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La verdad oculta del aborto: El lado oscuro de la ‘libertad’ que no te cuentan en Les culpables


 El Departamento de Igualdad y Feminismo de la Generalitat de Cataluña ha otorgado el Premio Laya al mejor largometraje, dotado con 50.000 euros, al documental Les culpables («Las culpables»). Esta obra, dirigida por Marta Durán y producida por Boogaloo Films, busca normalizar el aborto adolescente, según sus propios promotores. El documental, que aún no se ha estrenado, pero llegará a las salas este año, reúne testimonios de mujeres que abortaron en su adolescencia, con el objetivo declarado de romper el silencio y los tabús en torno a esta práctica.

Los Premios Laya se crearon para reconocer obras audiovisuales que, según la Generalitat, fomenten la reflexión sobre derechos civiles y políticos. En su cuarta edición, sin embargo, la polémica no ha tardado en surgir, dado que Les culpables se presenta como una defensa abierta del aborto, calificándolo como un «derecho humano», mientras ignora deliberadamente los derechos del no nacido.

¿Y los derechos del embrión humano?

Es importante recordar que, desde un punto de vista científico y biológico, el embrión humano es un ser humano. Tiene un código genético único que lo identifica como miembro de la especie humana desde su concepción, no de otra especie. Negar esta realidad no cambia los hechos. El argumento de que, en sus primeros días, un embrión puede desdoblarse para formar gemelos no invalida su humanidad, como tampoco se podría cuestionar el derecho a vivir de estos gemelos una vez nacen.

El aborto no puede ser tratado como una cuestión superficial o meramente política. Las palabras importan, pero los hechos prevalecen. Asesinar es quitar la vida a otro ser humano de forma intencionada. Cambiar la terminología no altera la realidad: cada aborto termina con una vida humana, una verdad que la película parece esquivar en favor de una narrativa parcial y subjetiva.

Premiar la eliminación de vidas humanas

La Generalitat justifica el premio afirmando que la película Les culpables busca generar una conversación «más sana y empática» sobre el aborto adolescente. Sin embargo, esta supuesta empatía se limita a las mujeres que deciden abortar, excluyendo cualquier consideración por el ser humano en gestación. En lugar de fomentar una reflexión equilibrada, Les culpables adopta una postura unilateral que minimiza la complejidad ética y moral del tema.

El hecho de que una institución pública destine fondos a un proyecto que promueve el aborto adolescente como algo sin «vergüenza ni tabú» resulta preocupante. En lugar de abordar las verdaderas dificultades que enfrentan las mujeres en situaciones de embarazo no deseado, se ofrece una visión parcial que deja fuera del debate al ser más vulnerable de todos: el no nacido.

¿Derechos humanos para unos, pero no para todos?

El premio otorgado por la Generalitat se basa en la idea de que el aborto es un derecho humano, pero este discurso ignora una de las realidades más evidentes: el aborto termina con una vida humana. Desde un punto de vista biológico, el embrión humano es un ser humano, pues posee un código genético único que lo identifica como parte de nuestra especie desde el momento de la concepción. Su humanidad no está en disputa: un embrión humano es tan humano como cualquier otra persona, y su derecho a la vida no debe ser subordinado a la voluntad de su madre o a consideraciones sociales.

La noción de que el aborto es simplemente un derecho humano se convierte en una falacia cuando se olvida que el derecho a la vida es el primero e irrenunciable de todos los derechos. Al centrar el debate únicamente en los derechos de la mujer, se desatiende la dignidad del ser en gestación. Este enfoque resulta moralmente vacío y biológicamente erróneo, pues despoja a un ser humano de su derecho a vivir.

La deshumanización del no nacido

El aborto no es un simple procedimiento médico; es un acto que termina con una vida humana, y este hecho no debe ser olvidado ni minimizado. Las políticas públicas deberían fomentar una cultura de vida, de protección de la dignidad humana en todas sus etapas, y no premiar proyectos que banalizan la eliminación de seres humanos inocentes. La Generalitat, al financiar y premiar este tipo de iniciativas, está promoviendo una ideología que antepone los derechos de la mujer a los derechos del no nacido, con la peligrosa idea de que los seres humanos pueden ser descartados a voluntad.

¿Una película empática o una manipulación ideológica?

