Fernando García Cadiñanos, un obispo que está del lado de los que sufren.
Tiene razón Ramón
Loureriro cuando afirma en un diario local lo siguiente: “García Cadiñanos, uno de los prelados más
jóvenes de nuestro país (y no solo de nuestro país), un obispo que está,
insobornablemente, del lado de los que sufren, ha asumido, desde el primer
momento, la necesidad de que la Iglesia sea un lugar de encuentro. Un lugar de
acogida para cuantos, creyentes o no, deseen acercarse a ella. Un cristiano, y
él lo demuestra cada día, debe escuchar, y permanecer en permanente diálogo con
la sociedad entera.
“Don Fernando es un gran trabajador, va
de un lado a otro, multiplicándose, y estirando
las horas del día, para lograr estar donde se solicita su presencia,
conduciendo —siempre él personalmente— o su pequeño coche o el del Obispado”
añade
Tengo muchos motivos para elevar mis Oraciones a Dios por
habernos enviado un obispo bueno y comprometido con nuestra diócesis. Un obispo que me recuerda al Jesús de los
Evangelios. Un obispo entregado a las circunstancias vitales de los demás.
Un obispo conciliador donde los haya. Un obispo de todos y para todos. Un obispo trabajador. Un obispo del que me dolerá desprenderme el día que lo destinen a otra diócesis.
Un obispo en consonancia con las enseñanzas de su Maestro, que dio prioridad a las debilidades, a la comprensión, y al perdón. Quien ha vivido el misterio de Dios sabe que la vida es diferente y quiere resaltarlo: intenta que los ricos bajen de sus tronos, abandonen la opresión en que se encuentran instalados y comiencen a expresar su comunión con los más necesitados; por eso a algunos les llama la atención que el obispo se ponga detrás de una pancarta. Pero D. Fernando asume el camino de los empobrecidos de esta sociedad, avanzando hacia un espacio de transformación y de justicia, en una vida que comienza a ser lugar de libertad y amor comprometido. ¡La revelación del plan de Dios invierte los principios de la realidad, tanto en el plano social como en el económico!
Al igual que Jesús ve
en los pobres los preferidos de Dios, por el amor que el Padre les tiene. Son
los excluidos quienes nos llevan la delantera en el Reino de los cielos. Por todo
esto Jesús toma una decisión tajante para toda su vida, hace lo que se la dado
en llamar la opción preferencial por los pobres, sabiendo que la opción
preferencial no es excluyente sino inclusivista, que incluye a todos.
Estos malditos
también son actuales y nos los encontramos en la calle. No dudamos en calificar
de impuro a un enfermo de SIDA o un homosexual o un toxicómano o un extranjero
como los de antaño. De esta forma nos convertimos en jueces de nuestros
hermanos, cosa que ni el mismo Dios hizo. La Buena Noticia que trae Jesús es
parcial. Su mensaje es universal pero la predisposición para ese mensaje es
parcial.
Jesús trae un mensaje de liberación para los que no tienen futuro, por tanto aunque es un mensaje para todos, tiene unas preferencias: los que no tienen futuro.
Dios apuesta siempre a caballo perdedor, pero con la ventaja de que serán los primeros. El amor misericordioso y compasivo de Jesús le hace tomar parte en algunas decisiones. Su compasión libera:
Jesús se compadece al ver que la gente pasa necesidad, sufre mil enfermedades, y se ve aquejada por tantas violencias. Sus acciones tienen siempre una intención liberadora.
Todo esto quiere decir que Jesús piensa en que también está aquí el Reino de Dios, que aunque no esté de modo completo, una parte del Reino ya está aquí.
Así, pues, nos ha
llegado a Mondoñedo un obispo al que admiro como persona comprometida con los
más desfavorecidos y consecuente con lo que es y representa.
Nuestro obispo ha
conseguido, desde una pequeña diócesis, y en poco más de un año de pontificado,
convertirse en una auténtica referencia para el episcopado español.
D. Fernando es un obispo que ejerce su liderazgo religioso con humildad y compasión, guiando a su comunidad con amor y sabiduría. Un obispo dedicado a Dios, comprometido con su fe y con el bienestar espiritual de sus feligreses. Un ejemplo de integridad y honestidad. Es además un pastor compasivo, que escucha y atiende las necesidades de sus feligreses, especialmente de aquellos que están pasando por momentos difíciles. Comprometido con la justicia social y la promoción de los valores cristianos en la sociedad, para que su comunidad sea un reflejo de la bondad y la compasión de Dios.
Solo un obispo así podrá liderar su comunidad hacia una vida espiritual plena y una sociedad más justa y humana.
El término "Hombre de Dios" se refiere a la creencia de que los obispos han sido elegidos y consagrados por Dios para servir a su pueblo y guiarlos en su camino hacia la salvación.
En resumen, un hombre
de Dios como nuestro obispo es aquel que se dedica a seguir y servir a Dios de
todo corazón. Este tipo de persona tiene una profunda conexión con lo
divino y se esfuerza por vivir de acuerdo con los principios y valores que se
encuentran en las enseñanzas sagradas. Un hombre de Dios también se preocupa
por los demás y se esfuerza por ayudar a los demás en todo lo que puede. Él es un modelo a seguir para aquellos que
buscan crecer espiritualmente y encontrar un sentido de propósito y significado
en sus vidas.
Pues que tenga cuidado porque a la mafia del Vaticano no les gusta ese tipo de personas!!!!!aunque ya murieron los dos más grandes perseguidores de los obispos que trabajan por los necesitados.....en "santito" y el Aleman cara de demonio.
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