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María Jesús Montero no sabe o no responde a Rey Varela

El senador popular y alcalde ferrolano, Rey Varela, preguntó a la ministra de Hacienda por la infraestructura cubierta para la construcción de buques, pero no obtuvo respuesta...

Rey Varela insistió a la ministra si el Ejecutivo atenderá la demanda de construcción de un dique cubierto con el que completar la transformación del astillero ferrolano, pero en ese caso no obtuvo respuesta. «Ferrol nació para hacer barcos, eso sí que está en el ADN de los ferrolanos», aseguró el senador del PP…

Le recuerda a la ministra que “los compromisos se demuestran con hechos, no con palabras. Los compromisos se demuestran en los Consejos de Ministros y en el Boletín Oficial del Estado”, por ello le pide que confirme si el Gobierno tiene previsto dotar en los Presupuestos Generales del Estado de 2024 la partida presupuestaria necesaria para que la construcción de los diques sea una realidad. “han pasado seis años desde que se lanzara el Plan Estratégico, pero “en Navantia Ferrol únicamente se ha aprobado un 25% de la inversión prevista. Por eso, no le pregunto por el pasado, le pregunto por futuro”, asegura”

“Hechos, no palabras” es una premisa que viene de griegos y romanos y me hace recordar por un instante a mis maestros de la secundaria y la aterradora expresión: “¡saquen una hoja!”. El momento de la verdad había llegado y allí se ponía a prueba -con hechos y no palabras- si verdaderamente habíamos estudiado. En el mundo de la Política la misma premisa aplica.

Si no van seguidas de hechos, las palabras no cuentan, no valen nada. Todos tenemos en nuestro círculo más cercano a alguna persona que suele actuar de esta manera. ¿Qué actitud tomar frente a ellos?

A menudo, el ser humano se caracteriza por este tipo de comportamientos. Hacen promesas, construyen proyectos y su discurso se adorna de grandes esperanzas y hermosas palabras. Sin embargo, cuando llega la hora de la verdad y surge el instante en el que necesitamos de esa persona, no está.

Todo lo dicho y reafirmado hasta la saciedad se queda en humo. Un humo frágil que desaparece por una ventana abierta. Tras esto, surge, sin duda, la decepción, el vacío y la falta de confianza.

Dicen que la Política es el arte de intentar llegar al poder, mientras que Gobernar es el arte de resolver los problemas de una nación. Ambos verbos, gobernar y hacer política, suelen coincidir, pero no siempre.

Todos sabemos la distancia que media entre las promesas electorales y los resultados de una gestión de gobierno. ¿Por qué existe tal abismo entre lo prometido por los partidos políticos y cómo actúan cuando toman el poder? ¿Cómo podremos saber si van a preocuparse realmente de nuestros intereses?

La ciudadanía en ocasiones se siente fascinada por cantos de sirena, lo que anima a alguna clase política a seguir entonando himnos triunfales. Todo cambiaría si fuésemos más los que respondiéramos a esta música celestial con bostezos y diciendo: “Muy bien, pero dennos plazos para la realización por fases de todo ello”. A los políticos de las promesas, debería juzgárseles por los resultados alcanzados y el grado de cumplimiento de objetivos concretados.

Esto es lo que queremos los ciudadanos, hechos y no palabras. Que se predique con el ejemplo y que en tiempos tan complicados como los que estamos viviendo quienes nos estén gobernando nos den todo un ejemplo de honestidad…

 El mismo partido socialista que hoy abandera el discurso de la reindustrialización, fue en los años 80 y primeros 90 el mismo que pilotó la desmantelación de buena parte del tejido productivo nacional, así como la venta de los sectores más rentables, una vez saneados con dinero público, al capital internacional. Fue bajo los gobiernos de Felipe González cuando SEAT, el gran emblema de la automoción española, se vendió a la multinacional alemana Wolkswagen, Pegaso, la otra gran compañía pública de automóviles, pasó a manos de la firma italiana FIAT, o se preparó el terreno para que la gran industria siderúrgica ENSIDESA se privatizase, acabando, tras un largo proceso de fusiones y reventas, en los bolsillos del magnate anglo-hindú Lakshmi Narayan Mittal, uno de los más ricos del planeta.

Así pues, en 1983 el PSOE presentaría sus planes para la industria. Para el historiador Sergio Gálvez si bien las ideas del primer ministro de economía de Felipe González, Miguel Boyer, tenían un aroma neoliberal, su sucesor en el cargo a partir de 1985, Carlos Solchaga, ya eran abiertamente neoliberales.  Aunque el discurso era el de la reconversión y modernización, pronto se demostraría que el PSOE daba por perdidos muchos sectores industriales y apostaba más por liquidarlos, que por modernizarlos.

Con razón afirmaba Miguel Tellado en el 2014 no entender “cómo los que dejaron los astilleros de Ferrol sin un contrato firmado en seis años se atreven a criticar a quienes llevan tres contratos en dos años”. El popular se mostró convencido de que la situación actual, con el PSOE en el poder, habría derivado necesariamente en otra reconversión del sector y en la salida de prejubilados del astillero. “La pérdida de empleos y empresas en el tejido auxiliar de Navantia ha sido “resultado de la falta absoluta de la carga de trabajo”, aunque señaló que ese proceso “no ha sido una reconversión” y que el responsable del mismo es el Gobierno socialista. El PP sigue apostando, dijo, por la recuperación de la plena actividad en el naval de la ría ferrolana” .

En su opinión, “Sánchez y sus socios representan el antiparlamentarismo; reducen la política a la distinción entre amigos y enemigos, construyendo muros; imponen a la mayoría los intereses de una minoría...”

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