¿Los obispos de ideología rigorista de la Iglesia callan ante el despilfarro de una Ceremonia religiosa y restaurante de 60.000 euros?
El secretario general de Vox, Javier Ortega Smith,
se casó este sábado en Toledo con la mexicana Paulina Sánchez del Río Nájera.
La boda se celebró en el monasterio de San Juan de los Reyes y ha reunido a los
principales dirigentes del partido.
“Llevo más de 50 años
trabajando aquí y no he visto una cosa igual en mi vida; por aquí han pasado
desde Kissinger hasta Perón, he visto pasar Reyes y a las más altas
personalidades del Estado, y en la vida he visto un despliegue semejante”,
comenta Miguel,
un vecino que trabaja en un comercio de su propiedad cercano a la plaza.
Llama la atención el buen número de coches zeta de la
policía que se mezclan con furgonetas de la UIP (los antiguos antidisturbios).
Varias motos, colocadas estratégicamente en las dos salidas de la plaza
completan el operativo. Algunos de los policías llevan fusiles de un tamaño
considerable que saltan al ojo de los viandantes. “Es lo que hay, tengo órdenes”,comunica lacónicamente un número de la Policía Nacional que se presenta como eljefe del operativo.
Mientras los ricos celebran ceremonias de lujo, miles de familias,
desoladas y destrozadas anímica y económicamente, siguen haciendo frente a la
devastación causada por el volcán en La Palma. En ellos no hay lugar para lujos.
Lo han perdido todo. Igual que millones de españoles tras los estragos de la
pandemia. No hay para ellos música de cuerda, ni camareros en librea
sirviéndoles el almuerzo, ni vestidos confeccionados en tul por los mejores
modistos de Serrano. La Palma no
necesita del circo de la caridad, tampoco la ciudadanía canaria que está bajo
el umbral de la pobreza. Son derechos fundamentales que hay que respetar y,
para ello, no basta con crear una renta mínima de inserción o un ingreso mínimo
vital. De ahí que produzca vergüenza
ajena ver a instituciones pidiendo donativos.
Muchas veces los
menos aptos están en los grandes tronos. Sobre esto también escribió Ortega y
Gasset en la rebelión de las masas… Antes mandaban los señoritos, algunos bien,
pero a costa de los pobres y de la pobre gente.
La tan poco
sospechosa de izquierdista AIS Group
recordaba que el 12,8% de los hogares canarios padecen carencia material
severa, 7,1 puntos más respecto a 2019.
A la “globalización de la indiferencia” San Juan Pablo II la llamó: “estructuras
del pecado”. Tales estructuras encuentran una atmósfera propicia para su
expansión cada vez que el Bien Común viene reducido o limitado a determinados sectores o, en el caso que
nos convoca, cuando la economía y las finanzas se vuelven un fin en sí mismas.
Es la idolatría del dinero, la codicia y la especulación.
Ante el binomio justicia y caridad, Benedicto XVI en su primera encíclica - Deus caritas est- , recuerda
que desde el siglo XIX se han planteado objeciones sobre la actividad
caritativa de la Iglesia y que el marxismo subrayaba que los pobres no
necesitan obras de caridad sino de justicia. El Papa reivindica el amor-caridad incluso en las sociedades más
justas, señalando que siempre habrá sufrimiento que necesite consuelo y ayuda,
que "siempre habrá soledad". "El
Estado que quiere proveer a todo, que absorbe todo en sí mismo se convierte en
una instancia burocrática que no puede asegurar lo más esencial que el hombre
afligido necesita: entrañable atención personal", añadía
El papa Francisco también tiene algo que decir con respeto al despilfarro: “En el mundo de hoy,
unos pocos muy ricos poseen más que todo el resto de la humanidad. ¡Es una
injusticia que clama al cielo!”, ha manifestado el pontífice durante la audiencia
general que ha celebrado en la sala de
la Biblioteca Apostólica del Vaticano” La “desigualdad” es un “virus que viene
de una economía enferma. “Cuando la obsesión por poseer y dominar excluye a
millones de personas de los bienes primarios; cuando la desigualdad económica y
tecnológica es tal que lacera el tejido social; y cuando la dependencia de un
progreso material ilimitado amenaza la casa común, entonces no podemos
quedarnos mirando. No, esto es desolador”,
añade
Un mundo rico y una economía vibrante pueden y deben acabar
con la pobreza. Se pueden generar y estimular dinámicas capaces de incluir,
alimentar, curar y vestir a los últimos de la sociedad en vez de excluirlos.
