Dani Carvajal hace valer sus principios
La carrera de Dani Carvajal en el fútbol ha sido una dura lucha por llegar a ser considerado el mejor lateral derecho del mundo. En plena Eurocopa, se autoproclamó de esta manera por sentir que ningún otro jugador estaba a un nivel tan alto como el suyo. Decisivo en el Real Madrid, en una temporada en la que marcó 6 goles y dio 5 asistencias, y fundamental para Luis de la Fuente. En la Eurocopa fue el escudero y socio de Lamine Yamal. Firme en defensa e incisivo en el ataque, marcó un gol a Croacia a pase del joven extremo del Barcelona.
Álvaro Morata, en la celebración del título en Cibeles,
presentó a Carvajal como un héroe: "El jabalí de España. El pitbull. El
mejor lateral del mundo". Unas palabras de elogio, de veneración hacia un
futbolista que contagia un espíritu competitivo, raza y carácter a la
Selección.
Daniel Carvajal protagonizó el saludo más tenso y frío
con el presidente del Gobierno, cuando este fue dando la mano, uno a uno, a los
jugadores de España en la Moncloa. El futbolista lateral del Real Madrid se
ha mostrado frío con el líder del PSOE, con un saludo rápido y sin mirar a la
cara al presidente. Una imagen que ha dado mucho de qué hablar, ya que nada
tenía que ver con la cordialidad y respeto mostrado ante los miembros de la
Casa Real.
El frío saludo de Dani Carvajal a Pedro Sánchez en la
recepción tras ser campeones de la Eurocopa ha sido el más comentado desde
entonces. Sin embargo, no fue el único jugador que se mostró distante con el
presidente del Gobierno de España.
Durante la Eurocopa dijo, en la Cadena Ser, que él desea
una España que prospere, un país en el que prime la felicidad, la seguridad de
los ciudadanos y se reduzca el paro.
Tras hacerse viral el gesto de Carvajal, quien evita mirar a
la cara a Sánchez, las redes sociales se han hecho eco del saludo de Lamine
Yamal, la perla del FC Barcelona y de la selección española.
El vídeo que se ha hecho viral en internet muestra al joven
futbolista de 17 años saludando a Pedro Sánchez de una manera muy similar a su
compañero, sin entusiasmo y rápidamente.
Sin embargo, en el propio Gobierno no han querido dar alas
al saludo entre Carvajal y Sánchez. Más
de un ministro han negado cualquier tensión entre el jugador y el presidente y
se han empeñado en recalcar que el ambiente de felicidad y alegría fue
constante. Incluso alguno ministro ha asegurado que le parecería
“incomprensible” que la actitud de Carvajal respondiera a un gesto de
menosprecio hacia el presidente.
Sin embargo, El diario El País ha iniciado una cacería
contra el futbolista Dani Carvajal tras su frío saludo a Pedro Sánchez en la
recepción en La Moncloa tras ganar la selección española la Eurocopa.
Así, desde la redacción de El País se ha contactado en
las últimas horas con el entorno más próximo del jugador. Les han preguntado
por los negocios y las propiedades que tiene a su nombre.
Estos señalamientos se producen pocos días después de que
Pedro Sánchez haya anunciado su intención de «regenerar» el sector de los
medios de comunicación censurando a los más incómodos y repartiendo 100
millones entre los más afines.
Algunos ya, con mofa, lo llaman “La Prisoe” por ser Prisa
(propietaria de El País) y el PSOE una misma cosa.
Ya no es que no podamos hablar mal de Sánchez. Es que está
dispuesto a arruinarte la vida si no le saludas como él cree que “se merece”.
El fútbol, y el deporte en general, es un mal aliado de la política. Está para unir, entretener y hace de válvula de escape de los problemas cotidianos. Dani Carvajal, Carva para los amigos, experimenta las dos caras. Triunfa en el campo e irrita fuera de él. ¡Es el precio del atrevimiento!
Así, pues, parece que la ideología comunista más radical y
retrógrada ha invadido el PSOE de Pedro Sánchez. Pero Pedro Sánchez no es
comunista; menos aún, socialista. Su ideología sólo se basa en su adicción al
poder que le lleva a pactar con el diablo del color que sea con tal de mantener
la poltrona.
Aunque trata de hacer ver que es un adalid de la democracia
capaz de plantar cara a las hordas «neoliberales» del PP y a los de Vox, lo
cierto y verdad es que Pedro Sánchez ha dado muestras más que sobradas durante
su etapa como presidente del Gobierno y secretario general del PSOE de una
tendencia al totalitarismo que se acrecienta además en los momentos
especialmente críticos.
Uno de los últimos ejemplos de esta suerte de rebelión en
la granja en la que está convirtiendo el socialismo y trata de transformar
el país se ha producido durante la elaboración de las listas al Congreso de los
Diputados y al Senado. El mensaje es claro: aquel que ya no le sirve al aparato
o, simplemente, se ha mostrado díscolo con él, será eliminado del mismo
y convenientemente silenciado. Esta especie de purga estalinista
dirigida a amansar a los barones críticos con la deriva del partido y del
propio Ejecutivo, así como con el fracaso electoral de las pasadas elecciones
autonómicas y municipales, se ha producido después de que Sánchez moldeara a su
antojo los órganos de dirección del PSOE para ponerlos a su servicio personal y
desactivar de paso todos los contrapesos orgánicos y las voces discordantes. El
socialismo español empieza a parecerse en este particular apartado a la campiña
en la que se desarrolla la obra del genial George Orwell, la Venezuela de Maduro o
la Rusia estalinista, aunque en una versión edulcorada con un barniz demócrata.
Sánchez usa además el Gobierno como gran órgano de
propaganda, otro de sus tics autocráticos, como hacía el gran hermano en
1984, también de Orwell. No hay más que recordar lemas de la pandemia como
«este virus lo paramos todos», «no dejaremos a nadie atrás», «España puede»,
«salimos más fuertes», o el actual de «gobernamos contigo» que aparece en los
comunicados oficiales para cerciorarse de ello.
Exhortemos a que los partidos políticos democráticos
redoblen sus esfuerzos e inteligencia para enfrentarse no sólo a la dura
represión que ha impuesto Sánchez en estos años, sino también a la persecución
que ya ha iniciado contra todo ciudadano de bien que se atreva a llamarle dictador…
Decía Pablo Iglesias que se había dado cuenta en el
gobierno que el ejecutivo no tiene todo el poder. Claro que no. La democracia
no es votar para que el gobierno pueda hacer lo que le dé la gana. La
democracia es tener contrapesos que impidan que el gobierno haga lo que le dé
la gana, aunque tenga la mayoría de los votos.
Resumiendo, que es gerundio: Sánchez va a por todas. Va a
por los que no piensan como él. Y no se esconde: «Pongamos fin a este fango y a
la agenda regresiva, mediante el rechazo colectivo que yo me comprometo a
liderar». ¡Veremos si nuestra ya no tan joven democracia resiste el envite!
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