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No se sabe si los gallegos subimos o bajamos, pero si se sabe a quién votamos….

Los socialistas han obtenido este domingo su peor resultado en unas elecciones autonómicas gallegas al bajar hasta los 9 escaños, un final catastrófico en la primera contienda electoral que afrontaba el PSOE de Pedro Sánchez tras las generales.

Los socialistas no han logrado tampoco ser la fuerza más votada en bastiones socialistas como la ciudad de Vigo, en la que gobierna Abel Caballero con holgada mayoría. En estas autonómicas, la fuerza más votada allí ha sido el BNG, con casi 3.000 votos más que el PSdeG.

Con José Ramón Gómez Besteiro como aspirante, socavaron su suelo electoral, al lograr 202.164 votos y nueve escaños, por debajo de su cifra de hace cuatro año.

José Ramón Gómez Besteiro fue un candidato de última hora, poco conocido y con nulo valor añadido al frente de las listas del PSOE gallego. No tuvo tiempo de darse a conocer en tierra hostil, ni fue capaz de tomar la iniciativa en toda la campaña, ni de definir un PSdeG como alternativa y las elecciones le han dado un duro correctivo: nueve escaños, cinco menos, los cuales han ido a parar al BNG. 

El BNG ha roto su techo y ha pasado de 19 a 25 diputados. Tras una campaña marcada para el PSOE por la implicación de los cuadros estatales del partido y media docena de visitas de su secretario general, Pedro Sánchez, Besteiro no ha conseguido frenar la tendencia a la baja que todas las encuestas pronosticaban para su partido

Los socialistas tienen un grave problema con las elecciones autonómicas de Galicia. La última vez que gobernaron la Xunta fue entre 2005 y 2009, y desde entonces todo han sido mayorías absolutas del PP.

Tampoco ha ayudado al PSdeG-PSOE la división de la izquierda, ya que finalmente ni Sumar ni Podemos han logrado traducir los votos recibidos en escaños.

El PSdeG-PSOE lleva perdiendo apoyo en Galicia desde 2009, cuando se quedó sin el gobierno de la Xunta que ese mismo año pasó a manos de Feijóo, quien llegó a encadenar cuatro mayorías absolutas a la que se suma ahora una quinta consecutiva, esta vez con Alfonso Rueda como candidato.

Así las cosas, lo que no aclaran los socialistas es si se van a abrir un proceso interno en el PSOE tras los malos resultados de las gallegas. Tampoco entraron en el análisis de las razones del descalabro: “Lo acepto sin paliativos; nos toca comprometernos desde la oposición con un trabajo más profundo”, afirmó Besteiro

Lo que sí ha quedado claro es que los gallegos no hemos querido ver el independentismo ni a las políticas de Pedro Sánchez instaladas en la Xunta de Galicia, por eso hemos apostado por el Partido Popular. Porque es la única opción fiable.

El BNG es un nacionalismo independentista. Lo llevan en su programa, igual que la imposición lingüística en las escuelas. A ellos les gustaría tener la situación de Cataluña o País Vasco, pero se encuentran un inconveniente, y es que los gallegos no queremos eso.

El gobierno del PSOE ha vendido su legislatura a cambio de ceder a los chantajes del independentismo, y crear una desigualdad tremenda con el resto de los españoles. No es solo la ley de amnistía, que es de por sí gravísima, es que la condonación de la deuda con Cataluña nos va a costar 400 euros por cada gallego.  Pedro Sánchez vive para el instante y su ambición inmediata y desmedida no conoce freno. El ya presidente del Gobierno no tiene meta a medio plazo, y su objetivo ha sido el del llegar al poder cuanto antes y pagando cualquier precio.

Sin embargo, sus socios sí saben a dónde quieren ir, tienen la clara su finalidad y el camino trazado, un camino, además, del que nadie se puede llevar a engaño, porque lo han publicado alto y claro, y es su discurso prioritario: romper España, hacer del nuestro un país fraccionado, menos cohesionado y con más diferencias según el territorio en el que vivamos.

Pedro Sánchez dijo un día que con Podemos en el gobierno no podría dormir tranquilo…

Este sigue siendo un Gobierno dispuesto a pasar por encima de la ley cuantas veces sea menester para lograr su objetivo, que no es otro que el de hacer realidad el sueño autoritario del pájaro que lo preside…

Es bueno y fundamental dormir bien, pero en este país, por desgracia, llevamos más de 10 años en los que amplios sectores de la población tampoco podemos conciliar el sueño con calma y tranquilidad. Son los mismos años que llevamos de esta crisis estafa, que aún no se ha ido por mucho que nos quieran “vender la moto”. Tampoco duermen bien nuestros hijos e hijas, que no pueden soñar con un trabajo estable, digno y con derechos, que les permita tener su independencia y la posibilidad de construir un hogar.

La precariedad en sus diversas formas quita el sueño. Una precariedad que se ha instalado como norma y que afecta a todas las edades, todos los territorios y sectores, incluidas familias de tres generaciones. Por ello en nuestro país, para demasiada gente hace tiempo que el sueño se volvió pesadilla.

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