Curas comunistas
Hoy he leído la carta en un diario local de un cura ya jubilado, que más bien parece un acólito maoísta del Partido Comunista, que un hombre de fe.
Todos los gobiernos
son «intrínsecamente perversos» si prescinden de Dios y del orden moral natural
y objetivo. Cuando se trata de los diversos regímenes políticos,
comprobamos que esa perversión puede darse y se da en totalitarismos comunistas
o nazis, en democracias liberales, en dictaduras de partidos únicos o de
líderes populares. A todas esas formas de gobierno son aplicables las palabras
que Pío XI refiere al comunismo
marxista:
«Procurad, venerables hermanos, con sumo cuidado que los fieles no se dejen engañar. El comunismo es intrínsecamente perverso (“communismus cum intrinsecus sit pravus”), y no se puede admitir que colaboren con el comunismo en terreno alguno los que quieren salvar de la ruina la civilización cristiana» ¡y el bien común de los pueblos! Y aún Pío XI añade una profecía, que ha tenido y tiene cumplimiento: «Cuanto más antigua y luminosa es la civilización creada por el cristianismo en las naciones en que el comunismo logre penetrar, tanto mayor será la devastación que en ellas ejercerá el odio del ateísmo comunista» (1737, Divini Redemptoris 60).
La secularización que comenzó en los años setenta y que se perpetúa en los cada vez más escasos círculos progres, aunque sean círculos con mucho mando en plaza, ha conseguido vaciar los templos católicos y animar a la gente a contentarse con un fantástico “algo tiene que haber” que en ocasiones cristaliza en una presencia católica en un sacramento -cada vez menos- o un acontecimiento católico-festivo-popular-tradicional que está bien pero no complica la existencia.
La Iglesia somos
todos y todos cabemos… pero no caben los que quieren una Iglesia con puertas,
una Iglesia de politiqueos de tres al cuarto, de sacerdotes que igual podrían
ser profesores de religión o seudopsicólogos que quieren hacer buenas personas
pero que no enseñan a rezar, que no enseñan a conocer a Dios y, está claro,
esto último todo en nombre de una libertad mal entendida.
Señores, cuando unos padres mandan a sus hijos a la
catequesis, a un colegio religioso, a una asociación de tiempo libre con
contenido religioso, pretenden que se le dé a sus hijos la formación necesaria
en valores pero que esos valores se edifiquen desde la solidez de la fe.
¿De qué valen los
valores si no se pueden sostener cuando tengamos las primeras dificultades?
¿Cuántas personas han
caído en el hoyo pese a tener valores? ¿Por qué? simplemente porque esos
valores eran aire… no se sustentaban por nada, faltaba la Fe, el creer no solo
en uno mismo, sino en algo superior.
Bueno, pues ésta es una visión progresista de la Iglesia,
una Iglesia que ayuda, que forma que está junto a sus fieles, que los conoce,
que los ayuda en el día a día, que camina junto a ellos. No es progresista una
Iglesia con puertas, nacionalista, que solo se preocupa de la política y de
conseguir cada vez más objetivos, y se olvida de que la vocación de todo
sacerdote es el Servicio a los demás desde una entrega total y desinteresada.
Primero fueron las misas en gallego. Segundo fueron los misales y los
breviarios en gallego cuando menos sospechoso rozando la irregularidad
lingüística. Tercero, fueron el comenzar a hacer cosas sociales, disfrazándolas
con actividades políticas en asociaciones juveniles (manipulación de la
sociedad y de los jóvenes con sus ideas pese a ocultar esto dentro de la
libertad). Cuarto, comenzaron a casarse o vivir con alguna señora, eso sí
ejerciendo de sacerdotes… ¿Si no fuese así de que iban a vivir? Si seguimos por
estas vías lo más normal es que terminemos todos en un psiquiátrico, eso sí,
después de haber matado la Fe en millones de personas… jóvenes con valores pero
que ya no creen en nada, mayores que no creen en esta Iglesia porque estaban
acostumbrados a otras y una gran mayoría de jóvenes y mayores que buscan la
Iglesia sin política, con espiritualidad y sobre todo con gran empuje.
Es lamentable que se
use la Santa Misa con fines terrenos, políticos, linguísticos, de protesta,
etc. Que se instrumentalice la Santa Misa para desunir y para provocar.
Quienes gritan en las iglesias que por ser libres no se sujetan a norma alguna,
en realidad son los mayores delincuentes del tiempo. No se sujetan a la
disciplina de la Iglesia, pero tampoco utilizan la libertad personal para el
bien. No saben qué hacer con su libertad. La sacan de la estructura comunitaria
y la dilapidan. La libertad se convierte en una serpiente que les devora.
Todo esto es la consecuencia directa de
un clero apaisanado, del desprecio de los medios de la gracia, de la falta de
consideración del Sacramento de la Penitencia, del olvido de Cristo, que es a
quien maltratan especialmente los sacerdotes cuando no tienen fe.
Sentir pasión por el Evangelio es posible porque el
Evangelio no es primariamente un mensaje, un conjunto de ideas encomiables,
sino fundamentalmente una persona, Cristo, el Hijo de Dios, que nos ha invitado
a la conversión y a creer en el Evangelio (Mc
3,14).La vocación afecta a nuestra identidad profunda, dice quiénes somos
en realidad, más allá de toda apariencia. De este modo, podemos decir que el
sacerdocio es una profesión en la medida que el sacerdote “hace” cosas,
desempeña diversas funciones, pero con eso no está dicho todo. Lo que
verdaderamente define al sacerdocio es su carácter vocacional; es decir, el
hecho de que se trata de un proyecto de vida que exige una determinación
espiritual (una respuesta a una llamada), que afecta a todas las dimensiones de
la vida (corpórea, afectiva, intelectual, etc.), que pide exclusividad, entrega
y fidelidad absolutas, y que es animado por una pasión: la pasión por el
Evangelio. Exige exclusividad, entrega absoluta. El sacerdocio es una profesión a la que se llega, o se debe llegar,
sólo por vocación. ¡Y se nota! No es igual ordenarse sacerdote porque así lo
quisieron las circunstancias y ejercer el sacerdocio como un funcionario
cualquiera cumple con su cometido, que ordenarse por auténtica vocación y dar
la vida ilusionado por la gente y por la Iglesia.
Una vocación Tiene que ver con el interior de la persona, exige una determinación espiritual, pone en funcionamiento todas las dimensiones de la vida: afectiva, de la existencia racional, creativa, etc., Gratuito, Permanece. En el Documento del Concilio Vaticano II llamado «Presbiterorum Ordinis», se describe la misión del sacerdote: «Los sacerdotes contribuyen, a un tiempo, al aumento de la gloria de Dios y a que progresen los hombres en la Vida Divina» (P.O.2).
Estos sacerdotes dedican su vida a la Solidaridad y muy poco al
ministerio para el que fueron ordenados. Estos
curas deberían saber que no les impusieron las manos para ser trabajadores
sociales o animadores socioculturales.
1- De igual manera que se suele decir "dime con quién andas y te diré quién eres", cabe decir "dime quién te alaba cuando mueres y te diré quién eras"
ResponderEliminar2. Recordar que Setién dijo que no tenía por qué amar lo mismo a todas las ovejas. Este era de los que amaban a las ovejas que trabajaban para que los lobos devoraran a otras ovejas.