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La “cuestión rural” reaparece en la agenda política de Rey Varela…

Las actuaciones del Plan de barrios de Ferrol se han centrado la semana pasada en la parroquia de Covas, por lo que se ha procedido a la supervisión de las mismas por parte del alcalde de la ciudad, José Manuel Rey Varela, del concejal de Servicios y Zona Rural, José Tomé, y del presidente de la AVV, Manuel Sendón.

“O rural precisa unha atención especial, debe ter os mesmos servizos que na zona urbana, non queremos veciños de primeira e de segunda e niso traballaremos nos próximos anos” ha afirmado el alcalde.

Rey Varela insistió en la importancia de salvar la deuda histórica con el rural, y en esta línea ha recordado la inversión en los presupuestos de la Xunta de Galicia para el saneamiento. “No 2024 os orzamentos recollen unha partida de 410.000 euros, 3,1 millóns en 2025, tres millóns en 2026 y seis millóns en 2027, o seguinte paso agora é a firma do convenio, para que o saneamento sexa unha realidade”

Con respecto al Plan de barrios llevado a cabo en Covas destacan: 45 actuaciones de mantenimiento eléctrico (reposición 16 lámparas y ocho equipos auxiliares, revisión nocturna para detección de lámparas apagadas, limpieza de farolas…

Así pues, con el gobierno de Mato, la zona rural fue la más afectada cuando hablamos de la prestación de los servicios básicos. En distintos puntos de Mandiá, Santa Cecilia, Mougá… se acumulaban muebles, escombros, uralitas con el riesgo del amianto, ruedas de vehículos… sin que el Gobierno de Ángel Mato hiciera nada por evitar esas situaciones, permitiendo  cada día el tamaño y el número de vertederos incontrolados.

Ángel Mato habló más con la prensa que con los grupos municipales, buscando solo la foto o la declaración en vez de escuchar y preocuparse por solucionar los problemas de los vecinos.

El anterior alcalde debería comprender que  el medio rural es indispensable para todos, tanto por sus recursos naturales como por sus recursos culturales. Si lo vemos solo como algo bucólico, como un florero, seguiremos vaciándolo y desatendiéndolo.

Una vez que dotemos a nuestra ciudad desatendida de servicios y de oportunidades, la gente empezará a verse más atraída por el rural o, al menos, dejarán de irse. Y cuanta más gente se quede y pueda hacer vida de proximidad, más sostenible será vivir allí.

Turismo rural no es alojarse en una casa rural, desconectado del resto del pueblo, mientras llevas la compra hecha del centro comercial. Tal como está planteado en la actualidad, el turismo rural no ha ayudado al rural, salvo en unos pocos casos aislados.

La gente del rural no está pidiendo que vengan 50 familias nuevas a vivir a su pueblo, sino que, por favor, no se desatienda a las 50 que todavía viven allí.

Hasta hace 70 años, España era un país rural. En ese tiempo, lo hemos abandonado y desatendido para acabar torpedeando su subsistencia desde las ciudades. Y, encima, sin darnos cuenta de que nos estamos tirando piedras contra nuestro propio tejado, contra la naturaleza y contra la fuente principal de nuestra alimentación.

Históricamente el mundo rural lleva décadas luchando por no perder población. Este despoblamiento paulatino afecta gravemente a las posibilidades de desarrollo de los pueblos ya que además de disminuir la población y los servicios directos e indirectos, el perfil de personas que abandona el mundo rural son principalmente mujeres y personas formadas en edad productiva para generar riqueza y desarrollo para su comarca.

Nuestra ciudad cuenta con un potencial turístico increíble, tanto en playa como en montañas, tenemos espacios naturales y capacidad de un turismo de calidad.

Uno de los principales y más ansiados beneficios del turismo rural es el contacto con la naturaleza. La gente busca estar cerca de espacios naturales que apacigüen su campo visual y disminuyan así los niveles de estrés. De hecho, estudios recientes publicados por el New York Times afirman que pasar tiempo al aire libre (en espacios preferiblemente verdes) tiene un impacto muy positivo en la salud mental de los individuos. No es extraño pues que escojamos destinos en los que poder disfrutar de un trato cercano con la naturaleza: montañas, playas, cuevas, desiertos… Cualquier expresión paisajista natural que no haya sido alterada por el hombre es válida para pasar unas vacaciones sosegadas y energizantes.

En conclusión, los beneficios del turismo rural son infinitos, aunque el más inmediato sea el placer de descubrir los paisajes que esconde nuestra ciudad.

Necesitamos políticos de raza como José Manuel con miras que vayan más allá de los cuatro años, algo, que en nuestra ciudad es rarísimo en todos los colores políticos.

Los políticos de raza miran por su comunidad, por las necesidades de sus ciudadanos. Porque los problemas de la gente son sus problemas y no el éxito propio. Queda su interés personal relegado por el interés general. Además, es capaz de rodearse de los mejores, sin temores.

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