Seguidores

¡Bienvenido D. Fernando!

 


 ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz que trae buenas nuevas...! (Is.52, 7)

Como bien dice usted ”La evangelización es un proceso, que comienza con nuestra acogida a la otra persona a la que demostramos que les queremos. Como ocurre en los pasajes del Zaqueo y en el de los discípulos de Emaús. Una de nuestras tareas es que ayudemos a las personas que acompañamos, a encontrar la huella de Dios que hay en ellos. Que tengamos en cuenta su necesidad de transcendencia, no sólo las ayudas materiales o de otro índole”

Cierto, Las leyes separan, sólo la «justicia superior de Dios», que se ha expresado en Cristo (condenado por la ley) puede vincular y vincula a todos los seres humanos, desde la gracia de Dios, abriendo un un camino de fe, un espacio de escucha y diálogo gratuito entre los hombres y mujeres de todos los pueblos.

Necesitamos un poder mayor que el nuestro, para resolver los problemas que nos aquejan, para protegernos, para suplir nuestras necesidades. Pero nuestra imperiosa necesidad de orar va más allá. La Palabra de Dios es un diálogo vivo entre Dios y la humanidad. Dios nos hizo para que pudiéramos hablar con Él y para que Él pudiera hablar con nosotros y ayudarnos. La vida es incompleta cuando falta esta comunión con Él. Rovirosa nos decía que «el militante cristiano es una persona que ha experimentado un encuentro personal con Jesucristo que vive resucitado en su Iglesia. Se trata de un encuentro desde el que toda la vida sufre un replanteamiento inevitable. Esto es la conversión. Un proceso que se inicia un día y que ya nunca termina». Y el papa Francisco  insiste: «Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres» (EG 48). «Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la li­beración y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo» (EG 187).

«Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos» (EG 198). Nos cuesta aceptar que el rostro y presencia de Dios en el mundo es un crucificado, "justamente" ajusticiado por la ley, como maldito. Hemos borrado de hecho el oprobio de Jesús y le hemos hecho un personaje noble e importante.

En muchas familias sucede lo mismo. A menudo, en los diálogos entre padres e hijos se habla de las notas del colegio, el deporte, la relación con los vecinos, etc. Pero se habla poco de la fe, de las enseñanzas del evangelio. Y raras veces hay una lectura de los acontecimientos a la luz de la Palabra de Dios. En el hogar y en la familia se habla demasiado poco de Dios. Los padres no podemos delegar en otros nuestra responsabilidad con respecto a la transmisión de la fe a nuestros hijos. Debemos tener en cuenta que la infancia es la edad en que se echan raíces y se ponen las bases de la personalidad. Por lo tanto, es una etapa decisiva para el resto de la vida.

Lo que sembramos en el corazón de nuestros hijos dará su fruto en la vida adulta. En la transmisión de la fe a nuestros hijos, también las oraciones deben ocupar un lugar importante y formar parte integrante del proceso educativo. Es sobre todo en la familia en donde se transmiten los valores y se educa en la fe. Como afirma la  Gaudium et Spes, los padres son los primeros catequistas, los que inician a sus hijos para su vida religiosa (n.48)

Enseñar a los hijos a rezar en los primeros años de su vida es importante para su bien, para cuando sean adultos. En los momentos más difíciles de la vida, la verdadera fuerza que ayuda a no deprimirse y a superar las dificultades es la oración, invocación de la ayuda de Dios y al mismo tiempo un recurso al consuelo y a la ayuda que necesitamos para nuestro caminar diario.

En los momentos difíciles, la oración nos aporta las energías que sólo pueden llegar de nuestra fe en Dios.

Quisiera subrayar también otra perspectiva mencionada por Gaudium et Spes (n. 48) y reiterada por el papa Pablo VI en Evangelii nuntiandi (n.71): “Los padres enseñan la fe a sus hijos, pero también los hijos enseñan la fe a sus padres” A menudo los hijos ayudan a sus padres a la hora de redescubrir los valores del Evangelio.

Dado que la Biblia es la Palabra viva de Dios, es necesario que creemos modelos educativos que integren el conocimiento y la meditación de las Escrituras en la vida de nuestras familias.

Ayúdenos Monseñor a seguir soñando y forjando la Iglesia que quiso el Señor Jesús "Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez del corazón." (Hc 2, 44 - 46).

Deseamos potencie, sin miedo, una pastoral transformadora y misionera, creadora de "comunidades de contraste" como lo eran las comunidades paulinas.

Sea bienvenido, Sr. Obispo, como nuestro Pastor, Maestro y Hermano. Estamos plenamente convencidos de que todo el pueblo de Ferrol: creyentes, agnósticos y no creyentes le acogemos. Galicia es tierra de acogida. Nosotros, sus diocesanos, le abrimos de par en par nuestros corazones. Le aseguro que el pueblo de Ferrol no le defraudará. Usted mismo lo experimentará.

José Carlos Enríquez Díaz     

Comentarios

Entradas populares