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Yolanda Díaz y sus compañeros de fatigas son los herederos de un comunismo totalitario que hoy intentan presentarnos como una utopía.

Para el régimen comunista, antes que ser maestro y enseñar, hay que ser socialista, revolucionario, etc., etc., de modo que está claro que, si un docente no comulga con esos principios, malo, muy malo. En cualquier país del mundo existen profesores de distintas ideologías que las dejan en la puerta de la clase cuando comienzan su actividad por la mañana. Los padres eligen con libertad a qué colegios quieren enviar a sus hijos en función del tipo de educación que desean. La libertad es el factor dominante en el proceso educativo. Nadie puede ser excluido por pensar diferente. Si se trata de confundir, al situar a los profesores al nivel de ciudadanos, el concepto de ciudadanía para los comunistas  debe estar basado en las “condiciones nuestras”, porque si no es así, se concluye de lo dicho por sus dirigentes, lo mejor que puede hacer ese docente es marcharse.

Según el comunismo, el maestro, antes de impartir conocimientos o habilidades a los alumnos, tiene un papel fundamental en el fortalecimiento de “conceptos como poder popular, democracia o participación”. No tiene que mencionar, ni de paso, otros conceptos como libertad de elección, derechos de propiedad, pluralismo democrático, derechos humanos, ética y responsabilidad. Todo esto se encuentra proscrito y si sale a flote, malo, muy malo para el profesor. 

Sin embargo, aparte de matar de hambre debido a las fracasadas políticas económicas y sociales que siempre conducen inevitablemente a este final, nos encontramos con una ideología totalitaria y criminal cuyo fin es la ostentación del poder absoluto. Para ello arrasan no sólo con el oponente ideológico, sino que purgan desde dentro a los cuadros de su propia ideología, sin contar con la población sospechosa en lo más mínimo de estar en contra del poder nuevo establecido.

El comunismo y su hijo pequeño, el socialismo, es por tanto una sinfonía del terror. Las purgas estalinistas son sólo una pequeña parte de este cuadro. Apenas unas pinceladas. La represión de los kulaks, masacrados de forma inmisericorde, los desplazamientos de población forzada a otros lugares…los judíos a Birobizhan o los chechenos a Kazajistán.

Grandes crueldades han ocurrido a lo largo de la historia. Pero lo sucedido actualmente en Nicaragua supera la barrera de lo normal… El Grupo de Expertos de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos en Nicaragua presentó un nuevo informe que documenta la persecución religiosa en ese país, en el que revela que el régimen de Daniel Ortega sometió a sacerdotes católicos y líderes de otras denominaciones cristianas a «torturas y tratos degradantes».

Unos hechos que, según el documento, fueron cometidos en centros de detención de la Policía Nacional o en prisiones como “La Modelo”: «Estos actos incluyen largos interrogatorios, amenazas, desnudez forzada, prohibición de comunicarse con otras personas detenidas, comida inadecuada y, en algunos casos, reclusión en espacios más reducidos que las correspondientes a presos comunes, con luz artificial continua, y condiciones de aislamiento e incomunicación constantes», según detalló el Grupo de Expertos de la ONU, en el capítulo “Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes”

Tampoco tuvieron acceso a biblias y no se les permitía orar en voz alta, por lo que el Grupo concluyó "que, en algunos casos, dichos tratos alcanzaron el umbral de la tortura, debido a su combinación, carácter prolongado, la presencia de otros factores estresantes o vulnerabilidades y los graves daños psicológicos y físicos que provocaron sobre las víctimas".

Entre los religiosos a los que el Gobierno sandinista mantuvo privados de libertad se encuentran los obispos Rolando Álvarez e Isidoro Mora, además de quince sacerdotes y dos seminaristas.

Sobre el obispo de la diócesis de Matagalpa, el informe recuerda que «permaneció detenido por más de once meses, con largos períodos en régimen de aislamiento, en la sección de máxima seguridad de la cárcel La Modelo.

Según el estudio, Rolando Álvarez estuvo recluido en una zona conocida como "El Infiernillo", que es una sección que está compuesta de celdas oscuras, insalubres, sin ventilación, sin suficiente luz natural y expuestas a la humedad, el frío y el calor extremo, y no tuvo visitas familiares durante los primeros 43 días de su detención.

El Estado comunista, tanto en su nacimiento como un siglo después, exige siempre el derecho a formatear a los hombres: simplemente, entiende que con los niños es más fácil. Anatoli Lunacharsky, el hombre que juzgó a Dios, en una conferencia el 23 de mayo de 1928 en Leningrado, predicó (y publicó luego en un folleto): "a un niño pequeño en edad preescolar lo puedes esculpir, a un niño escolar lo puedes doblar, a un joven lo puedes romper, un adulto solo se corrige con la tumba". Los comunistas llenaban Rusia de tumbas de adultos "incorregibles" por esas fechas.

La principal representante del comunismo en nuestro país es hoy la vicepresidente segunda del Gobierno, Yolanda Díaz. Díaz no quiere que se recuerde hoy como defendía el comunismo de las décadas de 1950, 60, 70 y 80 las libertades de la ciudadanía. Y Berlín es un magnífico ejemplo en el que la parte de la ciudad administrada por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, estaba rodeada desde agosto de 1961 por un muro que tenía como objetivo impedir la huida de la llamada República Democrática Alemana –es decir, de la dictadura– a la República Federal de Alemania, o lo que es lo mismo, a la democracia.

Esta izquierda tan animalista no quiere recordar cómo hace cuarenta años los guardias fronterizos del comunismo tenían la orden de cazar a tiros a cualquier ciudadano que quisiera dejar la RDA en busca de la libertad. Como si fueran conejos, en cuanto aparecían al otro lado del Muro, se disparaba contra ellos con fusiles y ametralladoras.

¡Yolanda Díaz y sus compañeros de fatigas son los herederos de ese comunismo que hoy intentan presentarnos como una utopía! También pretenden convencernos de que nunca se aplicó bien. Por eso debe de ser la ideología que ha provocado un mayor número de muertos. Muchos más que el nazismo como quiera que se intente comparar. Pero quienes no condenan aquel comunismo y siguen militando en el partido continúan promoviendo el hambre, la miseria y finalmente la muerte. Creo que es indiscutible que el comunismo no ha traído ni la libertad, ni la prosperidad, ni el bienestar a ninguna sociedad del mundo en toda la historia.

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