La mujer del cura quiere ser cura…
Christina Moreira,
la "primera presbítera católica" en España, ordenada por la
Asociación de Presbíteras Católicas (ARCWP), asistirá el próximo 1 de junio a
Badajoz.
Moreira compartirá una jornada a las 11:00 horas, donde les hará partícipes de su experiencia de vida como mujer de fe y precursora en la defensa de los derechos de las mujeres en la Iglesia.
Cristina Moreira,
casada por lo civil con el sacerdote secularizado Victorino Pérez Prieto, al
que sorprendentemente todavía no se le ha dimitido del estado clerical, dirige
un grupo de unas quince personas. Su "esposo", Victorino Pérez Prieto
tiene una situación irregular algo peculiar, don Manuel Sánchez Monge intentó
secularizarlo y el decreto de secularización no llegó nunca.
Christina Moreira se presenta a sí mismo como la primera
mujer española en ser ordenada sacerdote. Forma parte de la Asociación de
Mujeres Sacerdotes Católico Romanas (ARCWP, en sus siglas en inglés), el
colectivo que saltó a la fama en 2002 cuando ordenó a las falsas primeras siete
mujeres sacerdote en el río Danubio.
«Para ser presbítero, te tiene que ordenar alguien que haya
seguido la línea de los apóstoles. Es decir, que fuera ordenado por Pedro,
primero, o por el resto de los apóstoles. Y así sucesivamente. Y nosotras, esa
línea la hemos seguido», dijo Cristina en una entrevista con El Mundo en 2016.
Cristina dice que fue ordenada diácono en A Coruña en 2013
por una mujer obispo. Y dos años más tarde, en 2015, le «llegó el sacerdocio».
Ella y sus compañeras fueron excomulgadas por el Vaticano.
En 2023 fue detenida en el Vaticano por usurpar un “hábito talar” y posteriormente multada. En 2017 el arzobispado de Santiago de Compostela tuvo que emitir un comunicado para dejar claro que las supuestas Misas que celebraba no eran válidas y que ella no es sacerdote de la Iglesia católica.
La archidiócesis de Santiago de Compostela dejó claro que
«el Papa Juan Pablo II descartó toda
posibilidad de debate dentro de la Iglesia sobre la posibilidad de aceptar el
sacerdocio femenino, señaló que las mujeres no pueden ser sacerdotes porque el
mismo Cristo, que instituyó el Sacramento, determinó que fueran varones quienes
ejerzan este ministerio. Lo cual no significa que la mujer no sea una parte
fundamental en la Iglesia, toda ella ministerial, en virtud del Sacramento del
Bautismo».
En otras ocasiones, Christina
Moreira se ha definido públicamente como una mujer de izquierdas y proletaria.
Así pues, está al margen de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, y sus ministros no están en comunión con nuestras Iglesias, no obedecen al papa Francisco.
Parece que utilizó
los “servicios” de un obispo veterocatólico. Para quien no lo sepa, los
veterocatólicos son unos cismáticos que se separaron de la Iglesia tras el
Concilio Vaticano I, porque no estaban de acuerdo con el dogma de la
infalibilidad papal. Aunque no tenían obispo alguno, parece ser que
consiguieron ser “ordenados” por obispos anglicanos. Da igual, porque los
obispos anglicanos no son reconocidos como obispos por la Iglesia Católica.
Uno no puede por
menos que preguntarse a quién quiere engañar la señora Moreira. Acude a una
secta -eso son hoy los veterocatólicos- para que un falso obispo le imponga las
manos y luego aparece diciendo que es sacerdotisa. Esa imposición de manos tiene tanta validez como la que le hubiera
hecho un chamán de la selva amazónica. Por mucho que periódicos como El Mundo
la llamen “La primera mujer sacerdote de España", doña Cristina tiene de
sacerdotisa católica lo que yo de lama tibetano.
Esta iglesia disidente aparece como si fuera una nueva
modalidad permitida y autorizada de nuestra Iglesia Católica Apostólica Romana,
y pretende estar en comunión con la Sede Apostólica, sin estarlo. Es de notar
que los símbolos, ritos y celebraciones, como también el nombre de «católica»
que usan, se prestan a confusión y
desorden.
Así pues, cuando en la historia surge alguna causa que
parece traer salvación, se apuntan
inmediatamente todos los que no quieren servir esa causa sino servirse de ella:
inventores fracasados, picapleitos sin éxito etc. El enemigo más grande de las causas más santas son algunos de sus
defensores, toda la comunidad cristina tiene derecho a pedir a las mujeres que
aspiran al ministerio, que examinen bien si buscan un sacerdocio pretendiendo
un servicio a su comunidad o “un salto a la fama”. Servir a Jesús es dejarse
elegir para servir, no para hacerse servir. No se trata pues de que algunas
señoras se pongan unas ropas que nunca se han puesto (como aquella que se
manifestaba en Roma con alba y estola, dañando la causa que quería defender),
sino de que eso tan femenino (y a veces tan duro) que es el cuidado, modele y
configure eso de la autoridad que pasa por masculino.
La Iglesia no es una
empresa o una ONG, la Iglesia es un misterio, el misterio de la mirada de Jesús
a cada uno y que te dice: ¡Ven! ¿Queda claro?: se entra por la puerta, no por
la ventana y se sigue el camino de Jesús. Para estas señoras que deseen entrar
por la ventana les recuerdo que en en Kenia hay: 513 hospitales y ambulatorios,
21 leproserías, 117 hogares para ancianos, inválidos o discapacitados, 1.173
orfanatos y guarderías, 110 consultorios familiares, 11 centros especiales de
educación o reeducación social y 203 instituciones de otro tipo.
Lo estoy leyendo y no lo creo. En los años que tengo, un cura sin dispensa y una mujer divorciada y casada con ese cura pretende ser nombrada cura . Esto es el fin de un mundo no creyente
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