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El certificado covid digital y el pasaporte de pureza aria de 1933

Tras el ascenso al poder de Adolf Hitler en Alemania, cientos de miles de judíos buscaron refugio en el extranjero, particularmente en Estados Unidos, Palestina y América Latina. Pero cuando en 1938 muchos países cerraron sus fronteras a los judíos, la posesión de ciertos pasaportes y visas se convirtió en un factor decisivo para la supervivencia.

Las autoridades alemanas identificaron a los judíos que residían en Alemania a través de los registros habituales que se crean en un estado moderno. Utilizaron registros censales, declaraciones de impuestos, listas de miembros de las sinagogas, registros parroquiales (para judíos conversos), formularios de registro policiales rutinarios pero obligatorios, el interrogatorio de familiares e información proporcionada por vecinos y autoridades municipales.

En 1933 los nazis introdujeron el pasaporte de pureza aria, los que no eran «puros» no podían acceder a bares, museos, transporte público, cines, conciertos, museos, mercados etc.

En 1935, la Federación de Registradores Civiles Alemanes elaboró el pasaporte racial Ahnenpass para su venta masiva. En su tesis doctoral, el Dr. William L Baruah-Young documenta cómo la práctica de la genealogía en el Tercer Reich fue más allá de la afición hasta convertirse en una necesidad.

Una investigación del historiador Belá Bodó  refiere que, aunque nunca se llevó a cabo, después de 1938 se impulsó en Alemania un plan para crear un pasaporte de salud (Gesundheitspass) “que habría incluido las huellas dactilares, el grupo sanguíneo y todas las características hereditarias del titular.”

El historiador Dr. Carsten Timmermann explica: la función del Gesundheitspass como parte de un proyecto de coerción para un “sistema de vigilancia basado en las ideologías de la higiene social, la biología social y la eugenesia”: “Los planes de reforma de los gestores de seguros y de los administradores de la asistencia social tampoco estaban necesariamente diseñados para inducir la confianza. Paul Weindling ha puesto en tela de juicio, creo que con éxito, “la opinión de que el Estado del bienestar de Weimar era un producto modélico de la democracia y la preocupación social altruista”. Él sustituye esta visión por una “interpretación del bienestar de Weimar como coerción”, un sistema de vigilancia basado en las ideologías de la higiene social, la biología social y la eugenesia.

El Gesundheitspass, por ejemplo, la ficha sanitaria de cada paciente, preconizada por Richard Roeder, no sólo iba a permitir un traspaso fluido de médico a médico dentro del Ambulatorium.  Aunque habría permitido a los profesionales de la salud crear una gran reserva de datos para la investigación genética, no iba a ser accesible para los propios pacientes. Nunca llegarían a saber lo que la burocracia sanitaria sabía de ellos. El Gesundheitspass nunca llegó a hacerse realidad, pero otras instituciones de asistencia social agruparon de buen grado los datos que recogían sobre sus clientes en grandes bases de datos eugenésicas, o colaboraron con científicos como Jaensch.

Exigir Certificado de Vacunación VIOLA: Art. 14 de la Constitución Nacional Española, de Actos Discriminatorios.  Art. 18.1 de la Constitución Nacional Española, del Derecho a la Intimidad. Ley 41/2002 del consentimiento informado y derechos del paciente. Ley Orgánica de tratamiento de datos de carácter personal (art. 4.2 RGPD y art. 5.1.t Constituye crimen de Incitación al Odio, del art. 510.1 del Código Penal Español.

Qué rápido olvida la gente, o quizás muchos nunca lo supieron… Los que olvidan la historia están destinados a repetirla.

En la actualidad, la pandemia todo lo justifica Llevamos más de un año con la pandemia y el lema de que “el fin justifica los medios”. Hemos visto, pues, cosas tan horribles como la carnicería en los asilos, las muertes en solitario en todos sitios, los partos más violentos que nunca, la infancia-adolescencia privada de libertad, los recortes de derechos sin ciencia ni ética, etc.

¿Llegará la imposición del “pasaporte” de vacunación como una vuelta de tuerca más? ¿Una vuelta más del “no tolerar” las voces discordantes, e incluso a las personas discordantes?

Parecería que los disidentes debieran ser excluidos de la sociedad y quizá hacerlos morir ¿por a-sociales, por vidas que no deberían vivirse, por irracionales en cuerpos de animales?

Vaclav Havel fue disidente en la Checoslovaquia comunista y más tarde llegó a ser presidente, y se hizo eco de la opinión de Solzhenitsyn de que la clave más eficaz para liberarse del régimen totalitario es comprometerse a no participar en las mentiras. Havel llamó a este compromiso «vivir dentro de la verdad».

El Apocalipsis de Juan simboliza el mal (es decir, lo diabólico) con dos bestias masculinas y una prostituta/prostituto que destruye todo lo que toca.

— La Primera Bestia es el poder de destrucción absolutizado, representado en el imperio militar de Roma, el poder y estructura de muerte, el principio del anti-mundo.

— La Segunda Bestia es la mentira absolutizada, el falso profeta que engaña, seduce y cautiva los cuerpos y almas de los hombres y mujeres.

— La Tercera Bestia es Mammón, la Prostituta-Dinero, que compra y vende todas las cosas en el mercado de la falsa ganancia y de la muerte.

Hizo también que todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos llevasen grabada una marca en la mano derecha o en la frente. Y sólo quien llevaba grabado el nombre de la bestia o la cifra de su nombre podía comprar o vender. Aquí se debe aplicar la sabiduría. Quien se sienta inteligente pruebe a descifrar el Número de la Bestia, que es Número humano: seis, seis, seis (Ap 13, 16-18).

Buscamos el número (6, 6, 6) como si fuera algo externo, con grandes adivinaciones y teorías esotéricas o mágicas, como si aquel que supiera descifrarlo pudiera resolver problemas superiores. Pues bien, el Apocalipsis supone lo contrario: Todos los que “compran y venden” y se enriquecen a costa de los pobres llevan el número en la mano o en la frente, como su carné de identidad, su pasaporte. Los otros, los que no pueden conseguir ese número (o no quieren llevarlo, por honradez y opción cristiana) están condenados a ser parias, sin derechos, sin oportunidades, como los fieles de la iglesia del Apocalipsis.

De momento, solo ganan los ricos. Los 29 países más pobres del mundo apenas han recibido el 0,3% de las dosis totales. Menos del 1% de la población de los países con ingresos bajos y medianos tiene la pauta completa, frente al 55% de los ricos. Cada día se lanzan mensajes de todo tipo subrayando la necesidad de cambiar el escenario, y hay mecanismos para intentarlo llevar a cabo, pero por el momento nada hace pensar que la situación vaya a revertirse a corto plazo. Al contrario. La dosis de refuerzo que ya empiezan a inocular algunos países a todos sus habitantes, desnivela todavía más la balanza, como viene denunciando la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Así pues, mientras los pobres pasan sin vacunarse, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha desechado 117.977 vacunas contra la covid. De ellas, 106.534 unidades estaban caducadas

 

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