A lo largo de la historia, el aborto ha sido justificado por muchos como una solución para los problemas sociales, económicos o personales de las mujeres. Sin embargo, no hay justificación válida para acabar con una vida humana en gestación. Hablar del aborto como una «conversación sana y empática» solo es posible si se deshumaniza al no nacido, tratándolo como un objeto sin valor. La verdadera empatía sería garantizar que las mujeres tengan acceso a apoyo real, a recursos, a educación sexual responsable y a alternativas que no impliquen la destrucción de una vida humana.

El hecho de que el Gobierno catalán utilice fondos públicos para financiar una película que promueve el aborto sin ninguna reflexión crítica sobre sus consecuencias, y que ignora la vida del ser en gestación, es un grave error. Este tipo de narrativa no solo desinforma a las jóvenes, sino que también las empuja a tomar decisiones irreversibles sin considerar todas las opciones disponibles. La empatía verdadera no puede ser unidireccional. No basta con entender las dificultades de las mujeres en situaciones de embarazo no deseado; hay que ofrecerles un abanico de opciones que respete la vida en todas sus fases.

Conclusión: El Premio Laya, un premio a la cultura de la muerte

En última instancia, el Premio Laya a Les culpables no solo representa una victoria para el aborto en la sociedad catalana, sino también un golpe a los principios fundamentales de la dignidad humana. Al premiar una película que promueve el aborto adolescente como una salida fácil y sin consecuencias, la Generalitat está contribuyendo a una cultura de la muerte que deshumaniza a los más vulnerables: los no nacidos. En lugar de fomentar una conversación sana, empática y reflexiva, se está promoviendo una ideología que pone en riesgo la vida de miles de seres humanos inocentes.

El aborto: un «derecho» con consecuencias devastadoras. El documental Les culpables se plantea como una defensa del aborto adolescente, presentándolo como una decisión completamente legítima y sin ningún tipo de repercusión negativa. Sin embargo, la realidad está lejos de ser tan sencilla. Numerosos estudios científicos y testimonios de mujeres que han pasado por un aborto revelan que esta práctica puede causar efectos psicológicos a largo plazo. La negación de estos efectos y la promoción del aborto como una "solución fácil" sin explorar sus repercusiones emocionales son una irresponsabilidad.

Daños psicológicos del aborto. Los efectos psicológicos del aborto no son algo nuevo ni desconocido. La síndrome post-aborto es un fenómeno documentado que afecta a muchas mujeres, quienes experimentan sentimientos de culpa, tristeza, arrepentimiento y ansiedad tras el procedimiento. De hecho, el Instituto de Investigación Guttmacher, conocido por sus posturas proabortistas, ha reconocido que un porcentaje significativo de mujeres experimentan trastornos de ansiedad y depresión después de un aborto, y que en algunos casos, estos efectos pueden durar años. El trauma psicológico post-aborto no solo afecta el bienestar de las mujeres, sino que también puede repercutir en sus relaciones personales, especialmente en aquellas que ya enfrentaban dificultades emocionales o sociales.

En estudios realizados por entidades como el Journal of Child Psychology and Psychiatry, se ha identificado que las mujeres que abortan durante su adolescencia tienen un riesgo más alto de sufrir depresión y trastornos psicológicos graves en la edad adulta. Al obviar estos efectos en favor de una narrativa simplificada, Les culpables está omitiendo la totalidad del panorama, favoreciendo una visión que, en última instancia, puede resultar dañina para las jóvenes que se enfrentan a una decisión tan trascendental.

Conclusión: Premio a la cultura de la muerte. El galardón otorgado al documental Les culpables refleja un grave error de juicio por parte del gobierno catalán, que premia una narrativa sesgada y peligrosa sobre el aborto. En lugar de ofrecer un espacio para un debate verdaderamente empático y reflexivo, se valida una postura ideológica que antepone derechos personales a la vida misma, deshumanizando al ser no nacido. Más grave aún es la omisión de los efectos psicológicos devastadores que muchas mujeres enfrentan después del aborto, especialmente cuando son adolescentes. El Premio Laya, lejos de fomentar una conversación saludable y madura, contribuye a una cultura de la muerte donde las vidas más vulnerables son sacrificadas bajo una falsa promesa de «libertad».

 

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