La justicia no es igual para todos
«En Europa, -asegura el historiador alemán Jens Ivo Engels- la mayoría de los
jefes de Estado europeos , después de aparecer complicados en asuntos de
corrupción, permanecieron en sus países correspondientes a la espera de ser
sometidos a las investigaciones judiciales pertinentes. Tal fue el caso, por ejemplo, de Jacques Chirac o Nicolas Sarkozy en
Francia, por ejemplo»
Jens Ivo Engels es un historiador e investigador alemán que
imparte clases en la Universidad Técnica de Darmstadt, Alemania.
Para este historiador e investigador, especializado en temas
de corrupción, la «espantá» del rey Juan Carlos de Borbón al extranjero es un caso extrañísimo que no se produce en la Europa de nuestros días,
y del que resulta difícil encontrar precedentes en la historia del último medio siglo en el continente.
La ministra de Derechos Sociales Ione Belarra, afirmaba en su cuenta de Twitter: “Se cumple un año de la huida de Juan Carlos de Borbón a Abu Dabi.
Cuando nuestro país peor lo estaba pasando en la lucha contra la pandemia, el
ex jefe del Estado se fue de España en una actitud indigna para no dar la cara
por sus actos ante la ciudadanía”
Para Belarra, que el rey "viva a todo lujo en Abu Dabi
mientras se persigue penalmente a quien hace una canción crítica con la
monarquía pone claramente en cuestión, además de la libertad de expresión, el
principio de justicia e igualdad ante la ley".
"Algunos dicen que quieren mucho a España, pero el sexo
lo tienen con Suiza", comenzó diciendo antes de asegurar que como español
se siente avergonzado de que Juan Carlos "fuera a Suiza con maletines de
dinero o fuera al banco a pedir fajos de billetes sin pasar por el fisco
español".
"No estamos
hablando de llevarse 100.000 pesetas para el fin de semana, estamos hablando de
hasta 300.000 euros al cambio y eso no es para irse a echar la partida de
mus", alegó.
En España llevamos años asistiendo a diferentes situaciones
que muestran el deterioro político, económico y moral que está sufriendo este
país, y ya no sólo estamos hablando de una crisis económica en España sino de
una crisis de valores generalizada…a la que todos nos hemos acostumbrado,
viviéndola con “normalidad” y casi como si fuera un espectáculo televisivo con
máxima expectación y que sirve para llenar horas de tertulias, periódicos y
contenidos televisivos…
¡La justicia no está
siendo igual para todos! Quien diga que la justicia es igual para todos no
sabe de qué habla. La Justicia es igual para todos los que se la puedan
permitir. La justicia de los poderosos no es igual que la de los pobres. Siempre tendrán los mejores abogados, cosa
muy importante en la cárcel. Nunca les fallarán las visitas ni los vis a vis.
Aun estando en las mismas celdas e incluso en el mismo patio. Nunca les faltará
una tarjeta para telefonear, ni los euros para el economato y para el café o el
tabaco. Cosas muy valiosas dentro de la cárcel.
No hay proporción entre una persona que usó una tarjeta para
dar de comer a los hijos, (y claro que la usó ilegalmente), y encargar un
entramado bancario en Suiza para recibir donaciones. Todos nos equivocamos pero
el rey emérito tiene un plus en el deber
de ejemplaridad que debe ir incluido en sus títulos y en sus sueldos.
El Rey emérito
debería tomar ejemplo de santa Isabel de Hungría, española ella, se
desvivió por los pobres. Y gastó su vida por ellos. Y su sobrina, Santa Isabel
de Portugal, hizo lo mismo. Santa Isabel se gastó su dinero ayudando a los
pobres y el grano que estaba reservado para su casa. Esto le valió grandes
críticas. Como el castillo quedaba sobre una colina, construyó un hospital al
pie del monte para dar de comer a los inválidos con sus propias manos, y pagaba
la educación de los niños pobres, especialmente de los huérfanos.
A Santa Isabel de
Portugal le enseñaron que si quería en
verdad agradar a Dios debía unir a su oración, la mortificación de sus gustos y
caprichos y esforzarse por evitar todo aquello que la pudiera inclinar hacia el
pecado. Le repetían la frase antigua: "tanta mayor libertad de
espíritu tendrás, cuanto menos deseos de cosas inútiles o dañosas tengas".
Sus educadores le enseñaron que una mortificación muy formativa es acostumbrarse
a no comer nada entre horas (o sea entre comida y comida), y soportar con
paciencia que no se cumplan los propios deseos, y esmerarse cada día por no
amargarle ni complicarle la vida a los demás.
La propia Iglesia
tendría que haber condenado el comportamiento disoluto de un hombre que tenía
que haber dado ejemplo y no lo ha hecho. Como en la película dirigida por Sam
Wood "Jaque al Rey" (1935) la mujer del César debe ser honesta y
parecerlo.
Por eso hay que poner el “poder” de la Iglesia de hoy a la
luz del evangelio, como poder de amor, al servicio de la fraternidad, sin
privilegio, imposición o ventaja sobre nadie.
En sentido radical,
para los cristianos, sólo es infalible Cristo o, mejor dicho, una vida como la
de Cristo, en amor abierto al conjunto de la Iglesia (de la humanidad),
partiendo de los pobres. Pues bien, el lugar donde se expresa y cultiva esa
infalibilidad es la comunión de los seguidores del evangelio, representados de
un modo especial, no exclusivo, por el Papa, cuando asume, según Cristo, la
vida del conjunto de la Iglesia, al servicio del evangelio.
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