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El Baluarte de Canido: Historia en Riesgo de Olvido

La AVV y Ferrolterra Antiga exigen al Concello la limpieza urgente de uno de los pocos vestigios de la muralla del Ferrol: «O seu estado de abandono é lamentable»

“Pero hoy luce totalmente invadido por la vegetación, con grafitis en la parte interior de sus muros y rodeado a menudo de basura, sobre todo los fines de semana, cuando el enclave se convierte en punto de reunión para hacer botellón” afirma Roberto Taboada

«É un sinsentido que un ben como este, que está incluído na candidatura a Patrimonio da Humanidade Cidade de Ferrol: Porto da Ilustración esté en semellante estado de abandono», denuncia Antonio Casal, historiador y miembro de la junta directiva de la entidad cultural.

 Por su parte, desde el Concello de Ferrol apuntaron que la Concejalía de Servicios, al frente de la que se encuentra el edil José Tomé, «está a la espera de la documentación técnica pertinente que recoja las actuaciones de limpieza en el baluarte». ¡Estoy seguro de que José Tomé cumplirá su palabra! Es un hombre trabajador y comprometido con Ferrol y los ciudadanos.

El Baluarte de Canido, ubicado en la ciudad de Ferrol, es una de las construcciones defensivas que forma parte de las fortificaciones de Ferrol, destinadas a proteger la ría y sus alrededores de ataques enemigos. Este baluarte se construyó como parte del sistema defensivo impulsado a partir del siglo XVIII, cuando Ferrol se convirtió en un importante centro militar y naval del Imperio Español. La posición estratégica de la ciudad en la costa noroeste de la península ibérica la hizo susceptible a ataques, especialmente en un contexto en que las potencias europeas buscaban controlar las rutas comerciales y los accesos al Atlántico.

El proyecto de defensa de la ría de Ferrol incluyó una serie de fortificaciones costeras, como el Baluarte de Canido, que trabajaban en conjunto para evitar posibles incursiones por mar. Estas defensas formaban parte de un diseño integral que incluía otros fuertes y baterías estratégicamente ubicadas a lo largo de la costa, como el Castillo de San Felipe y el Castillo de La Palma.

A lo largo del tiempo, el baluarte ha sido testigo de diversas reformas y adaptaciones, siempre en función de las necesidades defensivas de cada época. Aunque muchas de las estructuras defensivas han caído en desuso o han sido restauradas, el Baluarte de Canido sigue siendo un testimonio de la importancia de Ferrol como bastión militar y su relevancia histórica en la defensa de las costas gallegas. Hoy en día, forma parte del patrimonio histórico y cultural de la región y representa una conexión con el pasado militar de la ciudad, siendo un lugar de interés tanto para turistas como para residentes locales.

El cuidado y conservación del Baluarte de Canido son esenciales para preservar su valor histórico y cultural, ya que forma parte del patrimonio militar de Ferrol. Aunque este tipo de fortificaciones antiguas requiere esfuerzos específicos de restauración, el mantenimiento adecuado permite proteger su estructura frente al paso del tiempo y las inclemencias del clima marítimo de Galicia.

Para asegurar su conservación, es importante realizar periódicamente inspecciones estructurales que evalúen el estado de los muros, las áreas exteriores, y cualquier posible deterioro en los materiales originales, como piedra y mortero, afectados por la humedad, el viento y la erosión. Además, los planes de restauración suelen incluir la limpieza cuidadosa de la piedra para evitar que se acumule vegetación en las grietas, lo cual puede debilitar la estructura con el tiempo. En algunos casos, también se aplica tratamiento preventivo contra la humedad, dado que el clima de Ferrol puede acelerar el desgaste en edificios de piedra expuestos.

Un aspecto importante del cuidado del Baluarte de Canido es su integración en actividades de educación y turismo, ya que mantener el sitio accesible y visible para la comunidad ayuda a crear conciencia sobre su valor y fomenta su preservación. Esto también genera un interés en la historia local que puede apoyar iniciativas de conservación pública y privada. En los últimos años, instituciones locales y asociaciones de patrimonio han trabajado para garantizar que el Baluarte de Canido y otras fortificaciones de la ría reciban atención y sean reconocidas como bienes culturales de gran importancia.

En definitiva, el cuidado del Baluarte de Canido no solo ayuda a mantener su estructura física, sino que también protege su legado histórico, asegurando que este testimonio del pasado militar de Ferrol siga siendo accesible y apreciado por futuras generaciones.

Así, pues,  los espacios urbanos, desde calles limpias y bien iluminadas hasta parques bien mantenidos, genera un entorno en el que las personas pueden vivir, trabajar y disfrutar con calidad. La limpieza, el orden y el buen estado de los espacios públicos son reflejo de una administración comprometida, pero también de una ciudadanía consciente y participativa, que entiende el valor de mantener su entorno en óptimas condiciones.

El cuidado de una ciudad va más allá de lo estético; está profundamente relacionado con la salud pública, la seguridad y el bienestar emocional de sus habitantes. Zonas verdes bien conservadas no solo embellecen el entorno, sino que también mejoran la calidad del aire, ofrecen espacios de recreo y descanso, y se convierten en lugares de encuentro que fomentan la cohesión social. Calles y aceras en buen estado reducen accidentes y aumentan la movilidad, incentivando un estilo de vida más activo y saludable.

Una ciudad que se cuida también crea condiciones favorables para el crecimiento económico. Los negocios prosperan en áreas ordenadas y atractivas, ya que estos espacios atraen tanto a residentes como a visitantes. Además, cuando se cuida una ciudad, se muestra respeto por su historia y cultura, fomentando un turismo sostenible que valora y preserva los elementos locales.

Finalmente, una ciudad cuidada es aquella donde las personas sienten orgullo por su entorno y desean contribuir a su mantenimiento. Fomentar esta conciencia ciudadana permite que cada persona se convierta en guardián de los espacios comunes, generando un ciclo positivo en el que la prosperidad y el cuidado se fortalecen mutuamente. Así, el bienestar de la ciudad se convierte en el bienestar de todos, y una ciudad cuidada se transforma en un verdadero lugar de prosperidad compartida.

 

 

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