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Escrivá pide hacer cambios para trabajar más entre los 55 y los 75 años

 

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del, recordemos, Gobierno progresista, José Luís Escrivá, considera que «hace falta un cambio cultural en España» para seguir la tendencia europea de trabajar cada vez más entre los 55 y los 70 o 75 años.

En una entrevista en el diario Ara, Escrivá, una piedra en el zapato del PSOE, ha defendido que hoy en día «por razones demográficas y de calidad de vida se puede trabajar más» que antes, y ha señalado que España es, en este sentido, «una anomalía a nivel europeo», donde la edad media de jubilación es más avanzada.

«Hay elementos que son normativos, como cláusulas de jubilación obligatorias, pero creo que es un elemento fundamentalmente cultural», ha indicado Escrivá.

Por ello pide que las empresas generen «dinámicas para que las personas de cierta edad vayan cambiando su actividad, las horas de trabajo, la dedicación». «Toda una serie de alternativas antes de retirar a estas personas del mercado de trabajo», ha apuntado.

Las palabras del ministro no han sentado muy bien a la ciudadanía, que ha usado las redes sociales para mostrar su malestar. El periodista Oriol Sabata ha señalado que la medida se ha cocinado «a medida de la patronal». El también periodista Antonio Maestre ha indicado que con «Calviño y Escrivá este Gobierno «no puede ser de izquierdas». El Doctor en medios Fonsi Loaiza ha sido más directo: «impresentable».

El PSOE olvida que existe un gran número de sus votantes, simpatizantes e incluso militantes, que se encuentran muy lejos de algunas de sus ideas radicales.  Tampoco olvidamos como el el Gobierno del PSOE retrasaba el ingreso mínimo vital.

Un año después, la ayuda sigue siendo celebrada por la importancia de su puesta en marcha, con un importante "pero": ha alcanzado a muchas menos personas de las previstas, "725.000", algo menos de un tercio respecto a la meta de 2,3 millones que se fijó el Ejecutivo. Así, las limitadas transferencias sociales existentes en España apenas lograban aliviar la situación de los hogares con menos recursos en comparación con otros países de nuestro entorno. Escrivá retrasaba el plan "urgente" de Iglesias y afirmaba que el ingreso mínimo vital se empezaría a pagar en junio.

José Luis Escrivá  Posee un patrimonio declarado de 2.167.310 euros. De este total, 398.606 son en bienes i inmuebles, mientras que los  restantes 1,76 millones los tiene invertidos en acciones, deuda pública y fondos privados de pensiones. En su plan de pensiones, seguros de vida incluidos, cuenta con un total de  255.522 euros. Como en otros casos precedentes José Luis Escrivá fue presentado por el  Gobierno de la coalición "progresista", como un técnico de altísimo nivel que iba a resolver de manera definitiva la encrucijada  en la que se encontraba el tema de las pensiones.

Entre 2004 y 2012 trabajó en el grupo BBVA, primero como economista-jefe y director del Servicio de Estudios y, a partir de 2010, como director gerente del Área de Finanzas Públicas.

Esta es la trayectoria profesional recorrida por el personaje que hoy tiene en sus manos la orientación  de la reforma de las pensiones. Con este currículum, incluso el lector más  ingenuo, podrá fácilmente deducir con escasos márgenes de error, a qué tipo de intereses sirve este señor.

En los momentos históricos de mayor tensión social, el PSOE siempre ha virado a la derecha y ha traicionado a la gente.

Pedro Sánchez, el líder socialista, se define como izquierdista, usa mucho «la palabra izquierda y canta la Internacional» pero cuando llega al Gobierno se niega a acometer medidas realmente de izquierdas.

El PSOE no tiene nada que ver ya con la izquierda. Hace ya décadas que no es la izquierda, es simplemente una especie de marca blanca de la derecha.

Aunque a mí me digan aquello de que en el PSOE hay mucha gente de izquierdas, eso para mí es totalmente irrelevante.

El Partido Socialista Obrero Español dejó oficialmente de entender la sociedad bajo un análisis marxista en el año 1979. Por tanto, no se puede decir que sea un partido socialista tal y como lo entendían sus fundadores, defensores del socialismo científico. En la actualidad, sus dirigentes repiten muchas veces la palabra ‘socialista’ o ‘izquierda’, pero únicamente a modo de términos “que suenan bien”, vaciados de significado real. A esta forma de utilización del socialismo por parte del PSOE se le suele llamar, en el lenguaje coloquial, "ser sociata".

Pedro Sánchez, después de recuperar el mando del partido y de haber desplazado a la vieja guardia fuera del escenario principal, volvió a la socialdemocracia y abandonó el discurso izquierdoso que había levantado tanta inquietud en los poderes fácticos.

Es decir, el PSOE sigue siendo felipista - aunque matizado por algún que otro lavado de cara, que nunca viene mal-, y esquiva con habilidad de centro delantero el socialismo en cualquiera de sus versiones actuales o, más aún, añejas.

José Carlos Enríquez Díaz


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