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Jorge Suárez: Sus Prioridades Republicanas están por Encima de las Necesidades Vitales de Ferrol

El grupo municipal del Ferrol en Común ha vuelto a reclamar, mediante la presentación de una moción al pleno, «la inmediata retirada» del busto de Juan Carlos I de la fachada del Ayuntamiento.

Según el grupo del que es portavoz Jorge Suárez, justifican esta petición en que para ellos «la República es la forma más avanzada de democracia, garantizadora de derechos en la gestión» y que, por ello, no conciben que «una auténtica y radical democracia pueda sostenerse sobre una jefatura de Estado hereditaria y por razones de cuna«, lo que ven «un tremendo anacronismo en pleno siglo XXI».

Además, desde Ferrol en Común aseguran que «una buena parte de la población se le viene negando la posibilidad de definirse en un concepto tan básico de la convivencia política«, y que para ello se utiliza «la coartada» de «una Constitución que la mayoría no votamos».

«Ferrol en Común se vuelve a definir como hicimos siempre y como ya expusimos en este pleno en el año 2020 como una fuerza netamente republicana» y que por ello «hoy más que nunca está vigente la reivindicación de un modelo más justo y solidario, que se libre de las ataduras de monarquías obsoletas y corruptas«, recogen.

Estiman desde el partido de izquierdas que el ahora rey emérito «espolió recursos públicos para su lucro, adoptó actitudes intolerables en una sociedad que avanza en derechos y para la que supone un lastre, actitudes machistas, clasistas y que pretenden perpetuar el modelo de hombre de copa, caza y mujeres, objeto que rechazamos, censuramos y repudiamos públicamente».

Es comprensible la frustración cuando se percibe que los intereses políticos están desvinculados de las verdaderas necesidades de la comunidad. En muchas ciudades, los ciudadanos esperan que sus representantes enfoquen sus esfuerzos en mejorar el bienestar de la población, revitalizar espacios históricos, impulsar la economía local y resolver problemas concretos que afectan la vida diaria.

La postura política de Jorge Suárez como republicano y sus prioridades ideológicas generaron críticas durante su tiempo como alcalde de Ferrol, especialmente entre aquellos que consideraban que enfocarse en estos temas desviaba la atención de las necesidades concretas y urgentes de la ciudad. Muchos ferrolanos esperabamos de Jorge Suarez un compromiso más firme en la resolución de problemas locales como el desempleo, el mantenimiento de espacios públicos y la reactivación económica. Sin embargo, sus inclinaciones políticas y la defensa de ciertos valores republicanos a veces parecían tomar protagonismo sobre la gestión diaria y el avance en proyectos clave para el desarrollo urbano.

Este enfoque generó la percepción de que Suárez estaba más interesado en temas ideológicos que en la gestión práctica de la ciudad, lo que provocó descontento entre ciudadanos que valoran los principios pero que, ante todo, esperan que un alcalde se enfoque en el bienestar y progreso de su comunidad. Para muchos, el rol de alcalde implica dejar en segundo plano intereses partidistas para centrarse en una gestión que beneficie directamente a la ciudadanía.

Cuando el enfoque parece estar en "politiqueos", la confianza en las instituciones se ve afectada, y los proyectos que realmente podrían beneficiar a la ciudad quedan en segundo plano o se retrasan. La restauración y el mantenimiento de lugares emblemáticos como el Baluarte de Canido son solo ejemplos de cómo las ciudades necesitan gestores comprometidos con la preservación de su historia y la mejora de sus espacios urbanos, para que Ferrol y otras ciudades puedan avanzar de manera próspera y alineada con el interés de sus habitantes.

Este sentimiento subraya la importancia de que los ciudadanos sean escuchados y de que los representantes trabajen realmente por la comunidad, más allá de agendas políticas.

Las críticas hacia Jorge Suárez, quien fue alcalde de Ferrol entre 2015 y 2019, se centran en la percepción de que no cumplió con las expectativas de cambio y mejora que muchos ciudadanos tenían para la ciudad. Durante su mandato, hubo esfuerzos por implementar políticas progresistas y atender necesidades sociales; sin embargo, muchos habitantes consideran que las iniciativas no fueron suficientes para generar el cambio profundo que Ferrol necesitaba, especialmente en temas como la recuperación económica, la revitalización de espacios históricos y la creación de oportunidades de empleo.

Además, algunos proyectos clave se vieron ralentizados o no llegaron a concretarse, lo que generó una sensación de estancamiento. Aunque Suárez buscó atender ciertos problemas estructurales de la ciudad, parece que muchas personas esperaban un enfoque más fuerte en acciones concretas y visibles en el ámbito urbano y económico, especialmente en una ciudad con un rico patrimonio que necesita cuidado y atención continua.

Este tipo de situaciones refleja las dificultades de gobernar en un contexto donde los recursos son limitados y las expectativas de los ciudadanos son altas. Sin embargo, subraya también la importancia de una administración comprometida y enfocada en el desarrollo integral y sostenido de Ferrol.

El episodio de Jorge Suárez y "la bañera" se convirtió en un símbolo de crítica durante su mandato como alcalde de Ferrol. Este término hace referencia al estado de deterioro y abandono que sufrió la Plaza de Armas bajo su administración, una de las zonas más céntricas e icónicas de la ciudad. La plaza se encontraba en un avanzado estado de desgaste, con acumulación de agua debido a problemas de drenaje, lo que generó charcos tan grandes que los ferrolanos comenzaron a llamarla irónicamente “la bañera”.

El deterioro de la Plaza de Armas simbolizó, para muchos, la falta de atención de Suárez hacia el cuidado urbano y la imagen de la ciudad. La "bañera" no solo afectaba la apariencia de Ferrol, sino que también se convirtió en un obstáculo para la vida cotidiana de los ciudadanos, quienes veían en ella una muestra del abandono de los espacios públicos. El problema de la plaza fue ampliamente discutido en la prensa y redes sociales, lo que aumentó la presión sobre el gobierno local.

Finalmente, después de mucho debate y críticas, la Plaza de Armas fue sometida a un plan de reforma, pero el episodio de la "bañera" quedó en la memoria de los ferrolanos como un ejemplo de los desafíos y, para algunos, las fallas de gestión de aquel período.

 

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