“ Católicos...” contra el papa Francisco
A Paco Marhuenda
no le han gustado nada las palabras del papa Francisco, que pidió "un salario universal" y la
"reducción de la jornada laboral" para "frenar la locomotora
descontrolada que nos está llevando al abismo".
Pidió a los gobiernos y políticos, que "trabajen por el bien común", que no escuchen "solo
a las élites económicas" y que "sean servidores de los pueblos que
claman por tierra, techo, trabajo y una vida buena".
Ante estas
afirmaciones, el director de "La Razón" cree que el papa Francisco es un hombre
"peronista" y "populista". Debería entender que
la vida real no es un concurso de "misses", cuestiona Marhuenda, que
ironiza resignado: "Como católico, lo resistiré hasta que dios lo lleve a
su seno y llegue un papa que tenga la cabeza mejor ordenada".
También le critican por haberse reunido con Nancy Pelosi,
pero se olvidan del encuentro de Juan
Pablo II y Pinochet… Si el infierno
se hizo para los pecadores, que a los infiernos se vaya el general Augusto
Pinochet. Que no llegue con el visado del perdón que le extendió un Papa vivo. El
general que no tuvo piedad para los vivos que mandaba matar y torturar
recibe el piadoso perdón de un Papa que desde joven conoció el peso de las
dictaduras comunistas.
Juan Pablo II intentó
no figurar junto al dictador Augusto Pinochet (de todas formas terminó
apareciendo en un balcón de La Casa de la Moneda junto al Comandante en Jefe); y este Papa
polaco siempre se manifestó en contra de los movimientos de izquierda. Tildó al
marxismo como una forma de “resistencia al Espíritu Santo” y en Chile designó a Angelo Sodano como Nuncio Apostólico, una suerte de embajador papal en territorio chileno. Sodano se
hizo conocido por entablar una fuerte amistad con Augusto Pinochet y fue un
fiel promotor del silencio que cubrió los miles de atropellos a los derechos
humanos.
Tras entrevistarse con el viceministro chileno de Asuntos
Exteriores en Castelgandolfo, en noviembre de 1998,
Sodano dirigió una carta al Gobierno británico pidiendo clemencia para su amigo
el general Pinochet apelando a razones humanitarias, a la reconciliación entre
los chilenos y, en definitiva, a la soberanía del Estado de Chile.
Juan Pablo II también
es conocido como el Papa que ayudó a esconder las decenas de escándalos de
abusos sexuales que vivió la Iglesia durante su papado. Fue precisamente en ese
periodo, cuando el Sumo Pontífice recibió informes detallados sobre los casos
ocurridos en Estados Unidos. Durante el mandato del polaco la iglesia adquirió
un papel conservador, una imagen que, por ejemplo, se ve proyectada en las
jerarquías eclesiales locales, sobre todo en la chilena.
Sin embargo, para el
Papa Francisco la humildad es la fuerza del Evangelio. Durante su periodo
pontificio ha manifestado su voluntad de volver a hacer de la Iglesia una
institución con los ojos en la pobreza.
A poco de haber asumido el papado, en su primera Exhortación Apostólica (“La alegría del evangelio”), el Papa Francisco pronunció una dura
crítica en contra del sistema económico. En ella señaló que “el actual sistema
económico es injusto en su raíz” y que “el
mandamiento de no matar pone un límite claro para asegurar el valor de la
vida humana, hoy tenemos que decir no a una economía de la exclusión y la
desigualdad. Esa economía mata”. El Santo Padre, en el mismo documento, señala
que vivimos en una sociedad en la que se “considera al ser humano en sí mismo
como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar”.
Francisco, en el texto, también aprovechó para repasar a los
poderosos: “las ganancias de unos pocos
crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del
bienestar de esa minoría feliz”.
A diferencia de Juan Pablo II, Francisco ha deslizado
duras críticas en contra de las prioridades del sistema actual. Bajo su mirada
jesuítica parece ser que dentro de sus aspiraciones está el volver a recordar
los principios fundamentales que imprimió Jesús.
