma no solventará el problema base: la escasez de
producción de dosis. "No hay ninguna prueba que demuestre que las patentes
sean el problema", señalan
Sin embargo, hasta el 29 de octubre de 2021, la Consejería
de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha desechado 117.977 dosis de vacuna
frente al covid, de las cuales 106.534 por haber superado su fecha de caducidad.
La mayoría de ellas son dosis de la vacuna de Janssen
(47.450) y AstraZeneca (41.270), pero también se incluyen inyecciones de
Moderna (17.070) y de Pfizer (744 caducadas y 10.254 descartadas por haberse
roto o alterado la cadena de frío).
El epidemiólogo Matt
Ferrari, del Centro de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Pennsylvania,
apunta a que la destrucción del virus, de modo teórico, sólo sería posible con
un plan de vacunación a nivel global. Los estados, preocupados por inmunizar y
proteger a sus propias poblaciones, están muy lejos de plantear una estrategia
que vaya más allá de sus fronteras.
Así, mientras Israel tiene a más de la mitad de su población
ya vacunada, las vecinas Líbano, Egipto o Siria no alcanzan un 1% de población
inmune al covid-19.
Así iba la vacunación
al 9-10 de marzo de 2020:
Porcentaje de vacunación
de personas que han recibido alguna dosis en:
América del Norte: 18
%
Europa no UE: 12,47 %
Unión Europea: 7 %
América del Sur: 2,4
%
Asia: 0,83 %
África: 0,33 %
Actualmente, en términos absolutos, hay 84 millones de
vacunados con dosis extra en los países ricos y 34 millones con al menos una
inyección en los países pobres.
La diferencia se puede ver desde otra perspectiva: hay más
población no vacunada en los países pobres que habitantes sin tercera dosis en
los países ricos. Esto sucede desde finales de octubre, cuando se aceleró la
vacunación de refuerzo en los países ricos. Durante las últimas tres semanas se
ha inyectado, de media, una dosis extra a una de cada 1.000 personas al día.
Aaron Richterman,
investigador de enfermedades infecciosas de la Universidad de Pensilvania, es
tajante al afirmar que no se debería hablar de refuerzos "sin dar
prioridad" a la primera y segunda dosis, incluso en entornos de bajos
ingresos, y "estas prioridades están actualmente al revés". Es crítico
con lo que considera "una batalla campal de naciones que compiten entre sí
por las vacunas para sus propios ciudadanos".
Afirma García Ruiz,
profesor en la Universidad de los Andes, en Bogotá. "El gran problema es que los países
siguen tomando medidas locales sin que se tenga una respuesta clara frente al
problema global. Cada país quiere
proteger al mayor número de personas posibles, reactivar su economía y luego,
cuando sus prioridades internas se resuelvan, pensar en los demás”
El virus mostró que no cuentan para nada los límites de las
naciones. Lo que realmente cuenta es la solidaridad entre todos y el cuidado de
unos a otros y hacia la naturaleza, para que, preservada, no nos envíe virus
todavía peores. Ahora es la nueva era de la Casa Común, dentro de la cual estarán
las naciones.
La mayoría de las
personas en los países más pobres deberán esperar otros dos años antes de
vacunarse contra el COVID-19, dijeron los investigadores a Nature .
Se necesitan
alrededor de 11 mil millones de dosis para vacunar completamente al 70% de la
población mundial contra el COVID-19. El 4 de julio, se habían administrado
3.200 millones de dosis.
Los países ricos
están vacunando, mientras que los pobres miran y esperan. Y cada día, se
agranda la brecha entre los que tienen y los que no. ¡La desigualdad en las
vacunas muestra la bancarrota moral de Occidente!
Hay pobres porque los ricos les explotan para su servicio.
Hay pobres porque el dinero no se pone al servicio de las
personas (como hace la mujer del perfume,que ayuda a Jesús con su dinero). Hay
pobres porque se compra y se vende a los hombres por dinero (como empieza
haciendo Judas, aunque luego se suicida).
Pablo VI en su
encíclica afirmaba, “la tierra está hecha para procurar a cada uno los medios
de subsistencia y los instrumentos de su progreso. Y todo hombre tiene el
derecho de encontrar en ella lo que necesita.” El Concilio Vaticano II lo ha
recordado: “Dios ha destinado la tierra y todo lo que en ella se contiene para
uso de todos los hombres y de todos los pueblos, de modo que los bienes creados
deben llegar a todos en forma justa, según la regla de la justicia que es
inseparable de la caridad’ (GS 69). Todos los demás derechos, sean los que
sean, incluidos los derechos de propiedad y comercio libre, están subordinados
a ello: no deben estorbar, antes al contrario, facilitar su realización. Y es
un deber social grave y urgente hacerlos volver a su finalidad primera”
(Populorum progressio, n. 22)
El Reino de Dios es
Justicia, es decir, liberación de los marginados y oprimidos. Superar el miedo
en medio de un mundo que se derrumba, eso es creer en Dios.
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