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El PP no duda en hacer gobierno con Vox, pese a sus mensajes de odio

El partido ultraderechista arremete en carteles contra homosexuales, catalanes y migrantes Madrid. Al continuar incrementándose los mensajes de odio de la extrema derecha en España, el líder del Partido Popular (PP), Alberto Núñez Feijóo, reconoció este lunes que si le tengo que pedir a Vox el sí, lo lógico es que forme parte de mi gobierno.

En una entrevista con el diario El Mundo, Núñez Feijóo defendió su política de pactos y alianzas con la ultrade- recha de Vox, que han permitido al PP arrebatar varios gobiernos autonómicos y municipales a la izquierda.

Esas alianzas son variadas; las hay en las que sólo se cedió a la ultraderecha la presidencia del Parlamento regional, pero también hay otras en las que Vox entró de lleno a formar parte del gobierno autonómico, como ocurrió en Castilla y León y Extremadura.

Feijóo Explicó que su intención es lograr una mayoría suficien-te para formar un gobierno en solitario, pero advirtió que en caso de que sea necesario pedirle a Vox su apoyo en la sesión de investidura, no dudará en abrirles las puertas del Ejecutivo. Si necesitamos a Vox, esta-mos dispuestos a buscar encajes, pero cuando no ne-cesitamos a Vox no queremos gobernar con ellos, indicó.

Así, pues, las elecciones del 23 de julio van a tener una enorme importancia para nuestras vidas y las de nuestras familias; hemos de luchar por los derechos proclamados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en  la Constitución de 1978, y de las leyes que aprobadas en Cortes, los desarrollan.

Es extraordinario que en la mayoría de entrevistas a los dirigentes de Vox apenas han aparecido sus propuestas económicas y sociales. Sus dirigentes reproducen meras generalidades –como también hizo Trump- sin especificar sus medidas, que sí que pueden verse, sin embargo, en sus programas, aun cuando estas estén en un nivel muy rudimentario.

Representan el neoliberalismo radical de la economía y el desmantelamiento del Estado del bienestar. En cuanto al gasto público, proponen anular completamente el déficit y la deuda pública (medida extrema de la que, por otro lado, piden también los otros partidos en intensidades más moderadas). Quieren, con ello, impulsar un cambio radical dentro de un proyecto que los otros partidos de derecha comparten. Tal objetivo se conseguiría a través de unos recortes del gasto público muy notables que reducirían todavía más los insuficientes recursos del Estado del bienestar, y que dañarían enormemente a las clases populares.

 En cuanto al gasto público, proponen anular completamente el déficit y la deuda pública (medida extrema de la que, por otro lado, piden también los otros partidos en intensidades más moderadas). Quieren, con ello, impulsar un cambio radical dentro de un proyecto que los otros partidos de derecha comparten. Tal objetivo se conseguiría a través de unos recortes del gasto público muy notables que reducirían todavía más los insuficientes recursos del Estado del bienestar, y que dañarían enormemente a las clases populares.

Son favorables también a la privatización de los servicios públicos, así como una desregulación masiva de aquellas normas que interfieren con la libertad del mercado. También están a favor de la privatización y dualización por clase social de los servicios públicos del Estado del bienestar, tales como la sanidad y la educación. Un tanto igual en cuanto a las transferencias públicas, como las pensiones, proponiendo la privatización de buena parte de tales transferencias, como ya propuso la escuela ultraliberal de Chicago en Chile, siendo aplicadas por el General Pinochet, al cual asesoraron.

Desde la irrupción de Vox en el Parlamento andaluz, José Antonio Kast -o JAK, como se le conoce popularmente en Chile- se ha fijado en la fórmula de este partido ultra en España y, especialmente, en cómo Abascal ha endurecido su discurso contra líderes y partidos de derecha que considera que no son lo suficientemente duros con el centroizquierda y la izquierda. Donde Abascal habla de "derecha acomplejada", Kast habla de "derecha light".

Desde el otro lado del Atlántico, el líder de Acción Republicana celebró los 12 escaños de Vox en la cámara andaluza: "Hoy España empieza a reconquistar el terreno perdido ante la izquierda populista", afirmó. También prestó atención al video de Vox poco antes de la convocatoria de la huelga del 8-M: "Buen video de Vox que rechaza la llamada a la huelga general que las mal llamadas feministas también hacen en España. Al igual que en Chile, ¡ellas no representan las mujeres de verdad!", manifestó.

Por lo tanto, Vox no es solo racista y sexista. Es también clasista ¿Quién se beneficiaría de la subida de Vox? La evidencia es abrumadora en el sentido de que la aplicación de tales políticas beneficiaría muy marcadamente a las rentas de capital y del mundo empresarial, así como a las rentas superiores a costa de un gran descenso de las rentas de la clase trabajadora y de las clases populares. Es la máxima expresión del poder de clase en la lucha de clases que define en gran medida la realidad existente (y ocultada) en España.

Existe un gran potencial de expansión de Vox porque el sentimiento antiestablishment de "que se vayan todos" se va extendiendo en España, donde no ha habido un cambio notable de la cultura dominante (de escasa sensibilidad democrática), que siempre ha utilizado el patriotismo como manera de defender una estructura profundamente clasista y conservadora.

Tampoco debemos olvidar que Vox tiene apoyos en sectores cristianos muy bien organizados. El militante de Vox, en general, no tiene ninguna vinculación con la religión, sino que la utiliza políticamente para sus propios intereses. Como ejemplo tenemos el respaldo que recibe Vox por parte de Hazte Oír, un lobby que debido a su capacidad económica "organiza todo tipo de manifestaciones y tiene una presencia omnímoda en los medios. Sus mensajes son muy simples y elementales, de forma que calan en sectores populares.

¡El avance electoral de Vox desmiente la vieja idea de que la extrema derecha política no tiene cabida en España!

Los jóvenes también son uno de sus principales caladeros de votos  por dos motivos: forman parte de ese grupo de esos perdedores de la globalización que se sienten más defraudados por una clase política y un sistema que no atiende sus necesidades más perentorias de empleo y vivienda dignos; el segundo motivo es que la estrategia de propaganda de la extrema derecha en las redes sociales —su hábitat natural cuando eran formaciones marginales— es mucho más sofisticada que la de los partidos tradicionales. Los partidos tradicionales deben entender —como lo ha hecho la extrema derecha— que los jóvenes no van a mítines, pero sí que consumen diariamente redes sociales.

¿Cuándo llegaremos en España a una convicción democrática tal que obligue a la unión de todas las fuerzas democráticas para impedir al fin que la nefasta y corrupta mano de este neofascismo nos siga imponiendo su dura ley?

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