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Manos limpias por fuera, pero sucias por sus acciones …

Miguel Bernad, secretario general de Manos Limpias, la organización que ha impulsado la vía penal contra Begoña Gómez, ha admitido la posibilidad de que su denuncia se base en informaciones falsas publicadas por algunos diarios digitales.

La denuncia que ha presentado Manos Limpias es un churro  con recortes de prensa para poner toda la responsabilidad en los medios de comunicación y no en ellos. Una chapuza hecha deprisa y corriendo. Copia pega de artículos de prensa.

La organización ultracatólica Hazte Oír también ha presentado una querella por tráfico de influencias contra Begoña Gómez, la mujer del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante el Juzgado de Instrucción número 41 de Madrid, el mismo que abrió diligencias por la denuncia presentada por Manos Limpias.

Precisamente, la querella tiene como objeto ampliar la presentada por Manos Limpias y lo previsible es que el juez Juan Carlos Peinado la acumule al procedimiento que ha abierto.

Como ocurre en el caso de esa denuncia, la querella se basa en supuestos hechos "publicados por numerosos medios de comunicación, y salvo error por esta parte, no han sido desmentidos".

Pero, a diferencia de la de Manos Limpias, sí desgrana lo que publican esos medios de comunicación y construye un relato de hechos que, a su juicio, son constitutivos de un delito de tráfico de influencias.

Hazte Oír es la organización ultracatólica que puso en circulación autobuses contra la transexualidad, otros caracterizando a Sánchez como a Adolf Hitler, marquesinas de autobús negacionistas de la violencia de género, y la misma que envió a los diputados muñecos de fetos durante la tramitación de la ley del aborto y la que promueve los acosos frente a las clínicas abortivas.

Manos Limpias, el pseudo sindicato de Miguel Bernard, cabeza visible de la ultraderecha madrileña desde sus tiempos de delfín de Blas Piñar, ha tenido el honor de abrir el baile de querellantes contra la mujer del presidente del Gobierno.

Bernard, de larga y conflictiva trayectoria nacionalsindicalista como funcionario del Ayuntamiento de Madrid, ha presentado centenares de querellas contra partidos nacionalistas o de izquierda, instituciones, homosexuales y hasta contra el programa infantil Los Lunis. La que interpuso contra el juez y la fiscal del 11-M casi le cuesta un disgusto, ya que el Supremo dedujo testimonio contra él por acusación y denuncia falsas al entender que esa querella entrañaba un «fraude procesal» y un «manifiesto abuso de Derecho».

Manos que agreden, que lastiman, manos engañosas: limpias por fuera, pero sucias en sus acciones. Manos que votan cambios que atrasan, manos que firman la muerte de los derechos, manos que nunca aprendieron a escribir: justicia, manos que nunca saludarán la paz, manos oscuras, sin luz.

Sí, «el que tenga las manos limpias (en este país y en cualquier país del mundo) que tire la primera piedra». Pienso que, en este momento, nos viene bien a todos recordar estas palabras de Evangelio. Ahora precisamente, cuando la crispación social es más fuerte.

¿Cómo pueden ser cristianas estas asociaciones que arremeten contra el Estado social y contra la consiguiente solidaridad de nuestra comunidad política? Reducir el Estado es reducir las políticas de redistribución de la riqueza, o, en términos cristianos, las políticas y mecanismos de compasión institucionalizada y colectiva. Los Evangelios son claros: en Jesús y en su mensaje los pobres, los humildes, los despreciados, los últimos, tienen un lugar y una atención preferente. Él mismo fue pobre y vivió como pobre. “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mt. 5: 6-7).

El neoliberalismo extremo de las sitúa en las antípodas no solo del mensaje de fraternidad cristiana, sino también del mensaje oficial de la Iglesia Católica desde la Rerum Novarum de León XIII, de su doctrina social y de la postura del Papa Francisco. Su encíclica Fratelli Tutti es uno de los manifiestos mejor fundamentados contra el capitalismo neoliberal y contra el nacionalismo xenófobo y excluyente de los que hoy hace bandera la ultraderecha mundial y, en particular, la nuestra nacional. “Es inaceptable que los cristianos compartan esta mentalidad y estas actitudes.

Durante estos años se han echado de menos más pronunciamientos expresos de la Iglesia, y sobre todo de la Iglesia española, sobre la deriva antihumanista y abiertamente anticristiana de la ultraderecha. En España, existe una complicidad y total sintonía entre organizaciones católicas españolas ultraconservadoras como: Hazte Oír, El Yunque y el partido de extrema derecha Vox. Estas organizaciones trabajan ahora juntas, rompiendo fronteras, por causas comunes. Comparten contactos. Obtienen dinero de los mismos fondos. Aprenden los unos de los errores de los otros, se copian el vocabulario. Y están convencidas de que, juntos, algún día, ganarán.

HazteOir.org es una organización que funciona al estilo de los lobbies norteamericanos y que surgió en 2001 como consecuencia de los movimientos ciudadanos que pedían que se promovieran más políticas de apoyo a la familia durante el Gobierno de Aznar. Concluido este, pasó a ser, de facto, el principal grupo opositor al primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Y de ahí a oponerse con todo el ruido posible a las medidas más progresistas de los Gobiernos del PSOE en los últimos años.

Ni siquiera Vox sacia la voracidad extremista de HazteOir a quien tilda de “derechita cobarde” Es preciso que la sociedad y la Iglesia se mantengan muy alerta ante estos grupos, porque constituyen un caldo de cultivo muy peligroso que va minando los valores de la democracia y fomentando una actitud intolerante hacia los diferentes, hacia las minorías excluidas, hacia los migrantes y refugiados (la xenofobia), hacia los que tienen una forma de pensar diferente, etc.

No cabe duda de que existen algunas similitudes entre los discursos fascistas de la primera mitad del siglo XX y los actuales.  El nacionalismo exacerbado, el racismo,  la lucha contra los sindicatos de clase, o el anticomunismo, son algunos rasgos que se mantienen y que conforman lo que Traverso denomina “la matriz fascista” que presentan las ideologías posfascistas actuales.

 

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