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¡Votar es mirar la realidad…!

Afirma Fernando Cadiñanos: “Votar es mirar la realidad. Esa mirada a la realidad nos hace ver nuestras capacidades, nuestras posibilidades. Pero también los problemas que como sociedad hemos de afrontar en esta tierra nuestra: articular una sociedad donde las diferencias no sigan creciendo, sino que se reduzcan; vertebrar un territorio que permita un desarrollo sostenible entre todas las partes que lo componen; cuidar de la familia, promoviendo políticas que ayuden en la defensa de la vida y de la conciliación de la vida familiar y laboral; promocionar un trabajo digno para todos; luchar por garantizar el acceso a la vivienda para todos; trabajar por la integración de las personas en la sociedad desde la interculturalidad; promover una cultura, economía y política que respeten la dignidad de la persona…”

Así es, Ay de vosotros, gobernantes, que imponéis cargas abrumadoras sobre las espaldas de los pobres y vosotros ni las tocáis con el dedo.

Ay de vosotros, poderosos de este mundo, que creéis que podéis hacer lo que queráis, sin asumir las consecuencias, como si estuvierais por encima de la ley y la justicia.

Ay de vosotros, dirigentes, que buscáis los primeros puestos, salir en la televisión y que la gente os admire y os rinda pleitesía, en lugar de servir humildemente a vuestros conciudadanos, diciendo “siervos inútiles somos”.

Ay de vosotros, polítiquillos, que estáis más preocupados de ser reelegidos que de vuestro deber para con el país.

Ay de vosotros, administradores injustos, que sois hábiles para buscar vuestro bien y torpes para buscar el bien de los demás.

Pero…Dichosos seréis si, por ser sinceros y justos, perdéis el apoyo de empresas que os patrocinan, de los sindicatos que os apoyan o de los lobbies que os tiranizan.

Dichosos vosotros, si preferís la verdad a la propaganda y las consignas de vuestro partido, aunque no vuelvan a nombraros para ningún cargo.

Dichosos vosotros si sufrís en vuestra carne los recortes antes de imponérselos a los que apenas tienen nada.

Dichosos seréis si por defender a los niños no nacidos perdéis los votos que sean menester.

Dichosos vosotros, si edificáis vuestra política sobre la ley natural, la verdad y la justicia y no sobre las encuestas.

Dichosos vosotros si reconocéis vuestros errores, en lugar de pretender que tenéis siempre razón y que la culpa es de los otros.

Hoy la ideología triunfante e imperante es la Ideología de Género. En ella el aborto, a pesar del gravísimo trauma que suele originar el síndrome postaborto, en vez de ser un crimen pasa a ser un derecho, cosa que igualmente sucede con la eutanasia. Pero desde el punto de vista de destrucción de la Sociedad, lo peor seguramente es la solapada, aunque a veces descarada, lucha para destruir la familia. Para ello se utiliza el pretexto, en apariencia plausible, de dar educación sexual a los niños, cuando en realidad lo que se hace es corromperles.

El Papa Francisco, durante su viaje apostólico a Manila, no dudó en denunciar con vigor una “colonización ideológica contra la familia”, que busca destruirla introduciéndose y difundiéndose en las sociedades y las culturas de los países que están en vías de desarrollo. En el nº56 de su Exhortación apostólica post-sinodal Amoris Laetitia, critica con contundencia la ideología mortífera de gender “que niega la diferencia y reciprocidad natural entre un hombre y una mujer. Deja entrever una sociedad sin diferencia de sexo y socaba la base antropológica de la familia. Esta ideología induce proyectos educativos y orientaciones legislativas que alientan una identidad personal y una identidad afectiva cortadas radicalmente de la diversidad biológica que existe entre lo masculino y lo femenino…

Contemplando a Jesús debemos tener presentes a todos los afligidos a causa del trabajo o de la carencia del mismo. ¿Cómo no recordar a quienes están en el paro, a quienes tienen empleos precarios o mal remunerados, o a quienes desempeñan su tarea en condiciones adversas?

El acceso al trabajo y a la profesión debe estar abierto a todos sin discriminación injusta, a hombres y mujeres, sanos y disminuidos, autóctonos e inmigrados (cf Catecismo 2433). Asimismo, el salario justo es el fruto del legítimo trabajo, y ha de hacer posible que las familias vivan dignamente su vida material, social, cultural y espiritual.

¡La vivienda también se ha convertido en un gran pozo sin fondo para numerosas familias!

En los últimos años, la vivienda se ha convertido en un gran pozo sin fondo para numerosas familias, sobre todo para aquellas con menos ingresos. Los gastos relacionados con el pago de la casa y sus suministros son -con diferencia- los que más se han incrementado en los presupuestos familiares, desequilibrando así las economías de millones de familias en nuestro país.

La compra de una vivienda no es la única causa de tensión que sufren las economías domésticas. La mitad de las familias que cuentan con una casa en alquiler también sufren estrés financiero. Según datos de EINSFOESSA 2021, con datos de 2020, un tercio de la población en alquiler están en situación de estrés moderado y, lo que es aún más preocupante, el 16% de la población en alquiler experimenta un nivel extremo de estrés financiero. Esto quiere decir que el pago del alquiler supone más del 60% de sus ingresos.

Los cristianos debemos mostrar el verdadero rostro de Dios en los caminos por los que transitan los hombres, No se trata solamente de hacer obras de buena voluntad o de una caridad mal entendida con los que no tienen hogar, sino de encontrarnos con ellos, acogerlos y hacerles partícipes de lo que nosotros disfrutamos.

Así mismo, hay algunos políticos que no solo no favorecen la atención sanitaria, como se merecen, los ciudadanos, sino que incluso hacen negocio con la sanidad. Son los horarios abusivos que han de sufrir médicos y enfermeras, la atención de las urgencias por video-llamadas, las listas de espera (de meses), las video-consultas, la reducción de profesionales de la salud, las deficiencias o incluso el desmantelamiento de las urgencias rurales y sobre todo la menor inversión en Sanidad, hace que la ciudadanía no tenga una atención sanitaria más humana, de calidad y más eficiente.

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