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El destino de la humanidad

Mucha gente cree que la guerra es solamente una sucesión de actos violentos o de enfrentamientos armados. Nada más lejos de la realidad: también es la realización de actos hostiles para hacer daño y doblegar una voluntad. Y se realiza en todos los espacios, en todos los ámbitos, de todas las formas y con todos medios, porque es la aplicación premeditada, organizada y metódica de la maldad y del daño para perjudicar y obtener un beneficio, doblegar una voluntad o conseguir una finalidad cualquiera.

“En realidad, nos hemos convertido en los vasallos digitales de todo este submundo tecnológico, en el que el Internet de las cosas ha abierto la posibilidad al control total de la vida de los ciudadanos,” señala el coronel Pedro Baños.

La tecnología se ha transformado en la mayor trampa contra la democratización social, ya que permite una manipulación de la mente humana cada vez mayor, impone el pensamiento único e incluso ha adquirido la capacidad de dirigir el voto, añade.

El Covid-19 ha sido un gran negocio para los que más tienen, para ese 0,1% que controla el 70% de la riqueza mundial, porque han visto cómo sus fortunas se incrementaban de manera sustancial y, además, sin pagar los impuestos que les corresponden.

Desempleo, miedo, enfermedades mentales, confinamientos, bajadas salariales, pobreza sobrevenida, son algunas de las consecuencias que ha tenido la pandemia del Covid-19 para miles de personas en el mundo.

El 18 de marzo de 2020, cuando comenzó el confinamiento, los multimillonarios estadounidenses poseían un total combinado de 2,95 billones de dólares. El 4 de mayo de 2022, cuando Estados Unidos cruzó la marca de 1 millón de muertes, según datos de la NBC, 727 multimillonarios estadounidenses habían incrementado sus fortunas en 1,71 billones de dólares, según cifras de Forbes.

Varios miembros de la familia Walton, propietarios de la famosa cadena de supermercados más grande del mundo, Walmart, aumentaron su fortuna combinada de 163.000 a 207.000 millones de dólares.

Daniel Estulin, explica la perversa relación entre el Vaticano jesuita y la poderosa dinastía Rothschild (uno de los linajes más públicos que forman parte de la alianza entre la aristocracia británica y la jesuítica), quienes anunciaron recientemente una “nueva” alianza por el Capitalismo Inclusivo, que no es más que una cortina de humo diseñada para impulsar el Gran Reseteo globalista que confirmará la dictadura planetaria global de estas élites occidentales.

En la web del Consejo para un Capitalismo Inclusivo con el Vaticano se dice que dicho Consejo es “un movimiento de los líderes mundiales de las empresas y el sector público, que trabajan para construir un sistema económico más inclusivo, sostenible y confiable, dirigido a satisfacer las necesidades de nuestros pueblos y el planeta”

Esto  se asemeja  a la Agenda 21 de la ONU y su hija, la Agenda 2030, que observadores como W. Engdahl llaman “el plan maestro del globalismo”.

La guerra entre Rusia y Ucrania ha puesto de relieve el desastre mundial del suministro de alimentos, pero se estaba gestando mucho antes de la guerra. La cadena de suministro de alimentos ha sido cada vez más global. La Gran Recesión de 2008-9 comenzó a interrumpir esa cadena, basada en empresas multinacionales de alimentos que controlan el suministro de los agricultores de todo el mundo. Estas empresas dirigían la demanda, generaban la oferta de fertilizantes y dominaban gran parte de la tierra cultivable. Cuando golpeó la Gran Recesión, perdieron beneficios, por lo que redujeron la inversión y aumentaron la presión sobre los productores de alimentos en el ‘Sur Global’.

Las  predicciones de Daniel Estulin para el futuro cercano de Estados Unidos no son nada alentadoras, al respecto señala: “El mundo ha entrado en una recesión de proporciones inimaginables desde marzo de 2020, y muchos de los cincuenta y cuatro millones de estadounidenses que perdieron sus empleos como consecuencia de la covid-19 nunca recuperarán sus puestos. La tercera guerra mundial no se está librando con balas y bombas, por el contrario, avanza con mecanismos blandos de asedio económico y guerra bacteriológica, “…con la quiebra del sistema económico mundial, la clase media sobra. La destrucción de la clase media conducirá a la quiebra de las instituciones de gobierno, especialmente en Occidente. La crisis de la democracia será el estado permanente de caos a partir de ahora”.

Afirma Daniel  Estulín: "El objetivo de los globalistas es obvio: asustar a la población con la pobreza, la conflictividad interna y las rupturas en las cadenas de suministros. Después la solución será la tiranía médica con la introducción de pasaportes de inmunidad, ley marcial, un sistema económico global basado en una sociedad digital sin efectivo con la destrucción de la confidencialidad”  La élite financiera internacional no podrá hacer mucho si millones de personas al mismo tiempo hacen esfuerzos para, en vez de globalizarse, fortalecerse localmente”. La receta inmediata es todavía más breve: “Si las personas no dependen del sistema, no pueden ser controladas por él “añade

La gran crisis vendrá cuando el Capitalismo estalle, y su entierro se lleve por delante a toda la civilización posneolítica. La humanidad disminuirá su número (entre quinientos y mil millones de personas) y el trance será reducir todo a un mínimo de pérdidas, como mucho a medio siglo o un máximo de dos. La fuerza que romperá el cesto viene de una Violencia que es ya el sistema financiero: drogas, mercados, bitcoins. Los mercados matan con impunidad sin tener en cuenta la ley y, según el autor, la fuerza bruta rara vez muestra su rostro. Así Occidente es una red de sistemas financieros, legales y políticos para hacer el trabajo sucio: “El control comienza con el hardware, no con el software. Hemos vivido un mundo donde la gente piensa que el poder proviene del software. Creemos que el control reside en los ordenadores. Pero no. El control se basa en la capacidad de matar y regular nuestro mundo físico con la fuerza bruta”.

Para Estulin, no será en Europa ni China donde podremos, como humanidad, construir nuevos paradigmas que nos conlleven a superar esta crisis sistémica. Por el contrario, considera que, “Latinoamérica es el jugador clave en el futuro cercano”. Basa su argumento, en la reflexión siguiente: “…a medida que el sistema financiero mundial se desintegra en un colapso hiperinflacionario, el planeta se balancea al borde de una hambruna generalizada. Para 2050, el mundo necesita aumentar su producción entre 25 y 70% y todos los Estados nación tendrían que conservar la autosuficiencia de la producción…”. Ante este desolador panorama, Latinoamérica “Representa aproximadamente 16% de las exportaciones agrícolas y alimentarias mundiales”.

América Latina es ejemplo para el mundo, asegura investigador ruso.

La integración de América Latina a través de plataformas como el Mercado Común del Sur (Mercosur) constituye el "mejor ejemplo" para el mundo sobre cómo debe ser el futuro de las naciones, asegura el investigador ruso Daniel Estulin. "América Latina es el futuro del mundo, es un continente que comparte una cultura, una visión, los une un concepto claro sobre cuál es el futuro", indica en su libro el investigador.

Resalta además el surgimiento de los movimientos sociales con un nuevo proyecto político y el repliegue de recetas "neoliberales" otrora imperantes en la región. "América Latina tiene que ser el faro de la esperanza en el mundo"

Esta es una crisis global y requiere una acción global, de la misma manera que la pandemia y la crisis climática. Pero tal coordinación global es imposible mientras la industria alimentaria mundial esté controlada y sea propiedad de unos pocos productores y distribuidores de alimentos multinacionales y la economía mundial se dirija hacia otra recesión.

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