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Salud mental y riesgo de Exclusión social, Palestra aberta en la Cocina

El sábado 25 de febrero a las 18:00 horas serán las siguientes conferencias en la Cocina. C/ Rubalcava, 29. 15402 Ferrol.

El sábado 25  hablará un grupo de expertos sobre el tema de la exclusión social y salud mental

La mayor parte de la sociedad no muestra interés por los indigentes en la mayoría de los países. Son vistos, pero no tomados en cuenta.

El hecho de no tener un techo altera sus capacidades mentales, hasta el punto de desarrollar patologías. Las más comunes dentro de este grupo son la depresión y la esquizofrenia, además del alcoholismo.

Al no tener dinero para una comida digna, muchos optan por consumir sustancias tóxicas para mantenerse sin hambre o en un estado de “bienestar” aunque la situación demande lo contrario.

La labor de los psicólogos, trabajadores sociales y personas interesadas es realmente llegar hasta este grupo, detectar necesidades, proponer estrategias e implementar planes de acciones que hagan que puedan retomar una vida digna, consigan un trabajo y, en caso de tener alguna enfermedad ya sea física o mental, puedan ser tratados. El hecho de que una persona esté en situación de calle no significa que se tenga que modificar su estatus ante la sociedad; sigue teniendo los mismos derechos, y puede llevar una vida digna con todo lo que esto implica.

La esperanza de los pobres nunca se frustrará» (Sal 9, 19). Las palabras del salmo se presentan con una actualidad increíble. Ellas expresan una verdad profunda que la fe logra imprimir sobre todo en el corazón de los más pobres: devolver la esperanza perdida a causa de la injusticia, el sufrimiento y la precariedad de la vida.

El salmista describe la condición del pobre y la arrogancia del que lo oprime (cf. vv. 22-31); invoca el juicio de Dios para que se restablezca la justicia y se supere la iniquidad (cf. vv. 35-36). Es como si en sus palabras volviese de nuevo la pregunta que se ha repetido a lo largo de los siglos hasta nuestros días: ¿cómo puede Dios tolerar esta disparidad? ¿Cómo puede permitir que el pobre sea humillado, sin intervenir para ayudarlo? ¿Por qué permite que quien oprime tenga una vida feliz mientras su comportamiento debería ser condenado precisamente ante el sufrimiento del pobre?

Con frecuencia vemos a los pobres en los vertederos o en los contenedores de la basura recogiendo el producto del descarte y de lo superfluo, para encontrar algo que comer o con qué vestirse. Convertidos ellos mismos en parte de un vertedero humano son tratados como desperdicios, sin que exista ningún sentimiento de culpa por parte de aquellos que son cómplices en este escándalo.

La esperanza se comunica también a través de la consolación, que se realiza acompañando a los pobres no por un momento, cargado de entusiasmo, sino con un compromiso que se prolonga en el tiempo. Los pobres obtienen una esperanza verdadera no cuando nos ven complacidos por haberles dado un poco de nuestro tiempo, sino cuando reconocen en nuestro sacrificio un acto de amor gratuito que no busca recompensa.

A veces se requiere poco para devolver la esperanza: basta con detenerse, sonreír, escuchar. Por un día dejemos de lado las estadísticas; los pobres no son números a los que se pueda recurrir para alardear con obras y proyectos. Los pobres son personas a las que hay que ir a encontrar: son jóvenes y ancianos solos a los que se puede invitar a entrar en casa para compartir una comida; hombres, mujeres y niños que esperan una palabra amistosa. Los pobres nos salvan porque nos permiten encontrar el rostro de Jesucristo.

La esperanza del pobre desafía las diversas situaciones de muerte, porque él se sabe amado particularmente por Dios, y así logra vencer el sufrimiento y la exclusión. Su condición de pobreza no le quita la dignidad que ha recibido del Creador; vive con la certeza de que Dios mismo se la restituirá plenamente, pues él no es indiferente a la suerte de sus hijos más débiles, al contrario, se da cuenta de sus afanes y dolores y los toma en sus manos, y a ellos les concede fuerza y valor (cf. Sal 10, 14). La esperanza del pobre se consolida con la certeza de ser acogido por el Señor, de encontrar en él la verdadera justicia, de ser fortalecido en su corazón para seguir amando (cf. Sal 10, 17).

Así pues, este sábado 25 de febrero para hablar del tema contaremos con Alberto Durán Rivas, psiquiatra.

“Las enfermedades mentales, sobre todo las más graves, son poco conociodas. De este desconocimiento surge el miedo, la incomprensión  y el rechazo que sufren las personas que padecen estos trastornos. En esta charla coloquio se tratará de clarificar que es y que no es una enfermedad mental. “Afirma Alberto Durán. Nos explicará que es un trastorno mental grave y nos describirá brevemente los principales síntomas psiquiátricos y cuales son las mejores opciones de tratamiento.

También contaremos Con Cristina Garcia Prados, enfermera especialista en Salud mental.

Expondrá aspectos prácticos que nos ayudarán en nuestro día a día en el cuidado de las personas: como mejorar la comunicación, resolución de problemas, adherencia terapéutica, prevención y actuación ante una crisis…

Por último nos hablara Xiana López Penedo, trabajadora socialUNI. DE hospitalización psiquiátrica. Hospital de Día de psiquiatría.

“Los principales factores de riesgo para desenvolver un problema de salud mental son la pobreza y la desigualdad económica” afirma Xiana. Cuando se produce un problema de salud mental, se produce un impacto negativo en el trabajo, en los ingresos, en el acceso a una vivienda digna… siendo el estigma y el auto estigma los factores clave que contribuyen a la exclusión social de las personas que presentan salud mental.

 

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