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Trump y Abascal: Los Apóstoles del Dinero que Ignoran al Pobre y al Migrante

 

Trump y Abascal: Los Apóstoles del Dinero que Ignoran al Pobre y al Migrante

El mensaje de Jesucristo es claro y poderoso: “Lo que hicisteis a uno de mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mateo 25:40). Este llamado a la solidaridad y el amor por los más débiles guía a los cristianos a rechazar cualquier forma de exclusión, opresión o explotación. Sin embargo, líderes como Donald Trump y Santiago Abascal han adoptado políticas que contradicen profundamente estos valores. Su agenda política favorece a los ricos, profundiza las desigualdades económicas y abandona a los más vulnerables: los pobres, los inmigrantes y los ancianos. A través de discursos incendiarios y promesas populistas, Trump y Abascal han construido una narrativa que divide a las sociedades, exaltando a los poderosos mientras demonizan a los marginados. Este análisis crítico, fundamentado en los valores evangélicos, expone cómo sus políticas no solo perpetúan la injusticia social, sino que también traicionan el espíritu del Evangelio.

Donald Trump, durante su mandato como presidente de los Estados Unidos, promovió una reforma fiscal en 2017 que benefició desproporcionadamente a los más ricos. Según el Instituto de Política Económica (EPI), el 60 % de los beneficios de esta reforma recayeron en el 1 % más rico de la población. Mientras tanto, los trabajadores de clase media y baja apenas vieron mejoras en sus ingresos, lo que contribuyó al aumento de la desigualdad económica. Por su parte, Santiago Abascal, líder del partido español Vox, ha defendido políticas que reducen la carga fiscal para los grandes patrimonios mientras se opone a medidas como el incremento del salario mínimo. Además, su partido ha propuesto recortes en el gasto público, incluyendo las pensiones, alegando que son insostenibles. Sin embargo, en lugar de buscar soluciones equitativas, estas propuestas afectan principalmente a los sectores más vulnerables de la sociedad, como los jubilados y las familias de ingresos bajos. El Evangelio enseña que la riqueza no debe ser un fin en sí mismo, sino un medio para servir a los demás. Jesús dijo: “Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios” (Mateo 19:24). Las políticas económicas de Trump y Abascal, sin embargo, perpetúan un sistema que concentra la riqueza en unas pocas manos, olvidando las necesidades del prójimo.

Una de las características más evidentes de los discursos de Trump y Abascal es su rechazo hacia los inmigrantes. En 2016, Trump construyó su campaña presidencial en torno a la promesa de levantar un muro en la frontera con México para detener la inmigración. Durante su mandato, implementó políticas como la separación de familias en la frontera, lo que causó un daño irreparable a miles de niños y padres. Estas acciones, lejos de promover la seguridad, deshumanizan a quienes buscan una vida mejor. En España, Santiago Abascal ha adoptado una postura similar. Vox utiliza el miedo y el rechazo hacia los inmigrantes como una herramienta política, asociándolos con el crimen y la inseguridad. Además, el partido ha abogado por endurecer las políticas de asilo y deportar a migrantes indocumentados, ignorando su derecho a buscar refugio. La Biblia llama a acoger al extranjero con amor y compasión: “Cuando un extranjero resida con vosotros en vuestra tierra, no lo maltratéis. Al contrario, trátenlo como a uno de ustedes” (Levítico 19:33-34). Al despreciar a los inmigrantes y tratarlos como una amenaza, estos líderes traicionan este principio fundamental de la fe cristiana.

Trump y Abascal también han mostrado una clara falta de compromiso con el bienestar social. Trump intentó en varias ocasiones desmantelar el sistema de salud conocido como "Obamacare", que permitió a millones de estadounidenses de bajos ingresos acceder a servicios médicos. Aunque no logró eliminarlo completamente, sus esfuerzos pusieron en riesgo la vida de muchos que dependen de esta cobertura. En España, Vox ha abogado por recortes en áreas clave como la educación y la sanidad pública, proponiendo privatizaciones que beneficiarían únicamente a quienes pueden permitirse pagar por estos servicios. Este enfoque prioriza los intereses económicos de unos pocos por encima del bienestar de la mayoría. Jesús dejó claro que el cuidado de los enfermos, los hambrientos y los necesitados es una prioridad para sus seguidores: “Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber” (Mateo 25:35). Las políticas de estos líderes, que limitan el acceso a derechos básicos, son una afrenta directa a esta enseñanza.

Tanto Trump como Abascal han recurrido al populismo para dividir a las sociedades y consolidar su poder. Sus discursos, marcados por el nacionalismo extremo y la retórica del “ellos contra nosotros”, han fomentado el odio hacia grupos marginados. Este enfoque contradice el mandamiento central del cristianismo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39). En lugar de promover la unidad y el entendimiento, ambos líderes han sembrado desconfianza y miedo. Esto no solo destruye el tejido social, sino que también perpetúa la desigualdad y el sufrimiento de los más débiles.

Los cristianos están llamados a ser “luz del mundo” y “sal de la tierra” (Mateo 5:13-16), defendiendo la justicia y cuidando a los más necesitados. Las políticas de Donald Trump y Santiago Abascal son un recordatorio de los peligros de alejarse de estos principios. Es hora de que las comunidades cristianas alrededor del mundo se opongan con firmeza a líderes que traicionan los valores del Evangelio, exigiendo políticas que promuevan la equidad, la hospitalidad y el cuidado de todos, especialmente de los más vulnerables. Como dijo el profeta Amós: “Que fluya como un río la justicia, y la rectitud como un arroyo inagotable” (Amós 5:24)

 

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