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Severo correctivo del Papa al Opus Dei

El Vaticano publicó este viernes un documento pontificio, el motu proprio Ad charisma tuendum (Para tutelar el carisma) que establece una serie de cambios en el Opus Dei.

Entre estas disposiciones están que el Prelado en adelante ya no será obispo, el Opus Dei debe adecuar sus estatutos, presentar un informe anual; y ya no responderá al Dicasterio para los Obispos sino al Dicasterio para el Clero.

De esta manera el Opus Dei no formará parte como hasta ahora de la estructura jerárquica de la Iglesia como una diócesis, sino que estará directamente controlada por el ministerio del Clero, como otras organizaciones.

Además, el Opus Dei tendrá que presentar, cada año, "al dicasterio para el Clero un informe sobre el estado de la Prelatura y sobre el desarrollo de su labor apostólica".

La norma, que entrará en vigor el 4 de agosto, establece que el prelado no podrá ser obispo para "fortalecer la convicción de que se necesita una forma de gobierno basada más sobre el carisma que sobre la autoridad jerárquica”.

Juan Pablo II no ocultó nunca su cercanía al Opus Dei, que hasta entonces había sido visto con desconfianza por el Vaticano. Con Juan Pablo II, su ascensión fue vertiginosa. Ya en 1978, pocos días antes del primer cónclave después de la muerte de Pablo VI, el entonces cardenal Wojtyla visitó Villa Tevere, la sede del Opus, y rezó ante la tumba de Escrivá. En 1982 otorgó a la organización el título de "prelatura personal". Creada a medida para el Opus, le concede los atributos de una verdadera diócesis sin limitación territorial. El prelado del Opus depende directamente del Papa, escapando así a la autoridad de los obispos diocesanos. En 1992 beatificó a Escrivá, sólo 17 años después de su muerte.

A propósito de la irresistible ascensión de Escriva a los altares, he oído comentar a un grupo de teólogos que si se aplicaran a Jesús de Nazaret los procedimientos actuales de canonización, difícilmente los superaría. Y no les faltaba razón, porque el Jesús histórico fue condenado por el poder romano con el apoyo de la ortodoxia religiosa judía que no difiere mucho de la actual ortodoxia católica, mientras que el nuevo santo sube a los altares con todas las bendiciones eclesiásticas y todos los honores políticos.

Uno de los teólogos dirigentes de España, ya fallecido, Juan Martín Velasco, señaló: "no podemos poner como modelo de vida cristiana a alguien que ha servido al poder del Estado y que ha usado ese poder para catapultar su Obra, que ha dirigido con criterios obscuros -como una mafia de guante blanco- sin aceptar el magisterio papal cuando no coincidía con su manera de pensar".

Pedro Miguel Lamet hablaba hace varios años en la revista Vida Nueva de un documento, escrito por un alto cargo eclesiástico y enviado al nuncio y altos prelados, en el que se decía que la intentona del Opus «puede dañar mucho a toda la Iglesia católica». En él se recogen las reacciones de los cardenales, en una reunión celebrada el 28 de junio de 1979, al tema de la prelatura personal cum propio populo: para unos se trataba de crear una iglesia dentro de la Iglesia; para otros, de una jerarquía paralela o «una super iglesia, a la que tendría que acudir el mismo Vaticano».

Tiene razón José Manuel Vidal cuando afirma:” La imagen pública y eclesial de la Obra (sobre todo en España) fue siempre muy mala. Ellos decían que 'adulterada' a posta por sus enemigos. Y lo intentaron todo para cambiarla, presionando a directores de medios u obligando a sus empresas a echarlos (que se lo pregunten al jesuita Pedro Miguel Lamet que, en aquella época, dirigía Vida Nueva)”

La ascensión de Escriva a los altares se ha producido conforme a los cánones de lo eclesiásticamente correcto. Lo que yo me pregunto es si el camino de santidad trazado por él hace más de sesenta años y el modelo de cristianismo que encarna hoy su obra son acordes con el evangelio y con los signos de los tiempos.

«El Papa, los Obispos y otros ministros ordenados no son los únicos evangelizadores en la Iglesia. Ellos «saben que no fueron instituidos por Cristo para asumir por sí mismos todo el peso de la misión salvífica de la Iglesia en el mundo». Todo cristiano, en virtud del Bautismo, es discípulo-misionero “en la medida en que ha encontrado el amor de Dios en Cristo Jesús”. No puede ser ignorada en la actualización de la Curia, cuya reforma, por tanto, debe prever la implicación de los laicos, incluso en funciones de gobierno y responsabilidad» afirma el Papa Francisco

El cambio deja en claro que la prelatura es una institución de tipo clerical y asociativa (cfr. Iuvenescit Ecclesia, nota 116), no jerárquica ni menos aún laical. No es una institución laical a la cual sirven unos sacerdotes: es una organización clerical en la cual laicos cooperan mediante acuerdos contractuales.