Ni Juan Pablo II, ni
Benedicto XVI habían sido muy Papas de la Biblia. Ambos habían estado marcados
por un tipo de teología “sistemática”, entendida a su medida. Francisco, en
cambio, quiere fundarse de verdad en el Evangelio.
La Encíclica de Francisco, obispo de Roma, Fratelli Tutti (¡Hermanos todos!) sobre
la fraternidad y amistad social, firmada en Asís (3.10.20), es un documento,
largo, intenso, apasionado, que recoge la mejor interpretación franciscana del
evangelio para el siglo XXI, desde la perspectiva de la DSI (Doctrina Social de
la Iglesia).
Nos merecemos una sociedad en la que todos y todas quepan. Para Francisco el valor de una persona a
los ojos de Dios no depende del éxito, ni del trabajo o el dinero que tiene,
sino por “lo que se da”. El papa alentó a servir en primer lugar “a los que
necesitan recibir y no tienen nada que dar" acogiendo a los que están en los márgenes,
desatendidos, acogemos a Jesús, porque Él está ahí́. Y en un pequeño, en un
pobre al que servimos, también nosotros recibimos el tierno abrazo de Dios.
Naturalmente, si el mensaje de Jesús es una buena noticia
para los pobres entonces los ricos y poderosos sólo pueden escucharlo como una
amenaza para sus intereses, ya que son llamados a compartir sus bienes con los
hermanos necesitados.
El papa Francisco
enseña lo mismo que enseñó Jesucristo, los apóstoles, los Padres de la Iglesia,
el Concilio Vaticano II y las Encíclicas Sociales desde León XIII hasta Juan
XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. ¿Hay que definir como “comunistas” desde
Jesucristo hasta el papa Juan Pablo II? Más bien creo que muchos necesitan
estudiar la Doctrina Social de la Iglesia, lamentablemente poco conocida,
ignorada por la mayoría.
La Doctrina Social de la Iglesia sostiene firmemente el
principio fundamental del “destino universal de los bienes” creados por Dios
para todos, no para acaparamiento de algunos y carencia para otros, lo cual
implica regulaciones a la propiedad privada. Leamos lo que dice San Pablo VI ”El principio del destino universal de los
bienes, creados para todos, es el primer principio de todo el ordenamiento
ético-social. Todos los demás derechos sobre los bienes necesarios para la
realización integral de las personas, incluidos el de la propiedad privada, no
deben estorbar, sino facilitar su realización” (Populorum Progressio).
El pensamiento cristiano se resume en amar a Dios y amar al
prójimo. Lo dijo Jesús (Mateo 22.36-40).
Si amamos al prójimo no podemos ser indiferentes ante la pobreza, la
injusticia, la discriminación de cualquier tipo, la violación de los derechos
humanos, la salud para todos y el acceso a los bienes de este mundo. Si no,
¡simplemente no somos cristianos! Jesús dice que seremos juzgados por lo que
nos importe o no que los hambrientos coman, los sedientos beban, los que
necesitan ropa (u otros bienes) los obtengan y si nos preocupamos o no por los
más necesitados como los migrantes, los enfermos y los presos (Mateo 25.1-46).
Los que tanto admiran a Juan pablo II no deben olvidar que Juan Pablo II fue categórico: “Dios ha dado la
tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes,
sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno. La tradición cristiana nunca
reconoció como absoluto o intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó
la función social de cualquier forma de propiedad.” – “Sobre toda propiedad
privada recae una hipoteca social” (Laboren exercens – Sollicitudo rei
sociales).
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ResponderEliminarPapa Francisco es más bueno del mundo 🌎 el de de parte de las personas de son pobres 😥
ResponderEliminarHola,papá Francisco q tal? Como estas? Se q en este mundo 🌎 ay personas de son coruptos, malas,etc...
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