Ríos de Agua Viva

En la inmensidad de tu amor eterno,

fluyen ríos de agua viva y serena,

cada gota, un susurro en el viento,

cada corriente, una promesa plena.

Manantiales brotan en el desierto,

saciando la sed de un alma cansada,

como el sol que despierta el misterio,

de la vida oculta en la sombra anhelada.

Ríos que serpentean entre los valles,

llevando consigo la luz del alba,

reflejos de paz en sus caudales,

renuevan el espíritu que nunca se acaba.

En la brisa suave se escucha el canto,

de la creación que se eleva en gloria,

las aguas narran un antiguo relato,

de amor y redención, de fe y victoria.

Oh, ríos de agua viva, fluyan libres,

llenen los corazones de esperanza,

que en cada remanso, el alma se libere,

y en la corriente divina, todo se alcanza.

Cuando las tormentas asolen la vida,

y el miedo inunde con su oscuro velo,

tus aguas nos llevan a la salida,

donde el amor brilla como un faro en el cielo.

Descienden las aguas desde lo alto,

cual lluvia que abraza al suelo sediento,

cada gota de agua es gracia, cada impulso,

un soplo de vida, un nuevo comienzo.

En la serenidad de la noche estrellada,

los ríos susurran secretos divinos,

promesas que danzan en la alborada,

de un futuro lleno de sueños genuinos.

Así, caminamos por senderos dorados,

guiados por la luz que nunca se apaga,

los ríos de agua viva son abrazos,

que nos llevan a casa, donde el amor embriaga.

Cuando el alma clame en su soledad,

y el eco del dolor rompa el silencio,

recuerda que hay ríos en la eternidad,

donde Dios derrama su paz y su aliento.

Las aguas sanadoras son un testimonio,

del poder divino que todo transforma,

cada lágrima en el camino es un himno,

que se convierte en río y en nueva norma.

Bañados en el amor que nunca cesa,

fluyamos juntos en un único río,

donde la esperanza es la mayor riqueza,

y el alma se une en un canto de brío.

Así, en cada paso, en cada respiro,

reconocemos que somos la corriente,

ríos de agua viva, en un solo giro,

reflejando el amor de un Dios presente.

En la eternidad, donde todo se encuentra,

seremos sus aguas, un solo latido,

ríos de agua viva que nunca se ausentan,

celebrando la vida, el amor, lo divino.