Lucas sabe que los discípulos han buscado los primeros puestos, queriendo establecer una sociedad jerárquica donde ellos mismos sean los privilegiados; y sabe que Jesús ha respondido, diciendo que es preciso hacerse niños (pequeños) para así volverse grandes.

Francisco aseguró que la Iglesia católica del futuro será más pequeña, perderá muchos privilegios y será más pobre y menos política, durante la conversación con los jesuitas.

"El verdadero problema no es que seamos pocos, en definitiva, sino que la Iglesia evangelice” añadió el papa.

En contra de una tendencia, normal en nuestras sociedades, Jesús no ha fundado un grupo de rabinos y sabios, pues quiere que todos los miembros de su iglesia sean hermanos (se vinculen directamente entre sí). Nadie puede elevarse como director o guía.

 El objetivo de la Iglesia es ofrecer un testimonio y camino de fraternidad, no la creación de una buena empresa socio-religiosa.

Toda jerarquización (sacralización) en línea patriarcal es contraria al evangelio. Así lo indicaba Marcos (cf.3, 31-35 y 10, 30), e igualmente Pablo, que apenas utiliza el símbolo “padre” para hablar de las relaciones comunitarias (a pesar de 1 Cor 4, 15; Flp 2, 22; 1 Tes 2, 11). Sólo la tradición del Discípulo amado emplea con cierta frecuencia el término correlativo “hijitos”, dirigido a los miembros de su comunidad (cf. 1 Jn 2, 1. 12.13.18. 28; 3, 7. 18; 4, 4; 5, 21), como hacía Pablo al desahogarse con los Gálatas (Gal 4, 19). Esta utilización espiritual de “padre”   se ha impuesto en la tradición posterior de la Iglesia, de una forma paradójica.

El organigrama jerárquico de la iglesia actual es más propio de un sistema burocrático sacral y estamental que de una comunión de seguidores de Jesús. Sólo así se entiende el hecho de que ordene ministros en sí (presbíteros sin comunidad, obispos sin iglesia), como expresión de honor y cambio de estado (elevación estamental), con una fiesta que evoca las celebraciones paganas de concesión de títulos de nobleza. Muchos de esos ministros absolutos (sin comunidad o iglesia), mantienen un carácter difícil de precisar, de manera que parece preciso que volvamos a los primeros tiempos de la iglesia, que en el siglo V (Concilio de Calcedonia, año 451) prohibía la ordenación en sí, sin referencia a una iglesia.

No hay carrera eclesiástica. El modelo de honores y ascensos religiosos pertenece al sistema sacral, va contra el evangelio. Todo intento de presentar los “órdenes” eclesiásticos (desde diácono y presbítero al obispo o papa) como grados de un orden ascendente es anticristiano.

Ha llegado el momento de que las comunidades sean autónomas, capaces de buscar y recorrer su vía cristiana: es tiempo bueno para que un tipo de jerarquía “dimita”, dejando su autoridad en manos de las mismas comunidades, de manera que ellas asuman su responsabilidad e inicien un camino de búsqueda compartida.

Comentarios

  1. Una panfletada impropia de este blog, con algunas informaciones ciertas pero tergiversadas. Sólo señalo dos: poner en labios de Martín Velasco una declaración calumniosa cuando él jamás demostró más que cariño y admiración hacia el Opus Del; y la otra:una interpretación torcida del documento del Papa. Francisco con esta intervención, pienso yo, no hace ora cosa que ayudar a la Obra, incluso se puede decir que la está defendiendo de gente que piensa lo mismo que este artículo. Del Papa nunca vendrá nada negativo para el Opus Dei ni para nadie, y el único sentido de la existencia de la Obra es servir a la Iglesia "como la Iglesia quiere ser servida". Un saludo

