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Pedro Sánchez responsabiliza a las mafias como hacen los de Vox


Pedro Sánchez culpa a las mafias del "asalto violento contra la integridad territorial" de España en el que unas 2.000 personas trataron de cruzar de Marruecos a Melilla este sábado.

“Herodes y Pilato se han puesto de acuerdo para matar a Jesús. A un lado y otro de la frontera Herodes y Pilato se han puesto de acuerdo para matar a ese “Dios para Dios”, que son los pobres.” Afirma con razón Santiago Agrelo

Sánchez defiende la labor de Marruecos en la frontera de Melilla: "Si hay un responsable son las mafias"

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha defendido la actuación de la gendarmería marroquí en el salto a la valla que se produjo este viernes en la valla de Melilla y ha señalado -como hacen los de Vox- "responsables" de lo ocurrido en la frontera con la comunidad autónoma "a las mafias que trafican con seres humanos".

La hipocresía es el tema principal de la obra “Tartufo o el impostor” (Le Tartuffe ou l'Imposteur), una de las más conocidas comedias de Jean Baptiste Poquelin, cuyo nombre artístico es "Moliêre"; esconde un ataque al papel demasiado influyente que tenían y tienen algunos personajes siniestros que existen en nuestra sociedad en distintos ámbitos -especialmente en la política-, que utilizan su capacidad para convencer y dominar a quienes los siguen. En realidad, son saqueadores, que pretenden conseguir el poder y, con él, los bienes materiales que el poder facilita.

Alexandre Koyré, filósofo e historiador de la ciencia, en su obra “La función política de la mentira moderna”, se preguntaba cómo identificar a los políticos mendaces, mediocres y falsos, inmersos en ese magma que es la acción política para, a continuación, dibujar un exacto retrato de su perfil: es importante saber ubicarlos y observar sus conductas.

Desde “La República” de Platón, pasando por “El Príncipe” de Maquiavelo, “El arte de la mentira política” de Jonathan Swift, hasta “Verdad y política” de Hannah Arendt, en cualquier reflexión de ética política está presente una cuestión fundamental, que considero una trampa, una falacia o un falso dilema: ¿conviene ocultar la verdad al pueblo, mentirle o engañarle, por su propio bien? El arte de la mentira política sería, de este modo, el arte de hacer creer al pueblo mentiras convenientes y saludables con vistas a un buen fin. Así lo pensaba también Disraeli: “sólo el gentleman, el sabio, sabe, por su propia condición, cuándo conviene decir la verdad y cuándo callarla o disfrazarla”.

Preguntado por la agenda con Argelia tras plegarse al plan marroquí de autonomía del Sáhara Occidental, Sánchez ha esgrimido que “España no se ha movido” del marco de la ONU y “hemos de intentar ampliar el marco de colaboración”.

Como ya dijo Maquiavelo, «los hombres ofenden antes al que aman que al que temen». Y Sánchez parece temer más a los poderosos que a los militantes descontentos de su propio partido.

Los derechos humanos no son un pin de quita y pon, y el compromiso con ellos se demuestra en los momentos más difíciles, como este. Es el momento de apostar por una política migratoria que trate a las personas con dignidad

Lejos queda tiempo en el que  Pedro Sánchez anunciaba que Valencia acogería el Aquarius como "una obligación ayudar a evitar una catástrofe humanitaria y ofrecer un puerto seguro a estas personas cumpliendo con las obligaciones del derecho internacional”. El comunicado añadía que el presidente del Gobierno daba esas instrucciones para que España cumpliese con sus “compromisos internacionales". ¡Aquellos argumentos parece que ya no están en vigor para este Gobierno!

“A morir siempre tienen que ir los hijos de los pobres” Es el grito desconsolado de Santiago Agrelo. “A esos señores de Migraciones alguien tendrá que explicarles que las leyes se han de aplicar siempre en el sentido más favorable a las personas para las que se han dado.” “Y por mi cuenta, y gratis, les recordaré también que, el modo en que ellos aplican hoy esas leyes, será el que a ellos se les aplicará mañana en la última ventanilla de sus vidas. Sólo deseo que entonces tengan todo en regla para entrar. En aquella ventanilla será el emigrante el que decida” añade

Yo me limitaré a recordar que son hijos de Dios en el que creo es el Dios todopoderoso, que guio a su pueblo en el éxodo y en el exilio, el Dios de José en Egipto y de Daniel en Babilonia, el Dios de los extranjeros y los inmigrantes. Creo en Jesucristo, un galileo desplazado, que nació lejos de su pueblo y su hogar, que tuvo que huir de su tierra con sus padres cuando su vida estaba en peligro; quien, al volver a su propio país, tuvo que sufrir la opresión del tirano Poncio Pilato, siervo de un poder extranjero.

¡Dios nos ordena dar la bienvenida al extraño y ayudarlo a sentirse como en casa entre nosotros!

La hospitalidad hacia otros, ya sea correligionarios o personas desconocidas, es una virtud cristiana. Los cristianos han de ser caritativos hacia otros (Lucas 14:12-14; Romanos 12:13; Hebreos 13:2; 1 Pedro4:9), y esta calidad debe ser una marca distintiva del liderazgo de la iglesia (1 Timoteo 3:2; Tito 1:8).Sin duda, las actitudes y actos de Jesús y la enseñanza de las epístolas condujeron a una postura más abierta hacia los inmigrantes.

Parece que hoy no se hace una auténtica lectura de la Biblia en clave de solidaridad, en clave de ese escándalo de la humanidad que es la pobreza en el mundo. Sin embargo, esas claves son centrales en la Biblia.

No debemos permitir nunca que nuestro sentido de la compasión se apague por acostumbrarnos a tantas noticias que, al ser de forma continuada, pueden mal acostumbrarnos rutinariamente y adormecer nuestra capacidad solidaria.

Quizás los cristianos estamos poco acostumbrados a la acogida, al darnos al prójimo en necesidad. Habría que leer más Isaías 58.

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