Los vecinos de A Graña cuidan de su pueblo
La villa, en cuyos astilleros nacieron los primeros grandes navíos botados en aguas ferrolanas, fue incorporada a la Corona en el XVIII, pero el valor de sus habitantes ya recibió el reconocimiento de los reyes medievales. Sus principales calles, no les ha quedado otro remedio que adaptarse a la inclinación de un terreno en el que todo conduce al mar, haciendo que a cada paso surjan ante los ojos del caminante vistas en las que la perspectiva que ofrece cada rincón parece haberlo cambiado todo sin necesidad de mover nada. Sostienen las crónicas que los habitantes de A Graña gozan de privilegio colectivo de nobleza desde que admiraban por su valor a los reyes medievales cuando combatían, junto a los caballeros de la casa de Andrade.
Fue Felipe V quien mandó «establecer el astillero» en
el que apenas unos años más tarde ya se construían navíos como el Galicia y
el León , armados con 70 cañones.
se construyeron entonces fragatas como la Hermione ,
de 36 cañones, y hasta una grúa flotante, pero en 1747 Fernando VI decidió
paralizar las obras de A Graña, y se inició la construcción de un astillero
nuevo en las riberas de Esteiro.
la Escuela de Pilotos de la Armada estuvo en A Graña hasta
1756, año en el que se ordenó su traslado a Ferrol, y que casi medio siglo más
tarde, en 1800 para ser exactos, aún tuvo la villa, o más bien sus habitantes,
un papel especialmente destacado en la defensa de Ferrol frente a las tropas
británicas del almirante Warren.
Unas tropas -15.000 hombres llegados en un centenar de
barcos- que intentaron «tomar la plaza» tras haber desembarcado en la playa de
Doniños con «la pretensión de destruir el Arsenal y todos los buques que
pudiesen», pero que fueron derrotadas en la batalla de los Altos de Brión, como
quien dice a media legua de la villa. Ya se sabe que, tras tener noticia de
aquella victoria sobre las fuerzas inglesas, y cabe suponer que alzando la copa
bastante, brindó «por los valientes ferrolanos» nada menos que Napoleón
Bonaparte.
A Graña o Santa Rosa de Viterbo da Graña es
una playa y localidad de Galicia (España), perteneciente al municipio
de El Ferrol en la provincia de La Coruña.
Su parroquia es Santa Rosa de Viterbo.
La playa tiene 250 m de longitud y cuenta con aparcamientos,
restaurantes, señalización del estado del mar, y servicio de vigilancia.
Se encuentra en la ría del Ferrol muy cerca de la base
naval; su arena es dorada y fina. El entorno es semi urbano. Tiene una zona
portuaria para pequeñas embarcaciones y club Náutico.
En esta playa desembarcaron los ingleses en agosto de 1800,
cuando sucedieron las campañas de Godoy contra los portugueses.
Su playa tiene arena dorada y fina y está protegida del
viento. También es ideal para la natación y los deportes acuáticos como el
remo, la vela, etc. Su entorno es semiurbano con un pequeño paseo marítimo. En
el puerto, junto al muelle, hay restaurantes con cafetería y terraza.
A Graña. Este pequeño y pintoresco pueblo es un refugio
escondido, un lugar donde la naturaleza y la historia se entrelazan para crear
un entorno de belleza serena y encanto inigualable.
A medida que uno se aproxima A la Graña, el paisaje se
transforma. Los caminos sinuosos, flanqueados por robles y castaños, nos
conducen a un valle de cuento de hadas. Aquí, las casas de piedra se
alinean de manera armoniosa a lo largo de calles estrechas y empedradas. Los
muros de estas antiguas construcciones, adornados con musgo y enredaderas,
cuentan historias de generaciones pasadas y de un tiempo en que la vida
transcurría a un ritmo más pausado.
La plaza central de A Graña es el corazón del pueblo, un
lugar de encuentro donde los vecinos se reúnen para conversar y disfrutar de la
compañía mutua. En el centro de la plaza, una fuente de piedra murmura
suavemente, acompañando el bullicio de los niños que juegan alrededor. Los bancos,
estratégicamente colocados bajo la sombra de los árboles, invitan a sentarse y
contemplar la vida que pasa.
Uno de los mayores encantos de A Graña es su iglesia, un
edificio de arquitectura románica que se erige majestuoso sobre una pequeña
colina.
¡El entorno natural de A Graña es simplemente espectacular! Rodeado de verdes prados y colinas onduladas, el pueblo ofrece vistas
panorámicas que quitan el aliento. Los senderos que parten desde el pueblo nos
llevan a través de bosques mágicos, donde el canto de los pájaros y el susurro
del viento en las hojas crean una sinfonía de paz. Los arroyos cristalinos que
serpentean por el valle aportan frescura y vida al paisaje, siendo el lugar
perfecto para un paseo tranquilo.
Así las cosas, Martha y Susana se unieron ayer por la tarde a una campaña de limpieza para aportar su granito de arena, para apostar por el medio ambiente y la naturaleza que presenta el precioso barrio de A Graña, y conseguir un barrio más limpio y agradable para vivir.
Mantener las áreas comunes limpias y libres de desorden
demuestra consideración hacia los demás vecinos y genera paz y armonía. Se
promueve el sentido de pertenencia y colaboración haciendo que mejore nuestro
estado anímico y así, mejore la relación entre los vecinos.
La limpieza en una comunidad de vecinos desempeña un papel crucial en la salud, el bienestar y la convivencia. No solo contribuye a un ambiente más agradable y seguro, sino que también mejora la imagen y el valor de las propiedades, así como el cuidado del medio ambiente.
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