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La reina Letizia no quiso persignarse... y algunos se rasgaron las vestiduras..

Sucedió en el momento en el que todo el mundo tuvo que santiguarse antes de la lectura del Santo Evangelio según San Mateo. En ese instante las cámaras enfocaron a los monarcas y se pudo ver cómo directamente Letizia no se santiguó.

Santiguarse  es el significado de “trazar  o tocar con los dedos de la mano derecha la frente, la boca y el pecho para que nos libre Dios  de los malos pensamientos, de las malas palabras  y de los malos sentimientos”, tentaciones  que, según  el Catecismo, han de acompañar  de por vida a todos, también a los cristianos.

No es la primera vez que Letizia no se persigna durante los servicios religiosos católicos a los que en su condición de Reina consorte se ve obligada a asistir. 

Históricamente, la religión ha tenido una influencia importante en el control social. No obstante, las revoluciones inglesa, americana y francesa de los siglos XVIII y XIX marcaron el final de los estados confesionales en Occidente y la evolución hacia el secularismo, una actitud que implica la no preferencia política por ninguna opción religiosa, ni que se identifica por el ateísmo o el agnosticismo. Así nacen los modernos Estados laicos que proclaman la separación del Estado y la religión.

“¿Y si resulta que la Familia Real también muestra signos de “libertad y pluralidad religiosa” en su seno…? ¿Acaso no será también eso un reflejo de la España del siglo XXI, un país moderno en el que convivimos en armonía ciudadanos con creencias religiosas diferentes?" Se pregunta Jorge Fernández en actualidad evangelica.

Para aquellos medios que se rasgan las vestiduras sería bueno recordarles que el artículo 18 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que desarrolla el precepto de la Declaración Universal de Derechos Humanos, impone la obligación vinculante para los Estados que lo ratificaron de velar por la libertad de religión, en el sentido de adoptar o no una relación, manifestarse en público y en privado; para que nadie sea objeto de medidas coercitivas que puedan disminuir su libertad de tener o adoptar la religión de su elección; y, también que la libertad de manifestar la propia religión estará sujeto únicamente a las limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicas o los derechos y libertades fundamentales de los otros. En este sentido, el derecho reconocido a la libertad religiosa no es absoluto sino que tiene como los demás derechos de uno mismo y los derechos de las otras personas. En efecto, conviene rechazar las actitudes y discursos contrarias a la dignidad humana, no tolerando prácticas religiosas, sean propias o importadas, que vulneren lo que se desprende de los derechos humanos como guía ética de alcance universal

Afirma Antonio Aradillas: La mayoría de estas cruces-bendiciones episcopales  son otros tantos garabatos irregulares , que no representan nada de nada  y menos de carácter y sentido cristiano , con incuestionadas  interpretaciones  del ritualismo huero, hueco, hipócrita…” “Está de más reseñar que la cruz y su uso -abuso en algunos- , y sus persignaciones, no es el único signo cristiano. También le acompañan otros en la práctica litúrgica, pública y privada, que intentan destacar ideas tales como las relacionadas con el poder, la autoridad, la supremacía, el endiosamiento y representación en exclusiva de la divinidad mediante ornamentos que se dicen blasfemamente sagrados o, al menos, paganos por todos sus costados, tejidos, propósitos e intenciones, que desdicen e incapacitan cualquier  relación  religiosa con Jesús.” Añade.

La Iglesia Católica Romana de hoy en día poco se asemeja a la iglesia del primer siglo.

Con la conversión del emperador romano, Constantino, muchos paganos son obligados a ser cristianos. Constantino legalizó el cristianismo con el Edicto de Milán (año 313). Se convirtió en defensor de la iglesia e hizo mucho para fomentar la unión de la iglesia con el estado. El Concilio de Nicea (año 325) es convocado y presidido por él. La Iglesia deja de ser perseguida; abre sus puertas a la política y al paganismo con su énfasis en el misterio y la magia. La Iglesia empieza a perseguir a los cristianos que querían permanecer fieles a la doctrina bíblica. Entran tantas cosas paganas y mundanas en la Iglesia, que muchos buscan la vida monástica (con el fin de huir de la corrupción eclesiástica).

Gregorio I, obispo de Roma, llega a ser el primer obispo universal de la iglesia, reconocido por casi toda la iglesia, como vicario de Cristo. El enseñó claramente la doctrina del purgatorio, y practicaba misas para los muertos. Convirtió muchos templos paganos en iglesias cristianas.

El mismo Concilio confirma la confesión auricular y prohíbe la lectura de la Biblia en el idioma del pueblo.

Comienza el uso del agua bendita. (De origen pagano. Tertuliano, 200 años anteriormente, habló del extenso uso de agua bendita por parte de los religiosos paganos).

Los sacerdotes empiezan a usar vestidura especial, y los obispos un sombrero alto puntiagudo (“mitra”), que usaban los antiguos persas y babilonios.

440-461 León I, obispo de Roma, prohíbe el matrimonio de los sacerdotes, pero no todos le hicieron caso). Además él se declara obispo supremo sobre los demás; y dijo que la obediencia al Papa es necesaria para la salvación.

1123 El Concilio de Roma (Letrán) decide que los obispos serían nombrados por el papa. El celibato de los “religiosos” llega a ser obligatorio.

Jesucristo no nos invita a formar parte de una organización sino de él. Pedro no sabía que había sido nombrado papa, y nunca actuó como papa ni reclamó para sí tal autoridad. No era infalible. En una ocasión Pablo tuvo que resistirle (Gálatas 2:11-14). Ni los apóstoles ni las iglesias apostólicas supieron que Pedro fuese papa. Pedro fue enviado por otros a predicar (Hechos 8-14). Jacobo, no Pedro, presidió el concilio en Jerusalén (Hechos 15:13-19). Pedro no permitió que la gente se postrara ante él (Hechos 10:25-26). No profesó tener autoridad para perdonar pecados (“ruega al Señor. Tal vez te perdone…” Hechos 8:22). ¡Volvamos al cristianismo bíblico y apostólico!

Comentarios

  1. Gracias 🙏 por sus aportaciones lúcidas y críticas. A todos nos hace bien la reflexión 💭 crítica de la fe.

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  2. Realmente una mujer irrespetuosa y piensa q todo lo q hace o no hace esta bien al no persignarse se entiende su falta de respeto a la palabra de Dios indicado de ese modo q tampoco tiene en su camino ningun deseo de participar en la liturgia Cristiana luego q ha jurado su lugar en la sociedad x Dios
    Es una mala persona

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    1. A lo mejor es que es una persona íntegra y muy respetuosa, cuando uno se abstiene de no usar la mano para santiguarse el nombre de Dios en vano, y no practican la hipocresía como hacían los publicanos. Vivimos en un país a confesional donde la reina puede hacer lo que ella quiera y sienta.... sobre todo sin hipocresías, y no como las que vosotros practicáispracticáis.....

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  3. Me parece genial y coherente con ella misma, ejemplo para sus hijas... Hay que ser sinceros no hipócritas... Si no estás de acuerdo con los ritos religiosos, no sé deben de seguir por dar buena imagen a La iglesia católica... Y si fuese protestante, o atea, anglicana?
    Porque seguir el juego a la iglesia, creo que hace muy bien y "no ser títeres " por el echo de ser públicos... Precisamente por ser públicos, se deben a todos y no solo a la iglesia católica...
    Letizia, sigue siendo ejemplo de honradez, no de hipocresía... Que tus hijas sean sinceras con ellas mismas. Y no títeres, expectaculo para los que les gusta fisgonear y criticar.

    ENHORABUENA LETIZIA.

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