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Mañana sábado, música y trabajo seguro y digno en la Cocina


Mañana, sábado 28 a las 6 de la tarde. comienza el ciclo de conferencias con la actuación  del acordeonista Joaquín Enríquez y Elisa Esperante. Serán  En la cocina económica de Ferrol, situada en la calle Rubalcava 29 de Ferrol.

En las ponencias intervendrán:  Rafael AguirreBengoa y Francisco Javier Tarín

Hoy en día es esclavo el hombre que está atado por su propia libertad cuando no sabe para qué le sirve. Porque la libertad no es un valor en sí, sino un valor en el que debe construirse la propia persona. Decía Goethe: “nadie  es más esclavo que quien se considera libre sin serlo”. Y no hay servidumbre más vergonzosa que la voluntaria.

Hoy en día es esclavo el que es siervo de sus propios miedos o de sus propios vicios. El que para vestirse tan solo piensa en lo que está de moda; el que tiene que comprar las cortinas, los muebles o  los aparatos que están de moda; el que  se muere de vergüenza  si no tiene un coche “digno de su categoría”; el que lucha tanto por dar una buena vida a su mujer y a sus hijos y no tiene tiempo de darles su compañía; también es esclavo el que lo es de su mujer, o la mujer que lo es de un hombre; lo son los que confunden el matrimonio o la pareja con una forma de sometimiento al prójimo.

Los valores de nuestro mundo actual nos han ido colonizando y los hemos ido asumiendo, hasta el punto de considerarlos propios y hegemónicos de la humanidad. El resultado de todo esto ha sido una generación de ciudadanos acríticos, poco reflexivos, dóciles consumidores, competitivos y trabajadores tecnócratas.

Si somos sinceros, descubriremos que en nuestra vida, confiamos demasiado en las cosas externas, y demasiado poco en lo que realmente somos. Con frecuencia, servimos al dinero y nos servimos de Dios. Le llamamos Señor, pero el que manda de verdad es el dinero. Justo lo contrario de lo que nos pide Jesús.

Servir al dinero significaría que toda mi existencia está orientada a los bienes materiales. Sería tener como objetivo de mi vida el hedonismo, es decir, buscar por encima de todo el placer sensorial y las seguridades que proporcionan las riquezas. Significaría que he puesto en el centro de mi vida, el falso yo y buscar la potenciación y seguridades de ese yo; todo lo que me permita estar por encima del otro y utilizarlo en beneficio propio.

Ni siquiera cuestionamos que lo que es legal puede no ser justo. Puesto que lo que tengo lo he conseguido legalmente, nadie me podrá convencer de que no es exclusivamente mío.

LA RECORDADA SENTENCIA DEL DERECHO ROMANO —Non omne quod licet honestum est— significa que no siempre lo permitido jurídicamente, es justo o moral. Y tiene relación con esa delgada diferencia entre lo que un ciudadano puede hacer (la conducta de acuerdo con la ley) y lo que debe hacer (más allá de la ley, un comportamiento personal conforme a la ética social).  El célebre jurista romano, Paulo, expreso su no menos célebre sentencia: «Non omne quod licet honestum, est» (No todo lo lícito es honesto). Significa que más allá de la eficacia de una norma y de haberse dictado respetando la estructura jurídica, dicha norma puede colisionar con la ética, la moral o la honestidad, de manera que no por ser lícita es necesariamente justa, y hasta a veces honesta.

Además, el dinero es injusto, no solo por la manera de conseguirlo, sino por la manera de gastarlo. Las leyes que rigen la economía, están hechas por los ricos para defender sus intereses. No pueden ser consideradas justas por parte de aquellos que están excluidos de los beneficios del progreso. Unas leyes económicas que potencian la acumulación de las riquezas en manos de unos pocos, mientras grandes sectores de la población viven en la miseria e incluso mueren de hambre, no podemos considerarla justa.

Este mundo, con los parámetros que tiene económicos políticos y sociales, llevado al extremo es un mundo inviable a no ser que vengan otros principios para poder vivir. Eso lo ha dicho de manera bastante interesante el papa Francisco en su encíclica sobre la ecología, donde termina diciendo que los poderes económicos-políticos de esta civilización capitalista llevan al mundo al desastre en una, dos, cuatro o veinte generaciones. Pero ese ya no es un argumento solo eclesial, sino que es un argumento hoy de carácter social. De carácter económico, como dicen los científicos.

Tenemos, por tanto, el ideal del evangelio de Marcos que es el de poner bienes en común para compartir y tener una familia universal. Y el otro ideal, que es el de: esto se acaba; vamos a terminar de consumir lo que hay y vendrá Jesús. Y Jesús, evidentemente, no vino de esa manera. O sea, que nos queda por un lado el vender para compartir y, por otro lado, el ideal del Evangelio que es un vender para crear; para compartir creando.

Jesús propuso crear un tipo de economía que esté al servicio del cojo, del manco, del ciego, del pobre, la prostituta, el extranjero...

Hay economías que matan. Debemos buscar una economía diferente, que da vida y no mata, que incluye y no excluye, que humaniza y no deshumaniza.

Decimos: Yo no puedo hacer nada por evitar el hambre. Tú lo puedes hacerlo todo, porque no se trata de eliminar la injusticia sino de que tú salgas de toda injusticia. No se trata de hacerles un favor a los pobres, aunque sea salvarles la vida, se trata de que tú salgas de cualquier inhumanidad. Nosotros, los “ricos”, somos los que tenemos que cambiar buscando esa humanidad que nos falta. Tu salvación está en no ser causa de opresión para nadie sino en ayudar a los demás a salir de toda opresión. Si damos de comer al pobre le salvamos la vida biológica. Si salgo de mi egoísmo, salvo la vida al pobre y me libero de mi inhumanidad.


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