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Adora y Confía... en Ferrol

En nuestra ciudad de Ferrol tenemos la suerte de contar con una capilla abierta a la Adoración Eucarística. Es un lugar privilegiado donde tantas personas pasan cuando pueden y descansan su corazón delante del Señor. Delante del Señor que les mira, presentan sus súplicas de petición y de alabanza por el devenir de su propia vida, de su familia, de nuestra Iglesia y del mundo convulso en el que vivimos. Nuestra intención es que la Capilla pueda estar abierta a la adoración. Queremos una Iglesia de “puertas abiertas” que ofrezca el tesoro más grande que tenemos que no es otro sino la misericordia de Dios. Desde esta clave, buscamos voluntarios - adoradores - AMIGOS del SEÑOR que de forma permanente se comprometan al menos una hora semanal para que, desde las 10 de la mañana hasta las 19 h. todos los días de la semana, pueda haber siempre alguna persona rezando y alabando a Dios. Necesitamos, al menos, 9 personas al día y 63 a la semana. ¿Estás dispuesto? ¿Te animas? Rellena tus datos y entrégalo cuanto antes. Con los voluntarios que se inscriban tendremos las reuniones necesarias para una mejor organización.

No es tiempo perdido el que dedicamos a la adoración del Señor sin pedirle nada, ni siquiera su ayuda para ser buenos; solo estar con El, adorarle. Contemplar con el entendimiento el ser Infinito de Dios, su Eternidad, su Omnipotencia, su Sabiduría, su Hermosura. A veces, cuando pensamos con intensidad en esto se nos va la cabeza. ¡Qué grande es Dios!

Son momentos de gozarnos en la grandeza de este Ser, nuestro Padre. De nadie necesita ni de nada. Es Bueno. Santo. Lleno de gloria. Merece la pena adorarle y gozarnos en su grandeza. Conviene repetir al Señor muchas veces en la oración: Señor, no permitas que jamás me aparte de ti. Yo no quiero la vida sino para serviros.

La adoración es la forma más alta de alabanza. Es una muestra de admiración y aclamación a Dios mismo por su persona, carácter, atributos y perfección. Es una actitud del corazón en una concentración reverente en el Señor, una contemplación. Es una profunda meditación acerca de la grandeza y la dignidad de Dios y, finalmente, es el derramamiento del alma en expresiones de reverencia, admiración y el desborde espontáneo de pensamientos y emociones…

 La Adoración es una ACTITUD; actitud es una posición interna que asumimos frente a lo que nos rodea; para nuestro caso, al hablar de Adoración como actitud, nos referimos a estar orientados hacia Dios de manera radical (cara a cara).

 La Adoración es una INTIMIDAD; hablamos de cercanía, cercanía que nos permite entrar en un nivel con Dios semejante al del esposo y la esposa; de esto habló Pablo cuando, al dar algunos principios para los esposos, se encontró con la revelación de que esa misma unidad de la que hablaba era la que podía experimentarse entre Cristo y Su Iglesia.

La Adoración es una EXPERIENCIA; hablamos de los tiempos o momentos que dedicamos seriamente a adorar a Dios; en esos momentos pueden suceder todo tipo de cosas y venir a nosotros todo tipo de experiencias con Dios; la experiencia personal con Dios es importante porque nos hace real a Dios, y porque es algo que nadie nos puede quitar o negar (recordemos al ciego sanado en Siloé en Juan 9)

La Adoración es una DIMENSIÓN; al entrar al lugar de adoración somos trasladados a otra dimensión; como seres humanos comunes vivimos en las dimensiones de tiempo y espacio, pero en ese lugar que llamamos adoración las dimensiones cambian, la ataduras de tiempo y espacio pueden ser rotas, las cosas se ven desde la perspectiva del Eterno, por tanto se ven desde la eternidad, otra dimensión.

¡Adoración tiene que ver con una postura del corazón que se refleja exteriormente con palabras y acciones.!

En La Biblia la adoración tiene que ver con postrarse, rendirse, reverencia, devoción, obediencia, honra y servicio.

Vemos una actitud de honra y devoción de Pedro hacia Jesús que lo llevó a pensar que era imposible que el Señor (porque así demostró Pedro que lo consideraba aquí) le lavara los pies, ya que lo consideraba superior.

La adoración nos lleva a darle a Dios el valor y el afecto en nuestra vida que Él realmente tiene y espera de nosotros.

Esto nos permite vivir en una devoción continua, en admiración y asombro por Su belleza y Su majestad.

Cuando empezamos a adorar a Dios el ámbito espiritual se abre y nos hacemos conscientes de Su presencia. Es por esto que sin adoración no hay atmósfera ni manifestación de Dios en el ahora.

La adoración es tan importante porque nos convertimos en aquello que adoramos, por eso si nos enfocamos en adorar a Dios entonces nos hacemos uno con Él en comunión y el resultado es que regresamos a nuestra verdadera identidad que es ser a Su imagen y semejanza, nos convertimos en Su reflejo en la tierra.

Aquello que adoramos determina en qué nos convertimos, así que debemos invertir toda nuestra adoración en Dios, pues Él es digno, no hay otra razón mayor, simplemente Él es digno de toda la adoración y la alabanza por siempre.





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