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“El caso Pedro Sánchez...”

El negocio de las mascarillas pasó de ser un gran desconocido a estar en boca de casi todos. Según pasaban los meses y se volvían imprescindibles para atajar la expansión del virus, florecieron muchas fábricas que dieron respuesta a la creciente demanda de esta prenda sanitaria.

Miedo. Es lo que mueve el mundo y aquellos que buscan enriquecerse lo sabían… esto  ha pasado  con la crisis del coronavirus o Covid-19, su nombre oficial. Las noticias de la propagación de este virus aumentaba la histeria de los consumidores, que acudían en masa a farmacias y establecimientos para acabar con las existencias de las mascarillas quirúrgicas y el gel desinfectante.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, anunciaba que el PP iba a llevar a la Fiscalía a siete empresas relacionadas con el PSOE en el Gobierno de España para que se investigara la compra de mascarillas a través de los contratos de emergencia. Poco después se hacía efectivo.

Así lo aseguraba Díaz Ayuso en el primer pleno de la Asamblea al que asistía desde que se desató la polémica en el seno del PP por la supuesta trama de espionaje por las comisiones que recibió su hermano por la compra de mascarillas durante la primera ola del coronavirus. "Vamos a empezar a investigar a todos", advertía la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Fue la respuesta del PP de Madrid tras la investigación abierta por Anticorrupción por un contrato de 1,5 millones de euros adjudicado a dedo a una empresa cercana a la familia de Ayuso y la comisión del hermano de la presidenta. "Ahora les tocará a ustedes dar explicaciones, se ha defendido Ayuso en el hemiciclo. "Yo he dado 1.000 explicaciones más sobre el contrato de mi hermano que usted, Mónica García, sobre el sueldo de más que cobró en esta Asamblea", decía Ayuso a la líder de Más Madrid. A lo que García le respondía: "De la Sanidad no se roba, señora Ayuso".

Según avanzaba Ayuso, fueron contratos que superaron los 326 millones de euros al erario público y con los que se habrían administrado incluso mascarillas por un valor entre un 25 y un 500 % por encima de las adjudicaciones anteriores en un mismo momento. "En algunos casos incluso no llegó el material, dejaron, por tanto, sin protección a muchos sanitarios y a muchos pacientes y en otros casos no se llegaron a reintegrar las cantidades abonadas adelantadas", seguía Ayuso.

El 'caso Koldo' ha hecho saltar todo por los aires y ahora Salvador Illa, exministro de Sanidad, vuelve a estar en el punto de mira por los contratos a dedo otorgados durante la pandemia. Cuando comenzó la pandemia todo fue un caos e Illa ya estuvo salpicado por un sinfín de contratos, presuntamente, irregulares. De acuerdo con los datos recogidos en la Plataforma de Contratación del Estado y las resoluciones publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE) recopiladas por la Fundación Civio, la cartera de Sanidad adjudicó contratos a dedo por una cantidad de, aproximadamente, 3.000 millones destinados sobre todo a la compra de material (mascarillas, vacunas, guantes, etc.) entre 2020 y 2021, coincidiendo con la etapa de José Luis Ábalos como ministro de Transportes.

Con lo que sabemos (y parece que falta mucho por saber) parece ser que aquellas declaraciones de Ábalos en los pasillos del Congreso el día que saltó todo este caso no eran verdad. Ese “yo no sabía nada, me estoy enterando ahora” no era cierto. Es decir, hablando claro, nos mintió. Mintió cuando dijo que estaba estupefacto con lo que se había conocido sobre el hombre que fue su sombra durante años.

Así, pues, no hay peor estrategia en política que la de mentir. Salir ante la opinión pública a proclamar de forma tajante eso de “yo no sabía nada”. Lo hemos visto infinidad de veces. No es una gran defensa, en realidad es la peor, es pésima. Si no sabías, mal, porque no estaba haciendo bien tu trabajo: controlar, supervisar a tu equipo. Si lo sabía y no hizo nada, peor aún. Porque miraba hacia otro lado…

"Siempre habla quien tiene más que callar". “Hay un tiempo para callar, igual que hay un tiempo para hablar”, afirma Joseph Antoine Toussaint Dinouart , y nos enseña los principios necesarios para callar en su debido momento. El eclesiástico recopila hasta diez tipos de silencio. El último es el silencio político, “el de un hombre prudente que se reserva y se comporta con circunspección, que jamás se abre del todo, que no dice todo lo que piensa, que no siempre explica su conducta y sus designios”.

 Así ha sido los últimos cuatros años con el hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que la izquierda colocó en la picota – incluso en una lona en pleno centro de la capital- a pesar de los sucesivos archivos del caso. Pero ahora es al Gobierno de Pedro Sánchez al que le estalló un escándalo de corrupción, precisamente relacionado con la compra de mascarillas durante la pandemia.

En el PP nacional se ha dado la orden de no llamarlo "caso Ábalos" ni "caso Koldo". "Llamadlo por su nombre: caso Pedro Sánchez"

"Era el hombre del ministro, su mano derecha, pero también lo fue de Sánchez. Él le eligió para custodiar sus avales”, recuerda un miembro de la dirección del PP. Reiteran también desde Génova la necesidad de insistir en que "mientras que Sánchez señala casos archivados, se esconde ante hechos gravísimos", en referencia a los ataques contra Ayuso. Y recuerdan que "esta presunta trama de corrupción con decenas de millones de euros defraudados implica también a varios ministerios y altos cargos del PSOE como la presidenta del Congreso", Francina Armengol.

El presidente del Gobierno también definió en 2014 al asesor de Ábalos detenido por corrupción «un inagotable aizkolari contra las injusticias y un ejemplo para la militancia »

Decía Julio Anguita, un gran político, honesto y congruente con sus ideas: «Mirad a los políticos por lo que hacen, por el ejemplo, y aunque sea de la extrema derecha, si es un hombre decente y los otros son unos ladrones, votad al de extrema derecha, votad al honrado. Al ladrón no lo votéis, aunque tenga la hoz y el martillo».

Por favor señores políticos, servidores del pueblo: su profesión es vocación y servicio a los demás. Es un orgullo servir a la nación. ¡Háganlo bien!

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