Debemos elegir qué y a quién priorizar: si propiciamos mecanismos
socio-económicos humanizantes para toda la sociedad o, por el contrario,
fomentamos un sistema que termina por justificar determinadas prácticas que lo
único que logran es aumentar el nivel de injusticia y de violencia social.
Bienaventurados los
que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.(San Mateo
5.6)
Para Jesús, la acumulación de la riqueza es pe-cado. La riqueza debe estar al servicio del
pueblo. “Ve, vende lo que tienes, dalo a los pobres y ven sígueme! ” le
dijo a un hombre rico que creyó poder comprar su salvación con su dinero (Lc.18,22). El hombre se preocupaba por
la tranquilidad de su vida en el más allá, pero Jesús al retarlo a compartir su
riqueza, le hace pensar en el más acá y ayudar a resolver el sufrimiento de los
pobres. Jesús ve en la distribución equitativa de la riqueza la manifestación
de su Reino de justicia.
¿El obispo de Alcalá,
Juan Antonio Reig, el de Córdoba, Demetrio Fernández, el de Cádiz-Ceuta, el de
Granada, no tienen nada que decir ante este despilfarro?
De poco sirvió que Juan
XXIII estigmatizase a los profetas de desventuras. Desde entonces hasta hoy
se han multiplicado. Pero las palabras del papa Roncalli siguen ahí,
lucidísimas: "Nos llegan de cuando
en cuando, en el ejercicio cotidiano de nuestro ministerio, voces que ofenden
nuestros oídos, cuando algunas personas, inflamadas de cierto celo religioso,
carecen de justeza en su juicio y en su manera de ver las cosas”
Me pregunto si los
Profetas de desventuras no tienen nada que decir sobre el despilfarro…
Es una pena que se rasguen vestiduras por el vídeo Click de
C. Tangana y Nathy Peluso al que por
cierto se le ha dado plena popularidad.
El verdadero
sacrilegio es que seguimos mirando hacia un lado ante las atrocidades contra
los más desfavorecidos que son verdaderos templos de Dios no construidos por
manos humanas.
El silencio nos hace
cómplices. El impío devora al que es más justo, vemos sin decir nada como
muchos acumulan casa a casa y heredad a heredad hasta ocuparlo todo, y
callamos. Vemos la escasez del pobre en las mesas de los ricos y lo vemos como
prestigio del rico a quien consideramos un ganador, un triunfador. Exclamamos como
decía Quevedo: “Poderoso caballero es don dinero”.
Nos callamos y, en el
peor de los casos, les rendimos pleitesía. Nosotros, los cristianos, a
quienes nos han quitado la venda de los ojos y somos capaces de distinguir lo
bueno y lo malo, contemplar el mundo discerniendo toda maldad, habilitados para
ver la opresión y comprobar que nos resulta difícil aprobarla, no podemos
callarnos. Si nosotros los redimidos por Dios nos callamos, Dios también
callará y guardará un silencio sepulcral ante nuestros ruegos y peticiones.
Francisco en la misa celebrada en Santa Marta el 17 de abril propuso un verdadero y propio
«test» para reconocer al profeta
auténtico. Que, explicó, no es un anunciador «de desventuras» o «un juez crítico» y ni siquiera
«recriminador de oficio». Sobre todo es
un cristiano que «recrimina cuando es necesario», siempre «abriendo las
puertas» y arriesgando en persona también «la piel» por «la verdad» y para
«resanar las raíces y la pertenencia al pueblo de Dios».
«La Iglesia necesita
que todos seamos profetas», es decir, «hombres de esperanza», siempre
«directos» y nunca «débiles», capaces de decir al pueblo «palabras fuertes
cuando hay que decirlas» y de llorar juntos si es necesario. He aquí el perfil
de profeta delineado por el Papa.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar