El Peso del Adiós
Desde la sombra de montañas altas,
donde el sol se oculta tras un velo gris,
llega un susurro, una voz olvidada,
que atraviesa el dolor, el miedo, el desliz.
Pueblo de ojos tristes, manos vacías,
bajo el peso de un régimen que ahoga,
cada ladrido del perro en la noche
es un grito de libertad que se ahoga.
Las calles son ecos de pasos perdidos,
de sueños que fueron, de risas calladas,
y el viento trae historias de aquellos
que lucharon en balas, en almas quebradas.
A través de la bruma, en un día sin nombre,
las estrellas se asoman, destellos fugaces,
recordando que el cielo aún brilla,
a pesar de las sombras y sus crueles trazas.
Y el alma del pueblo, aunque herida,
resiste como un roble en la tormenta,
con el eco de antiguos guerreros
y la esperanza que nunca se ausenta.
Así llega el susurro, cargado de sueños,
con la fuerza de mil voces unidas,
prometiendo que un día, con amor y con fe,
se alzará el pueblo, rompiendo sus cadenas.
Dejando atrás la casa y su risa,
las manos callosas de mi madre,
el aroma del pan que nunca se olvida,
un adiós ahogado, un amor que arde.
El pueblo, herido por sombras de acero,
llora en silencio, gritos que no cesan.
Sus calles son huellas de un tiempo sincero,
sus sueños, frágiles, en la niebla reza.
Mi familia y amigos juegan en la memoria,
sus risas flotan como ecos lejanos,
y en cada paso, la historia,
de una familia unida, de corazones humanos.
El viento me lleva a tierras extrañas,
donde la esperanza lucha en cada esquina,
pero el eco de su amor me acompaña,
su fuerza me abraza, su luz me ilumina.
Llevo en el pecho un pedazo de suelo,
cada lágrima mía es un río que fluye.
Aunque lejos, soy parte del duelo,
y en su sufrimiento, mi alma se influye.
Y al llegar a este mundo de nuevos caminos,
mi corazón grita por aquellos que extraño.
Seré su voz, sus sueños divinos,
luchando por ellos, su amor es mi paño.
Prometo volver con la esperanza en la mano,
rompiendo las cadenas, trayendo la calma.
Hasta entonces, susurros en el viento humano,
una Madre querida, siempre en mi alma.
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