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Javier Milei, monstruo ultraneoliberal, fascista y antiargentino

Es ciertísima la frase de Antonio Gramsci «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos«. Detrás de esta expresión está la idea que el viejo mundo capitalista fallece, y el mundo nuevo del socialismo emergente tarda en aparecer, en ese ínterin (que parece muy largo), surgen los monstruos, engendros, los ogros, que son individuos, corporaciones, instituciones, otros. 

Y es que esta frase, se ve reflejada en las últimas décadas en América Latina, en las gobernanzas de algunos países: Pinochet en Chile, en Brasil Bolsonaro, Fujimori en Perú, Duque y Uribe Vélez en Colombia, Boric en Chile y Abascal en España…

Milei tiene una muy buena relación con Santiago Abascal en particular y Vox en general. Cuenta, además, con el enfático apoyo del brasileño Jair Bolsonaro, el chileno José Antonio Kast y se declara admirador de Donald Trump. Es un duro crítico de Podemos, pero también del PSOE y de Pedro Sánchez.

El pensamiento liberal llevado al extremo es la máxima representación del fascismo político y cultural porque trata de erradicar todo aquello que no sea productivo y funcional a sus ideas políticas. Milei argumenta que el Estado debe desaparecer en todo lo asistencial, que no tiene que ayudar a nadie que no sea capaz de valerse por sí mismo, por lo que de facto argumenta que las personas con discapacidad, con enfermedades que conlleven un tratamiento que no pueden costearse, deben desaparecer. Su ideología es un campo de exterminio pasivo por defecto. Las ideas de Milei abogan por dejar morir a las puertas de los hospitales a quien no tiene recursos. Es la concreción extrema de sus palabras, porque Milei es la sublimación del capitalismo.

Milei, también posee una serie de elementos excéntricos en su vida personal que lo distinguen. Tiene una fuerte convicción religiosa y afirma mantener conversaciones con Dios; tiene afición por la seudociencia; convive con cinco perros, a los cuales ha nombrado en honor a economistas famosos, y asegura que puede contactarse con uno de sus canes fallecidos; tiene afición por el rock en inglés y suele cantar canciones de este género en sus actos políticos; también se rodea de mujeres jóvenes y atractivas que se encargan de organizar y promover sus actos y candidaturas, y ha sido acusado por pedir favores sexuales.

El reconocido economista Santiago Niño Becerra ha brindado una visión anticipada de las probables y graves repercusiones que podrían resultar de las medidas anunciadas por el nuevo presidente de Argentina, Javier Milei.

A través de una serie de mensajes en la plataforma social X, anteriormente conocida como Twitter, el experto destaca que «Milei, de forma directa e indirecta, dijo en la campaña electoral que, si ganaba, haría lo que ahora ha dicho que hará». No obstante, aclara que «lo que no está claro es si todas las personas que le votaron eran conscientes de las implicaciones».

Para Niño Becerra, las consecuencias son inequívocas: «Esas medidas van a elevar la pobreza a cotas inimaginables».

Niño Becerra señala que varios residentes argentinos le han compartido su intención de abandonar el país en cuanto tengan la oportunidad.

«Pienso que ese sistema de ‘shock económico’ no funcionará: nunca ha funcionado en Latinoamérica, pero Argentina pagará lo que debe, que es lo que busca el capital internacional», resalta el experto.

Finalmente, el economista concluye con una preocupante proyección: «La inflación caerá porque la demanda de todo se hundirá, y el país quedará descapitalizado por la emigración. Imaginen como será la Argentina del 2030».

Las palabras de Niño Becerra enfatizan el riesgo y las dificultades potenciales que podrían enfrentar Argentina y su población como resultado de las medidas anunciadas, resaltando un panorama preocupante para el futuro del país.

Así, pues, Milei anunció una serie de medidas económicas a través del mecanismo del decreto de necesidad y urgencia. El decreto, que incluye más de 300 medidas regresivas en materia social y económica, deroga numerosas leyes y controles para el funcionamiento regulado de la economía, como la ley de alquileres, la ley de promoción industrial o la ley de abastecimiento, entre otras.

