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Yolanda Díaz y el Papa

En el encuentro con el Pontífice, que duró 40 minutos, ambos hablaron de que el trabajo debe ser decente y de la necesidad de disponer de marcos legislativos que prioricen al trabajador como mejor herramienta de inclusión social.

El Papa y Díaz compartieron la idea de que el empleo debe tener derechos y ser de calidad, y que las democracias más sanas son las que tienen trabajos robustos.

“Más allá de las ideas, más allá de las creencias de cada uno, creo que hay que valorar a los actores políticos por sus actos y en este país hay que agradecerles por igual a los cristianos, a los católicos, a los comunistas, a los socialistas y a todos aquellos que lucharon por las libertades de todos, más allá de su propia ideología”, afirmó Pablo Iglesias el pasado mes de octubre en una conferencia en Guadalajara.

Como Un jarro de agua fría  ha caído en la derecha, que no tardó en calificar el encuentro entre el Papa y la vicepresidenta de “cumbre comunista” para le derecha, Yolanda Díaz  La izquierda de la izquierda es lo más anticatólico del personal.

El mensaje más llamativo lo ha dejado la secretaria de Comunicación del PP de Madrid, Macarena Puentes, que ha definido el encuentro como “cumbre comunista”. Un tuit que ha borrado poco después, tal y como ha recogido elDiario.es.

Sin embargo Yolanda Díaz afirma que ama sus orígenes, venera a sus mayores y se preocupa por los más desfavorecidos. Asegura que lo que más agradece de su padre es que le inculcó que había que ser, ante todo, una buena persona…

Hay “cristianos” en la política que dan más miedo que esta comunista.

Está bien recordar cuando Andrea Fabra gritó "¡Que se jodan!" tras conocer una nueva tanda de recortes a los parados anunciada por Rajoy. Sucedió en diciembre de 2012. Las cámaras y los micrófonos captaron el momento en que la hija del condenado por fraude fiscal Carlos Fabra, profirió esas palabras.

"Como sepulcros blanqueados". Afirmaba  el director general de Bienestar Social y del Mayor, José Manuel Jiménez, en las que acusaba al Gobierno municipal del Partido Popular de gastar lo mismo en asesores que en sus programas sociales, es decir, "unos dos millones de euros".

El New York Times también se hizo eco de una de las causas más relevantes por las que la sanidad pública española ha experimentado una situación de implosión: los recortes sanitarios en aquellas comunidades autónomas gobernadas por el PP.

En un cruel artículo, el New York Times ha dejado clara la vulnerabilidad de la sanidad pública española. Los ciudadanos españoles, señala, creían tener la mejor sanidad pública del mundo y, lejos de ser así, han sufrido en estos días “un despertar doloroso”. En ese sentido deja claro el diario neoyorquino la situación de precariedad y riesgo de nuestros sanitarios durante esta crisis.

La sanidad pública española lleva más de una década siendo sostenida gracias al sacrificio de profesionales mal pagados con contratos temporales, una precariedad incompatible con la responsabilidad que se les exige. Mientras los hospitales sufren una carencia crónica de enfermeras, más de 8000 de ellas han emigrado en busca de trabajo a Reino Unido, Francia o Alemania desde el comienzo de los recortes. Las que se quedan deben aceptar sueldos que rondan los 1000 euros, con pluses por nocturnidad que a veces no superan los 3,7 euros la hora.

Así, pues, el verdadero ateo no es el hombre que niega a Dios, al sujeto, sino el hombre para el cual los atributos de la divinidad, tales como el amor, la sabiduría y la justicia, no son nada. Y la negación del sujeto no implica, ni mucho menos, la negación de los atributos.

El hombre que aún no ha descubierto a Dios, tiene en el prójimo la norma axiológica más exigente  de su comportamiento humano. Pero en su profundidad esta exigencia es la expresión de la inclinación constitutiva del hombre hacia el Tú absoluto. Cristo es la revelación personal de Dios. Quien cree en Él, no puede prescindir de Él en su entrega al prójimo. No es que la fe sustituya al prójimo por Cristo, sino que hace vivir la entrega al prójimo  en la profundidad y ultimidad sobrenaturales, como la vivió Cristo. El que cree ha de amar como Cristo nos amó.

El diagnostico de san Agustín es perennemente válido. “El fin que nos proponemos es muy elevado: es Dios a quien buscamos; es Dios a quien queremos alcanzar; Él en quien está nuestra felicidad. No podemos llegar a este fin sublime, sino por la humildad”.

Santa Teresa explica “que es porque Dios es la suma verdad, y la humildad es andar en verdad”. Por la humildad llega el hombre hasta el fondo de su ser, en el que percibe la presencia vital de Dios, y comprende en su auténtico sentido que la verdad plena del hombre es su grandeza deifica.

El amor es la consumación expansiva de la apertura de la humildad hacia el ser absoluto, con quien la verdad y el bien se identifican. En esta identificación, Dios es aprehendido como vida. “El que ama conoce a Dios porque Dios es amor.( 1 Jn 4, 7-8) Creado a imagen y semejanza de Dios el hombre es también imagen viviente, y en el amor encuentra la plenitud de su vida.

En su tesis doctoral afirma Antonio Praena: Tomás de Aquino reconoce en quién dice “Dios” una cierta, aunque remota experiencia de Dios. Conclusión inmediata: el ateo, si habla de Dios para negarle, ya le está nombrando, está hablando de Dios, aunque sea para decir que no existe. Luego tiene alguna experiencia de Dios. ¿Cuál puede ser esta experiencia? Para empezar, muchos ateos tienen la experiencia de lo que Dios “no es”. Y en este sentido se acercan a una experiencia propia de los místicos cristianos, expresada de este modo por la teología de santo Tomás: de Dios sabemos mejor “lo que no es” que lo que es. Lo que es lo sabemos muy imperfectamente.

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