Yolanda Díaz Finge que dimite…
Díaz siempre defiende
su «cultura comunista» de concepción del Estado en su conjunto frente a la
restrictiva visión nacionalista. Tanto el comunismo como el nazismo son,
efectivamente, religiones políticas, incompatibles con las tradicionales. Antes
del enfrentamiento, de hecho, Hitler y Stalin colaboraron, entre otras cosas en
el exterminio de la población polaca.
Existen serias dudas sobre el «carácter» antifascista de los comunismos. Si tomamos el ejemplo de Stalin (por ejemplo, Courtois et al., pp. 228 y ss.) podremos apreciar el papel que el pacto germano-soviético jugó en el contexto de los partidos comunistas europeos: éstos no integraron los movimientos de resistencia al nazismo hasta la ruptura del pacto, como consecuencia del mismo Stalin no tuvo problema alguno en entregar a 570 miembros del partido comunista alemán a Hitler; la situación en Polonia durante los años treinta no fue óbice para que se liquidara completamente al partido comunista polaco; tras la invasión de suelo soviético por los nazis el lenguaje de Stalin fue nacionalista más que antifascista; etc. Es decir, aunque quizá sea excesivo escribir, como Arendt hace, que Stalin sólo llegó a confiar en una persona y esa persona era Hitler, es claro que su prioridad nunca fue el antifascismo sino el asentamiento del propio poder.
Totalitario es un
régimen político en el que el Estado abarca la sociedad entera. No existe
margen de libertad fuera del alcance del Estado, ni para los individuos ni para
las empresas ni para las asociaciones o instituciones. Igualmente totalitarios
son el comunismo y el nazismo, versión alemana del fascismo, que a su vez es
una corriente política que sintetiza sindicalismo y nacionalismo.
¡Yolanda Díaz finge
que dimite! deja los "cargos
orgánicos" de Sumar para aferrarse a la vicepresidencia del Gobierno.
Yolanda Díaz ha dimitido este lunes, tras los malos resultados obtenidos en las elecciones europeas, como coordinadora general de Sumar. Sin embargo, esto no significa que Díaz deje de formar parte del partido como militante, tampoco como diputada. Seguirá siendo diputada de Sumar en el Congreso de los Diputados y presidenta de su grupo parlamentario.
El nefasto balance en los comicios del 9J ha abierto una
fuerte crisis en la coalición de izquierdas, con voces críticas en Más Madrid
como el dirigente Eduardo Fernández Rubiño que demandaba asumir
responsabilidades en la cúpula de Sumar.
La decisión de Yolanda Díaz de seguir como vicepresidenta y
ministra es muy atractiva económicamente. Y es que, de esta manera, seguirá
cobrando su sueldo anual de 85.013,40
euros. Además seguirá utilizando los
escoltas y los coches oficiales. Y seguirá viviendo en su casoplón oficial
dentro del propio Ministerio de Trabajo y Economía Social, en el madrileño
Paseo de la Castellana: el piso más grande de todos los ministros con 445 metros cuadrados.
El líder histórico del nacionalismo gallego, Xosé Manuel Beiras la acusaba de usar
En Marea «para hacer su carrera en Madrid».
Él y la actual vicepresidenta también lideraron AGE, un experimento político en
el que trabajó Pablo Iglesias.
Xosé Manuel Beiras,
líder histórico del nacionalismo gallego,
desempolvaba recuerdos de la vida política anterior de la actual
vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social. Y
no fueron positivos.
La acusación fue clara y rotunda: «Yolanda Díaz utilizó En Marea para hacer su carrera en Madrid», sentenciaba Beiras en una entrevista de Mario Beramendi publicada en La Voz de Galicia. Esta reflexión surge cuando el periodista le plantea si valora la gestión de Díaz en el gobierno de España. Dice que «sí», que está haciendo «cosas meritorias». Pero añade: «Yo no tuve una buena relación con ella en la etapa final de AGE. Fue desleal conmigo, pero eso no me impide reconocer las cosas. No soy sectario».
"Si quiere
quitarme de en medio, que explique por qué", afirmaba el veterano
nacionalista en una entrevista en la Cadena SER.
La traición a la que éste aludía por parte de Díaz se
sustentaba en dos hechos. En primer lugar, en «el episodio de AGE en el
Parlamento, cuando por equilibrio de fuerzas en la coalición nos tocaba el
escaño y fue a Izquierda Unida». Pero, «sobre todo», en «lo ocurrido con En
Marea en el Congreso». Xosé Manuel Beiras
instaba a leer los documentos del acuerdo del «grupo confederal» que se formó
en el congreso. «Cada uno de los subgrupos tenía autonomía de decisión
política, podía votar en contra. Pero Yolanda Díaz y Antón Gómez-Reino, en
lugar de trabajar como diputados de En Marea, lo hicieron como de Podemos. Yolanda Díaz utilizó a En Marea para hacer
su carrera política en Madrid», sentenció.
No es ni la primera ni la segunda vez que Beiras alude a la
«traición» de la que fue su socia. En octubre de 2016, en el programa
televisivo Vía V, el líder nacionalista declaró que la hoy ministra tuvo con él
«un comportamiento ingrato, insolidario
y, en determinados momentos, desleal». «Sin Anova, Esquerda Unida no habría
entrado en las mareas municipales. Porque fuimos nosotros los que tiramos de
ese carro», recordó. En abril de 2017, volvió a la carga: «Yolanda Díaz fue la
primera persona que me traicionó», afirmó en una entrevista radiofónica.
La traición (política) decía Maquiavelo es el único acto de los hombres que no se justifica. Y agregaba: “los celos, la avidez, la crueldad, la envidia, el despotismo son explicables y hasta pueden ser perdonados, según las circunstancias; los traidores, en cambio, son los únicos seres que merecen siempre las torturas del infierno político, sin nada que pueda excusarlos”.
Según cuenta la historia, Judas Iscariote cuando comprendió la traición que había cometido contra Cristo, quiso devolver las treinta monedas de plata a los sacerdotes y viendo que ya no había vuelta atrás, horrorizado por sus actos, corrió a quitarse la vida ahorcándose él mismo. Al menos Judas tuvo algo de honor a última hora para imponerse a sí mismo el peor de los castigos, escuchen bien, su propia muerte.
Hoy en día el honor
es como las especies en vías de extinción, sobre todo a nivel político. Todos
vemos como los que traicionan a sus votantes y a su propio pueblo, salen
sonrientes de los atolladeros, y para más ejemplo no solo no suelen pagar por
su actos de cobardía y maldad sino que además son aplaudidos por quienes les
siguen ciega e incondicionalmente, aun habiendo sido víctimas estos de las
fechorías de dichos políticos…
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