¡Más que un carpintero!
Me gustaría comenzar con una frase de un experto en la
figura de Jesús, el Catedrático de Filología Neo testamentaria de la
Universidad Complutense, Antonio Piñero
(Piñero, 2012, p.33): “… es más racional
históricamente explicar la existencia del cristianismo, admitiendo que hubo de
existir el personaje …. Sostener que Jesús fue un puro mito literario a la que
vez que ese mito fue el impulso de un movimiento de tal envergadura como el
cristianismo es un rompecabezas para un historiador de la Antigüedad.”
El mundo sabe que hace dos mil años, un hombre llamado
Jesús, vino de la aldea de Nazaret, en lo que actualmente se llama Israel. Él
recorrió toda la región y se ganó un buen séquito. Después de unos años, los
líderes religiosos de Jerusalén lo acusaron falsamente de crímenes y lo
entregaron a las autoridades romanas, quienes lo ejecutaron clavándolo en una
cruz. Poco tiempo después, sus seguidores predicaban en el nombre de
Jesucristo, quien ellos decían que había resucitado. Cada vez más seguidores se
agregaron a este movimiento, el cual se transformó en la iglesia cristiana de
la actualidad.
Aun los más escépticos están de acuerdo en estos hechos. Pero hay mucho más de Jesús que solo eso. De dónde vino, lo que hizo en la tierra, lo que puede hacer por nosotros ahora, todo está revelado en la Biblia.
Para más de 2.000 millones de personas es una cuestión de
fe. Casi la tercera parte de la
humanidad no necesita pruebas de que hace 2.000 años caminó sobre la Tierra un
hombre llamado Yeshua, Jesús en otras lenguas, conocido por sus seguidores como
Cristo, el Mesías.
Pero las referencias antiguas a Jesús no solo se encuentran en los autores cristianos, un argumento que avala la historicidad del personaje: “Se le menciona también en textos antiguos judíos y romanos.
Actualmente entre los
eruditos, no existe casi nadie que niegue la existencia del Jesús Histórico.
Así, en torno al año 93, el historiador fariseo Flavio Josefo dejó en su obra Antigüedades judías al menos una referencia indiscutible al “hermano de Jesús que se llamó Cristo”. Dos décadas después también escribieron sobre Jesús los romanos Plinio y Tácito; este último detalló que el fundador de la secta de los cristianos fue ejecutado durante el mandato del emperador Tiberio, gobernando Poncio Pilato en Judea.
¿Cuando nació Jesús?
En cuanto al 25 de diciembre, parece poco probable, por varias cuestiones, la
primera es que en el Evangelio de Lucas 2, 8 se indica que cuando nació Jesús
los pastores guardaban sus rebaños al raso, parece inviable que esto sucediera
en un mes tan poco propicio para estos menesteres.
Esta fecha corresponde a la fiesta romana del Sol Invicto, hasta que en el año 354 la Iglesia instaure el 25 de diciembre como nacimiento de Jesús, estableciendo así la fecha artificialmente para lograr cierto sincretismo, entre los paganos recién convertidos y el nuevo culto.
¿Cuándo murió Jesús? Podemos realizar una hipótesis a este respecto, en este punto seguiremos las tesis del Catedrático Antonio Piñero (Piñero, 2012, p.313): “… pudo morir el 7 de abril del año 30, o el 3 de abril del año 33.
Fue el Dr. James
Allan Francis quien escribió las siguientes palabras que describen
acertadamente la influencia de Jesús en la historia de la humanidad:
"He aquí un hombre que nació en una oscura aldea, hijo
de una campesina. Creció en otra aldea. Trabajó en una carpintería hasta los
treinta años. Luego, durante tres años, fue predicador itinerante”
"Nunca tuvo casa propia. Nunca escribió un libro. Nunca
ocupó un cargo. Nunca tuvo familia. Nunca fue a la universidad. Nunca pisó una
gran ciudad. Nunca viajó doscientas millas desde el lugar donde nació. Nunca
hizo ninguna de las cosas que suelen acompañar a la grandeza. No tenía más
credenciales que Él mismo. . . .
"Cuando aún era joven, la opinión popular se volvió en
Su contra. Sus amigos huyeron. Uno de ellos lo negó. Fue entregado a Sus
enemigos. Pasó por el escarnio de un juicio. Fue clavado en una cruz entre dos
ladrones. Mientras moría, Sus verdugos se jugaron la única propiedad que tenía
en la tierra: su túnica. Cuando murió, lo enterraron en una tumba prestada gracias
a la compasión de un amigo”
"Diecinueve largos siglos han pasado, y hoy Él es una
pieza central de la raza humana y líder de la columna del progreso”
"Estoy muy lejos de la realidad cuando digo que todos
los ejércitos que alguna vez marcharon, todas las armadas que alguna vez se
construyeron; todos los parlamentos que alguna vez sesionaron y todos los reyes
que alguna vez reinaron, juntos, no han afectado la vida del hombre sobre esta
tierra tan poderosamente como lo ha hecho esa vida solitaria".
El difunto Wilbur
Smith, respetado erudito bíblico de la última generación, escribió una vez:
"La última edición de la Enciclopedia Británica da veinte mil palabras a
esta persona, Jesús, y ni siquiera sugiere que no existió; más palabras, a propósito,
que las que se dan a Aristóteles, Alejandro, Cicerón, Julio César o Napoleón
Bonaparte".
George Buttrick,
reconocido como uno de los diez mayores predicadores del siglo XX, escribió:
"Jesús dio a la historia un nuevo comienzo. En cada tierra él está en
casa. . . . Su cumpleaños se celebra en todo el mundo. El día de Su muerte puso
una horca en cada horizonte".
Incluso el propio Napoleón admitió: "Conozco a los hombres y os digo que Jesucristo no era un simple
hombre: entre él y cualquier otro en el mundo no hay ningún término de
comparación posible".
No deja de ser curioso cómo un carpintero de Galilea puedo cambiar el mundo. Cómo pudo cambiar la vida de aquellos hombres, unos simples pescadores que podrían haber pasado desapercibidos en la historia y llegaron a apoderarse de la misma Roma y de todo el Imperio. Y lo más curioso es que la figura de Jesús, todavía hoy, después de dos mil años, sigue siendo una de las más influyentes tanto en la historia, como en la vida de muchas personas.
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