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    1. Buenos días. Paso el link a la fuente de Martín Velasco: en la red se pueden encontrar más, pero paso sólo este: http://sinmiedoalopusdei.blogspot.com/2015/02/votos-de-pobreza-o-riqueza.html
      En un libro publicado originalmente en 1948, “El valor divino de lo humano”, que durante los años cincuenta y sesenta fue en España casi tan leído como Camino, Jesús Urteaga, sacerdote del Opus Dei, dedica el primer capítulo a hablar de los santos y de las “vidas de santos”. Da vergüenza, dice el autor, comprobar cuál es la concepción que de un santo tienen muchos católicos, como un fetiche al que recurrir “para pedirle favores” (Urteaga, 1948, 30). Cuarenta años más tarde, al leer la clase de documentación que llega al Archivo de la postulación de la causa de monseñor Escrivá, resulta inevitable la sensación de que el Opus Dei corre el peligro de ver a su fundador convertido en uno de esos “fetiches”.
      Quizá la más famosa de todas las máximas del “Padre” sea la que se halla recogida en el número 28 de Camino: “El matrimonio es para la clase de tropa y no para el estado mayor de Cristo.”
      Es de suponer que lo que sí es “opinión teológica” suya, y no “doctrina de fe”, es esa equiparación de la Iglesia a un ejército, donde los obispos constituirían el estado mayor y los seglares la clase de tropa. Tratándose de todo un “precursor” del Concilio que hablar´a de la Iglesia como “pueblo de Dios”, el recurso a este modelo piramidal del ejército puede resultar sorprendente.
      Camino se publica en 1939, inmediatamente después de concluir la guerra española (“Año de la Victoria”, según consta en la primera edición). Y el Opus Dei se estructurara a partir de esa fecha de acuerdo con un modelo piramidal, fuertemente jerarquizado, con categorías distintas de miembros (como queda especificado en las Constituciones de 1950), hasta el punto de que el propio Escrivá lo definirá en más de una ocasión como un “ejército ordenado”
      Por más que en la actualidad se insista en que Camino se dirige a hombres y mujeres, solteros y casados, de toda clase social y de cualquier profesión, lo cierto es que fue redactado pensando fundamentalmente en hombres, jóvenes, de buena familia, universitarios, y dispuestos a comprometerse a una vida de celibato. Unos hombres llamados justamente a no ser “clase de tropa”, antes, muy al contrario, “caudillos”. “¡Has nacido para caudillo!” (Camino, n ◦ . 16); “Viriliza tu voluntad para que Dios te haga caudillo” (n◦ . 833); “Me dijiste que querías ser caudillo” (n◦ . 931).
      Cabe preguntarse también, desde luego, por las razones que hacen necesaria la existencia de esta sección de mujeres, que fue recibida con la ilusión y la sorpresa “de un hijo no esperado” (Vázquez, 264). Cabria incluso tener la tentación de explicarla a partir de las funciones que a las mujeres les son atribuidas en las Constituciones del Opus Dei: “la administración de las casas” del Opus Dei en el caso de las “numerarias” (art. 444.7), y “los trabajos manuales y el servicio doméstico” en las casas del Opus Dei en el de las “numerarias auxiliares” (en latín, “inservientes”, art. 440.2).

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  2. La elección de Pablo VI provoco según Antonio Pérez, sacerdote por entonces del Opus Dei, la indignación de Escrivá, quien llegó a exclamar que “todos los que habían cooperado en esa elección se iban a condenar al infierno” (Moncada, 1987, 27). Ese mismo autor sostiene que, siendo arzobispo de, monseñor Montini había negado la autorización para la apertura de una residencia del Opus (Moncada, 1987, 27). No es fácil conciliar esas afirmaciones con la versión seg´un la cual “sabemos que Pablo VI utilizaba Camino para su meditación personal” (Berglar, 249). En cualquier caso, lo que es incuestionable, y está perfectamente documentado, es que monseñor Montini sentía escasas simpatías por el régimen franquista y que veía con preocupación el hecho de que ciertos sectores de la Iglesia española desempeñaran el papel de instancia legitimadora de dicho sistema. Y ello sucedía en un momento en el que la presencia de algunos miembros del Opus en el gobierno español era notoria y visible. Por expresarlo en los términos sobrios de la “Historia de la Iglesia en España”, “el nombramiento de Montini fue acogido, sobre todo en los amplios sectores del régimen, con fr´ıo respeto y sin una brizna de aquel entusiasmo patriótico- religioso de los tiempos de Pio XII” (García Villoslada, dir., 686).

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  3. El opus Dei la santificación del trabajo
    Weber subrayaba que “el signo que permite reconocer la santidad del trabajador es la conciencia del trabajo bien hecho”. Y si para el empresario burgués el trabajo bien hecho consistía precisamente en velar por sus intereses económicos, “el poder del ascetismo religioso ponía a su disposición a unos trabajadores austeros, concienzudos, de una perseverancia y una laboriosidad inhabituales, e identificados con un trabajo que consideraban un fin querido por Dios”. En nota a pie de página, Weber añade el siguiente comentario: “Se observará que se produce en este punto una concordancia un tanto sospechosa entre los intereses de Dios y los de los empresarios” (Weber, 1904, 258).

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  4. Una Prelatura Personal es una aberración teológica y moral que le ha hecho daño y seguirá haciéndole daño a la Iglesia Católica.
    Es un negocio de empresarios y ricachones.

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  5. En 1 de pedro 2:9 el apóstol Pedro escribe: " más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios para anunciar las virtudes de aquél que os llamó de las tinieblas a su luz admirable". por tanto, en este versículo la Palabra deja claro que Dios no hace acepción de personas distinguiendo a un grupo sobre los demás. De ahí que el Opus Dei, no es un grupo especial ni diferente al resto de auténticos cristianos. Cuando se autoconceden dicha distinción, por tanto va en contra de la doctrina bíblica, y los acerca a una organización sectarea: una nueva versión de la secta de los fariseos.

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