Fernando Cadiñanos, un año entre nosotros
Hoy hace un año que era ordenado obispo de de
Mondoñedo-Ferrol.
Afirma nuestro obispo. “Soy consciente de las dificultades
que hemos de afrontar derivadas de los agentes pastorales y de la situación de
debilidad que la pandemia ha dejado en nuestras comunidades, así como de la secularización que nos
rodea. Son muchos y hermosos los retos que juntos tenemos que afrontar si
queremos ser una Iglesia significativa que sea servidora, misericordiosa y
evangelizadora de nuestro mundo. El
Señor sigue contando con débiles instrumentos como tú y como yo para realizar
su obra salvadora. Además, su Espíritu nos acompaña y guía, lo que nos
aleja de todo temor e incertidumbre.” El Señor nos invita a abrirnos a
su acción, a su paso en nuestra vida que produce procesos fecundos y
asombrosos. No nos cerremos en nuestra comodidad, ni en nuestras costumbres o
miedos; unámonos a la novedad e ilusión que Él nos aporta cuando le descubrimos
cerca” añade
Así es, Son numerosas las personas que cuando se les
pregunta por sus creencias religiosas te responden:” hombre, haber… ¡algo hay!”
Al menos yo me he encontrado con unas cuantas que me han respondido así.
¿Pero en qué Dios creemos los
cristianos? ¿En un “dios difuso’”, un “dios-spray”, que está en todas partes,
pero que no se sabe qué es? Dios es “una Persona”, una persona concreta, es un
Padre, y por tanto la fe en Él nace de un encuentro vivo, del que se hace una
experiencia tangible.
En el Antiguo Testamento, la afirmación “Dios es el VIVIENTE” significa que es
el que da vida a todos los seres, que es poderoso y victorioso y está presente
con su acción al lado de sus hijos, de modo que por eso podemos poner en Él
toda nuestra confianza, por lo tanto, también la interpretación de Dios como
persona es sólida porque, independientemente de los supuestos filosóficos, se
apoya directamente en la fe. La Biblia
al expresarse en un lenguaje simbólico, presenta en muchísimas páginas la relación
entre el hombre y Dios en términos de
yo-Tú. Además los cristianos nos dirigimos a Dios en la oración como a
un Tú poderoso y misericordioso, al que podemos abandonarnos con entera
confianza. Dios se ha hecho el encontradizo con los hombres en la persona de
Jesucristo, pero la experiencia de Cristo consiste en reconocer en Él su vida,
sus palabras, sus actitudes y comportamientos con los demás, la donación de Dios
sin límites hacia nosotros. Por nuestra
parte la entrega ha de ser absoluta a ese amor, con todo el corazón, aquel que
sólo Dios merece y que sólo a Él puede no defraudar, sabiendo que es Él el que realmente se
entrega absolutamente y nunca defrauda. La conversión interior, el cambio de
corazón que supone esta experiencia con Cristo es la que puede dar lugar a actitudes como: “Señor qué quieres que haga” (Hch 22,10) o “ yo sé de quién me he fiado” (
2 T. 1,12). Pero también es cierto que muchas veces la Iglesia, nuestra
Iglesia, constituye un grave obstáculo y
un escándalo doloroso para muchos cristianos comprometidos, callando cuando
debería hablar y hablando cuando debería callar, también cuando dice y no hace…
Dios siempre tiene un pueblo remanente en una cultura
oscurecida. Incluso en el peor de los casos, él continuamente levanta un
testimonio de luz en medio de la oscuridad. Como Jesús dice, debemos ser sal,
un agente que preserva la vida en un ambiente en descomposición. “Vosotros sois
la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No
sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres” (Mateo 5:13).
En su epístola a Tito, Pablo nos dejó poderosas instrucciones
con respecto a la Gran Comisión de Cristo de predicar el evangelio. Él acababa
de abandonar la isla de Creta, donde había enfrentado persecución; y cuando
partió para evangelizar en otras ciudades, dejó atrás a Tito y algunos otros
líderes.
Creta era una ciudad malvada, saturada de sensualidad; y los
corazones de estos jóvenes líderes les decían que se fueran. Pero Pablo les
indicó que se quedaran, y les explicó que era por buenas razones: “Por esta
causa te dejé en Creta” (Tito 1:5).
Luego enfatizó el trabajo necesario y práctico de la salvación en la vida
diaria de los ancianos y de la congregación.
El dilema en Creta es paralelo al nuestro hoy.
Los países industrializados, prósperos y presa del
materialismo práctico han colocado a Dios en el trastero de lo que ya no sirve,
y como consecuencia ven la destrucción de su juventud víctima de la violencia,
el suicidio, las drogas y sobre todo, de la decadencia moral que amenaza
hacer sucumbir el tan cacareado postmodernismo, o lo que igual, la famosa
sociedad del bienestar.
Este fenómeno de la secularización de la sociedad no nos
lleva a un estado laico, sino a un estado profano en donde el dios Eros (placer) y Mamon (riqueza)
reinan sobre los principios bíblicos establecidos. Todo ello nos lleva a lo
que ya hoy es una realidad, una sociedad anarquizada, hedonismo y violenta.
Somos los que Dios ha
designado para ser luces en un lugar y tiempo oscuros. Es posible que tú no
desees vivir en una cultura sin valores como la que estamos viviendo o criar a tus
hijos en una sociedad que se enfurece cada vez más contra Dios, pero Jesús
tiene un diseño para tu vida en este momento y lugar. Estás aquí ahora con un
propósito divino: mostrar la gloria de Dios a esta generación.
Dios tiene un propósito para tu vida. Tiene una meta, un
plan. ¡Es importante que te preguntes y que Le preguntes qué es lo que Él
quiere hacer con tu vida!
Es muy interesante que la palabra griega para “propósito
,“prosthesis”, es la misma palabra que se utiliza en
la Biblia cuando se hace referencia a los panes de proposición. Estos panes
servían para representar a las 12 tribus de Israel, e impulsaban al pueblo a ir “hacia adelante”, a ir en pos del
Todopoderoso.
Hoy, por el sacrificio de Jesús, el pan vivo que
descendió del cielo (Juan 6:51), Dios te anima a ir hacia adelante. ¡Él
te concede Su favor y Su bendición, y te anima a que sigas avanzando, a que
vayas hacia delante y tengas éxito en todos Sus propósitos para tu vida, para
gloria de Su Nombre
Los designios de Dios para ti son buenos. De
hecho, la palabra “designio” guarda
una similitud con la palabra “diseño”.
Imagina por un momento que Dios, como un perfecto artista, hubiese bosquejado y
diseñado por adelantado Sus planes para ti. ¡Él está pintando el cuadro de tu vida, y te puedo asegurar que el
resultado final será magnífico!
“Porque yo sé los
pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz,
y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11).
Muy lindo el artículo. Soy profesor 👨🏫 de religión y me gustaría compartirlo con mis alumnos. Por favor 🙏 si es posible 🤔 envíemelo a mi correo electrónico 📧 ArturoDextre@hotmail.com
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