El decreto contiene también disposiciones para liberalizar las importaciones, una fuerte limitación de la inversión pública, la privatización de empresas públicas, habilita aumentos de precios ilimitados en servicios básicos (como salud) y comprende medidas relacionadas con la normativa laboral y el empleo, como la reducción de las indemnizaciones, limitaciones injustificadas al derecho de huelga, el despido de miles de empleados públicos o el congelamiento de prestaciones sociales en un contexto de elevada inflación.

El mecanismo utilizado por Milei para impulsar su agenda ultraliberal, el mencionado decreto de necesidad y urgencia, ha sido cuestionado por toda la oposición política y social del país, así como por los principales juristas expertos en la materia, quienes alegan que el contenido del decreto no justifica el requisito de necesidad y urgencia establecido por la ley, demostrando que el presidente argentino solo intenta evitar el preceptivo proceso legislativo, excediendo, de esta forma, las competencias del poder ejecutivo.

Trabajadores de las empresas de servicios públicos privatizadas en los años 90 como Segba, Correo y Agua y Energía, realizaron este jueves una jornada para exponer sobre los riesgos de volver a concesionar las firmas estatales, bajo la consigna "No retrocedamos 30 años" y alertaron sobre una "desocupación masiva" si se aplican las medidas que propone el candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei.

El diputado del Frente de Todos, Juan Marino explicó a esta agencia que el reclamo que lleva adelante la Coordinadora nacional de Empresas Privatizadas tiene los proyectos presentados en el Congreso "y cuentan con las firmas de diputados de Unión por la Patria y Frente de Izquierda y ya se giraron a la oficina de presupuesto para que hagan el análisis técnico".

Durante el encuentro el diputado afirmó que en el contexto actual "son las empresas públicas las que tienen que aparecer ahí cuando el mercado deja en la calle a millones" y advirtió que "el principal candidato de la oposición que es Javier Milei hace un planteo de privatizaciones de todas las empresas públicas que lo único que puede generar es un proceso de desocupación masiva".

"Milei habla permanentemente de la necesidad de abaratar el costo que tiene el despido de terminar con el régimen de indemnizaciones o imitar el sistema de seguros de desempleo que tiene la construcción. Todas medidas que juntas implican desocupación masiva para nuestro pueblo", enfatizó Marino.

Las y los trabajadores damnificados por las privatizaciones y el desguace del estado en la década de los “90" alertaron del "peligro que en la argentina vuelvan a imponerse las políticas neoliberales de saqueo y entrega de la Soberanía Nacional que el país ya padeció hace 30 años. La entrega de los recursos naturales, las privatizaciones y el neoliberalismo nunca darán respuestas a los reclamos y a las demandas del pueblo", se indicó en un comunicado.

El neoliberalismo es el capitalismo transnacional llevado al extremo. El mundo convertido en mercado al servicio del capital hecho dios y razón de ser. En segundo lugar, el neoliberalismo implica la desresponsabilización del Estado, que debería ser el agente representativo de la colectividad nacional, agente de servicios públicos. Al desresponsabilizar al Estado, de hecho se desresponsabiliza la sociedad. Deja de existir la sociedad y pasa a prevalecer lo privado, la competencia de los intereses privados.

La privatización no deja de ser el extremo de la propiedad privada que, de privada, pasa a ser privativa, y de privativa a privadora de la vida de los otros, de las mayorías. La privatización es privilegización, selección de una minoría privilegiada que, ésa sí, merece vivir, y vivir bien...

El neoliberalismo predica una estatalidad mínima, replegando la asistencia pública y social a lo absolutamente fundamental, privatizando áreas de competencia del Estado y relegándolas al amparo y cuidado de la empresa privada. En tiempos de crisis llegamos a conceptualizar la dimensión real a la que conllevan decisiones de índole política de tal naturaleza y nos damos cuenta de que el sector privado jamás podría suplir el derecho humano que presupone el acceso a una salud pública digna y eficiente.

 

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