El PP de Feijóo es el del veto contra la sanidad pública, el que expulsa a los jóvenes, el que privatizó las residencias…
El PP, que siempre ha reivindicado el centro, pero nunca ha sido del centro, no es capaz de hablar con nadie más que con Vox. No puede con nadie más. Vox es lo que le queda para aliarse y tener poder. Y aquí estamos, con las mentiras de Núñez Feijóo. Es preocupante, no sólo aquí, está Italia, está Le Pen en Francia, lo que está pasando en Alemania con el ascenso de la extrema derecha... El PP se ha radicalizado hacia la derecha.
Feijóo, llega a Madrid y se entrega a Díaz Ayuso y Vox para poder gobernar.
El neoliberalismo no quiere trabas a la producción y consumo, no quiere impedimentos al lucro y al beneficio. Todo debe quedar sometido al dios Mercado, todo ha de supeditarse a la lógica de la productividad. La destrucción definitiva de las estructuras familiares está servida. El Estado dejará de ser garante de la salud y la educación para ir hacia un modelo capitalista puro donde cada cual se proveerá sus necesidades en la medida en que pueda, es decir, una gran parte de las familias perderán el acceso a una sanidad y educación suficientes para que puedan subsistir. Se liberalizarán todos los sectores posibles, todo aquello que genere beneficios quedará permitido y todo lo que impida los mismos prohibido. Los seres humanos avanzaremos rápidamente hacia la pérdida de lo que nos identifica como tales, pues la sociedad no será sino la lucha de todos contra todos para poder hacernos un hueco en el nuevo paraíso, siempre limitado, del capitalismo neoliberal.
Todas las muertes
producen dolor, pero en esta pandemia se produjo una altísima mortandad en las
residencias de ancianos, en situaciones de soledad y abandono, que las hace
especialmente dolorosas.
Es un auténtico drama, irreparable, que tiene mucho que ver con las privatizaciones realizadas en los últimos años, que convirtieron estas instituciones en negocios que cotizan en bolsa (en manos de fondos buitre y de Florentino Pérez). La prestación del servicio estaba basada en conseguir el máximo beneficio mediante el recorte de medios, de personal y la precarización de la atención. En ese momento no pudieron frenar la tragedia. Y hubo hospitales que dieron orden para no ingresar pacientes de los geriátricos afectados por el Covid.
Núñez Feijóo
favoreció la privatización de las residencias y la Xunta hizo una total
dejación de funciones en el control de la calidad de la atención prestada
(Consello de Contas de Galicia). La
mayoría de los fallecidos estaban en residencias privadas, sobre todo en las
gestionadas por DomusVi y por la Fundación San Rosendo.
Los recortes y privatizaciones realizados en la última
década en sanidad, y la entrega de las residencias de ancianos a manos privadas
y amigas, son los antecedentes necesarios para que la epidemia provocara una mortalidad
tan elevada en esos entornos. Las
políticas de recortes y "austeridad" fueron impuestas por el PP desde
el gobierno central, y aplicadas aquí por Núñez Feijóo de manera implacable.
Ahora quiere aparecer, en este momento preelectoral, como el héroe que frenó la
pandemia. Pero sus actuaciones previas contribuyeron más bien a lo contrario. Las familias afectadas ya acudieron al juzgado. A ver si la justicia no tarda en
actuar.
Nuñez Feijóo inició una rápida carrera hacia la privatización. Comenzó con la externalización de servicios de apoyo (suministro y logística, mantenimiento, limpieza y energía, cita previa, telecomunicaciones, catering) y continuó entregando a manos privadas la gestión del alta tecnología, el Laboratorio Central de Galicia, la investigación clínica e incluso las contrataciones públicas del Sergas. Es decir: los datos más sensibles de la sanidad dejan de estar bajo el control estricto de la Administración.
En la primera legislatura Núñez Feijóo disimulaba la intención privatizadora (afirmó que iban a externalizar las actividades no estrictamente sanitarias, pero que respetaría el núcleo duro: la bata blanca). Feijóo actúa sin pudor. Legisla para favorecer los intereses privados mediante el “Decreto de tiempos máximos de espera”: el paciente que no acepte la derivación a los centros concertados quedará excluido del derecho establecido en dicho decreto (Instrucción 01/2019). Desvía dinero público directamente a los centros concertados: en A Coruña firmó en 2018 un Acuerdo Marco con los hospitales privados (100 millones de euros para realizar actividad derivada del Sergas durante cuatro años). Y tiene en cartera las Unidades de Gestión Clínica que, de ser aplicadas, significaría la privatización de los servicios de la red asistencial del Sergas.
Así, pues, el neoliberalismo está conduciendo al mundo a una situación insostenible: cada día más poder y más riqueza en menos manos, mientras más de 1000 millones de personas viven sumidas en la miseria.
Feijóo privatiza la
educación, la las residencias de mayores, y la sanidad pública. Aunque pretenda decirnos que no va a
gobernar con VOX, pactará si hace falta hasta con el diablo para seguir
privatizando nuestras vidas, para seguir privatizando España de la misma forma
que hizo con Galicia.
El PP de Feijóo es el
del veto contra la sanidad pública, el que expulsa a los jóvenes, el que
privatizó las residencias de mayores y no tenía ni respiradores para ellos.
Hay que tomarse estas elecciones muy en serio, porque es posible ganarle a Feijóo y al PP de Feijóo democráticamente, al PP del desmantelamiento, de las desregularización del mercado laboral, de la reforma laboral…
Vivimos tiempos extraños en los que quienes desprecian lo público son encargados por el pueblo para regir sus destinos; quienes abjuran de los bienes comunes, detentan el poder de administrarlos; quienes repudian la democracia formal ganan elecciones y son encumbrados a las más altas magistraturas. Tiempos extraños en los que la mentira viste de Prada y las más sublimes verdades son arrastradas por el fango de la historia, mientras los aduladores del dinero afirman rendir culto al Dios verdadero y persiguen a todo aquel que ose desmentirles.
Como seres humanos y
más como creyentes en Jesucristo y su mensaje tenemos que luchar por una
sociedad equitativa, democrática y libre. Por una sociedad fraterna, solidaria,
justa y armónica, en la que Todo Ser Humano y todo Ser Viviente pueda tener una
vida digna y gratificante. Por tanto, la opción de nuestro voto debe ir
claramente dirigida a quienes consideremos que defienden más y mejor esos
grandes valores para el bien de Todas Personas y Toda la Naturaleza.
Hemos de repensar concienzudamente si queremos vivir como
una gran comunidad que alberga a cuantas personas compartimos historia y
cultura desde hace siglos, cómo queremos organizar el Estado en función del bien común y el interés general y qué
debemos hacer para construir una realidad política que nos proteja de los
peligros que ciertamente se avecinan. De lo contrario, los hordas de siempre
ondearán las banderas del odio y no sé si sabremos evitar el infausto destino
cainita de nuestro país. Al fin, el
poeta tenía razón: ¿una de las dos Españas ha de helarnos el corazón?
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