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El mal perder de la derecha

El portavoz parlamentario de Izquierda Unida en el Grupo Plurinacional Sumar, Enrique Santiago, ha reclamado al todavía líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que explique públicamente “qué relación tiene con los militares que están haciendo llamamientos al golpe de Estado, por qué todavía no ha condenado eso”, además de denunciar que tampoco “haya condenado la algarada callejera en las puertas de la sede del Partido Socialista o los ataques a otras sedes, como nos ha pasado también en las de Izquierda Unida en otros lugares de España”.

El dirigente federal de IU ve más importante saber “por qué Núñez Feijóo y el Partido Popular no llaman de una vez a la calma, a la tranquilidad y a normalizar la vida de este país, que es lo que necesitamos”, en relación al apoyo explícito que desde este partido comparten con la ultraderecha en el señalamiento público de diputados de otras formaciones, entre ellos de Izquierda Unida, y a los incidentes violentos en los que terminan en muchos casos las protestas frente a las sedes del PSOE.

El portavoz parlamentario de Izquierda Unida tiró de ironía y recomendó a los diputados de Vox que “espero que la próxima vez que debatamos la reforma de la Ley de Seguridad (más conocida como “ley mordaza”) voten a favor de la reforma si no les parece bien la normativa actual.

Así pues, sabíamos desde hacía tiempo que la derecha, sobre todo nuestra derecha, tiene mal perder, pero creo que nunca se había llegado tan lejos en la profusión de descalificaciones e insultos a quienes se esfuerzan por llegar a un compromiso para hacer gobernable el país e intentar resolver sus numerosos problemas.

Hay que agradecer que estemos en Bruselas y el poder militar esté definitivamente sometido al civil porque uno no quiere ni pensar qué habría ocurrido de estar aún fuera del club europeo con esas continuas referencias a la 'traición' a España del presidente en funciones y sus eventuales socios de Gobierno.

¡El PP lleva 46 años diciendo que España se rompe y lo único que se ha roto han sido los discos duros de Bárcenas….!

Feijóo ha tenido tres grandes problemas y, consciente de todos ellos, pretende ocultarlos con una gran mentira. Su primer y principal problema fue no convencer a los españoles para lograr ser Presidente del Gobierno. A pesar de la excusa de que "yo he ganado las elecciones", todos tenemos claro que ganar las elecciones es gobernar y si fuera capaz de hacerlo no estaría, ni estaríamos, en la situación actual. Ganar sin mayoría es como ganar un partido mientras pierdes la eliminatoria; sólo sirve como excusa de mal perdedor. Y sabemos que entre sus errores de principiante, los de su equipo de campaña y el acierto de Sánchez de adelantar las elecciones al 26 de julio, lo suyo no fue una victoria. Esa noche en Génova se vivió más un funeral que una fiesta.

Su segundo problema es que no es capaz de convencer a una mayoría de diputados, o de partidos, para que lo apoyen para llegar a ser Presidente. Y esa es la diferencia con Sánchez.

El tercer problema de Feijóo , el que ahora trata de resolver urgentemente, es que no ha terminado de convencer a los suyos de que es el líder que necesita la derecha española.

Así pues, no me gusta clasificar las corrientes políticas entre izquierda y derecha. Más bien considero que habría que situarlas entre los de arriba (los poderosos, los que oprimen, los que se hacen ricos a costa de los pobres) y los de abajo (los oprimidos, los excluidos, marginados…). Sin embargo, en la realidad que vivimos hoy en el mundo todavía se utiliza los términos izquierda y derecha.

 La derecha es un proyecto socio-político, económico e ideológico basado en el sistema capitalista neoliberal, que divide a los seres humanos en explotadores y explotados.

Privilegia los intereses individuales sobre los sociales.

Propone bajar los impuestos, con lo que favorecería que la salud y educación pasen a manos privadas. Privatiza los servicios públicos, porque estos son un negocio para la clase poderosa.

Es reacia a recibir migrantes y refugiados; y aboga por la construcción de vallas y muros para que estos no entren.

Es partidaria de utilizar la fuerza armada para controlar el “orden social” y reprimir las protestas populares.

Dentro de la derecha hay corrientes llamadas de extrema derecha que son racistas, xenófobas, homofóbicas, aporofóbicas, militaristas, de tendencia neonazi y partidaria de la tenencia de armas, con lo que se generaría una espiral de violencia.

El cristianismo no es de derecha ni de izquierda (Papa Francisco). Sin embargo, el programa del Evangelio de Jesús y la Doctrina Social de la Iglesia coinciden más con los planteamientos de la izquierda que con los de la derecha. El Evangelio hace una clara opción por los pobres y excluidos. No está en contra de los ricos, sino de la acumulación de riqueza. Así lo expresa Jesús en su mensaje y en su práctica de vida.

Jesús se puso al lado de los pobres y marginados, propuso una nueva sociedad de iguales, de hermanos, sin ningún tipo de discriminación. Llamó a compartir los bienes que Dios ha creado para todos. Su criterio no es la competitividad sino el amor fraterno.

Denunció valientemente las injusticias y la corrupción de los poderosos de la nación de Israel (Mt 23, 25-27; Lc 11, 39; Jn 10,1). Desenmascaró el sistema político de su tiempo cuando dijo: “Los que se consideran jefes de las naciones se creen dueños de ellas, y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. Pero no será así entre vosotros…” (Mc 10, 42-43).

Hemos de ser críticos y visualizar la política como una mediación para que en la sociedad se viva los valores del reino de Dios: la justicia, el amor, el respeto a la diversidad, la fraternidad y la paz, de manera que a nadie le falte lo necesario para vivir con dignidad.


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