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Yolanda Díaz preparada para ser la primera mujer presidenta de la historia de España.

El objetivo de Sumar es mejorar la vida de las personas. Ya se han hecho muchos avances en lo social, el feminismo o el campo laboral. No queremos quedarnos ahí. La opción PP-Vox supondría retrocesos, echando la vista atrás.

Estoy convencido de que Yolanda Díaz es la mejor ministra de Trabajo de la Historia de España; y no me equivoco si digo que millones de personas de izquierdas sentimos que puede ser la próxima presidenta del Gobierno de España.  ¡Admiro su fortaleza, su capacidad de renacer y de sacar fuerzas. ¡Admiro sus ganas de levantarse y continuar, su potencial para seguir adelante!

¡Pedro Sánchez  promete mucho y cumple poco! Me sorprende la forma tan fácil y natural con que algunas personas asumen sus promesas. A veces da la impresión de que para ellos es como si la vida fuera un juego en el que puedes prometer cualquiera cosa, sin saber siquiera si estás en condiciones de afrontarla en el futuro. Total, nadie te obliga a cumplir nada, por lo tanto, no hay compromiso.

José Luis Escrivá retrasó el pago del ingreso mínimo Vital  alegando la complejidad para poner en marcha esta prestación y tardó en confirmar la fecha de su aplicación ni a quién correspondería.

“Lo que pasa es que una medida compleja, que tiene que estar perfectamente diseñada y que debe contar con las comunidades autónomas, con las que estamos hablando sobre ello” afirmaba.

Todos hemos escuchado a los abuelos hablar sobre aquellos lejanos tiempos en los que una promesa era poco menos que un compromiso de vida o muerte. Lamentablemente vivimos en un mundo donde existe una creencia general de que la palabra no vale nada. Un mundo donde todo tiene que estar por escrito, notariado, archivado y con testigos. A pesar de que todo lo anterior sea necesario, no podemos caer en la creencia de que nuestra palabra no tiene valor.

No importa que lo que te prometan sea algo trivial o algo muy importante, el compromiso de decir que harás o darás algo, debería ser suficiente para que te hagas cargo de ello.

Sin embargo, Yolanda Díaz siempre ha querido hacer algo grande por los trabajadores. El político de raza lleva en su ideal el pedigrí de la honradez, la inquietud por el trabajo bien hecho. Faltan políticos, de verdad, que aborrezcan la mentira, que amen el diálogo, que cumplan sus promesas, que busquen el acuerdo sin partidismos. Me gustaría para este país más políticos como Yolanda que defienda lo mío, mi ciudad, que cree en una España del Siglo XXI.

Con personas como la señora Díaz se nos muestra  un camino de esperanza para volver a recuperar el Estado de Bienestar y la implantación del derecho laboral justo como vía para que, con los sindicatos, los partidos de izquierda y las organizaciones ciudadanas, vayamos construyendo una España mejor, más participativa del bien común.

Como decía Nelson Mandela, la única manera de ser valiente es conquistar el miedo. Porque es casi imposible vivir sin él, y nos estamos engañando si decimos que no tememos a nada. El miedo nos ayuda a avanzar, a enfrentarnos a él y a buscar alternativas. De esta manera, podremos conseguir todo lo que nos propongamos.

Hay pobres porque el dinero no se pone al servicio de las personas.  ¡Hay pobres porque se compra y se vende a los hombres por dinero!

Hay pobres porque hay economistas, políticos, avaros… que divinizan su dinero, matando por dinero a los pobres que (según ellos) les amenazan… y que al fin sólo pueden emplear su dinero para comprar un cementerio.

Nadie puede acumular legítimamente riquezas que no sirven para su sustento material y social, pues, como dijera San Juan Crisóstomo, la riqueza es hija de la injusticia, es fruto del robo. Las desigualdades son buenas y necesarias cuando suponen la base de la diversidad personal, social y moral, pero cuando la desigualdad es el fruto de la codicia, es un grave pecado que hace mal a quien acumula y a quienes sufren carencias por causa de la desigualdad. Es una pena que no se tenga más capacidad de reflexión, algo muy grave a lo que se suma, por ejemplo, el claro interés, por parte de algunos medios de comunicación de masas, en convertirlo todo en un lodazal, también la política. No interesa la reflexión, no interesa el pensamiento.

La riqueza del rico está hecha en un sentido de su propio trabajo, pero en otro más hondo, del hambre de los pobres. Pero gracias a Dios en la historia de la lucha de clases bajo el dominio del capital, nos encontramos con batallas en las que las mujeres como Yolanda despliegan toda su energía y creatividad, acaudillando a las masas oprimidas, levantándose con ellas e irguiéndose como valerosas combatientes contra la explotación y la opresión capitalista. Tenemos que aprender de sus vidas y que éstas sirvan de inspiración para las jóvenes generaciones de trabajadores y trabajadoras que aspiran a ser sujetos conscientes de su propia emancipación.

Lo que Jesús vio con claridad es que el “deseo” y la “codicia” de dinero es el origen y la causa mayor de nuestra deshumanización. Todos sabemos que hay paraísos fiscales, que han colaborado activamente con los mayores canallas de la “economía canalla” que nos ha hundido en la crisis. Como afirma el papa Francisco frente a la “idolatría del dinero” levantemos la solidaridad de la clase trabajadora.

Aumenta la corrupción entre las élites empresariales y partidistas; permanece la política de austeridad contra los trabajadores; la deuda de los bancos la ha pagado la ciudadanía; progresa la privatización de empresas públicas, de instituciones de enseñanza y hospitales de la Seguridad Social; prosigue la evasión de impuestos de las grandes empresas; se permite el saqueo de los fondos buitre especulativos; se mantienen los paraísos fiscales, y el Estado ha aumentado la contribución impositiva a los autónomos y pequeñas empresas.

Así pues, antes mandaban los señoritos, algunos bien, pero a costa de los pobres y de la pobre gente. Ya conocemos a Feijoo y al Partido Privatizador. Y sabemos que a la mayoría de los gallegos les gusta la idea de perder toda protección social pública. Eso queremos y eso tendremos.

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