La dignidad en el trabajo
No podemos
permanecer indiferentes ante los desafíos de la calidad del empleo, los altos
niveles de desempleo, la pobreza laboral, las redes de protección social, los
salarios, la seguridad y la salud laboral, la participación de los trabajadores
en las empresas, el descanso…
El trabajo
forma parte del misterio salvífico de la creación, de suerte que resulta deber
indiscutible de los cristianos el empeño por una vida digna a través de un
trabajo decente (cf LS 128). Las tres 't', “tierra, techo y trabajo”, son la
base que han llevado al papa Francisco a interesarse por las condiciones
laborales, ha indicado el autor del libro, que ha subrayado que así lo demostró
“a las pocas semanas” del inicio del pontificado.
El Evangelio nos enseña que el Señor
es también justo con los trabajadores de la última hora, sin perjuicio de lo
que es “justo” para los trabajadores de
la primera hora (cf. Mt 20, 1 -16).
Francisco
destaca que el trabajo vuelve a ser “una urgente cuestión social” ya que el
desempleo “alcanza a veces niveles impresionantes, aun en aquellas naciones en
las que durante décadas se ha experimentado un cierto bienestar, es necesario,
con una conciencia renovada, comprender el significado del trabajo que da
dignidad” En el magisterio social de la Iglesia, el trabajo es una forma de
participar en la creación y en “el advenimiento del Reino”. En ese sentido, se
concibe el trabajo como la actividad humana fundamental para “desarrollar las
propias potencialidades y cualidades, poniéndolas al servicio de la sociedad y
de la comunión”. Cualquiera que sea la tarea que desarrolle, la persona trabaja
y, con ello, “colabora con Dios mismo, se convierte un poco en creador del
mundo que nos rodea”, señala Francisco.
Francisco nos recuerda que la tarea
esencial de la Iglesia no consiste en ofrecer una pequeña ayuda de consuelo a
sus fieles, sino en defender y promover la vida humana, que es la creación que
Dios ha puesto en manos de los hombres.
El
periodista Abraham Canales, responsable de Publicaciones de la Hermandad Obrera
de Acción Católica (HOAC), ha subrayado el carácter “integrador” en todos los
campos del papa Francisco, en la presentación de un libro dedicado a la visión
que el pontífice tiene del mundo del trabajo.
Jesús fue un Indignado que adoptó una
actitud de rebeldía frente al sistema y se comportó como un insumiso ante el
orden establecido. A día de hoy todavía quedan políticos, que
siguen defendiendo que los españoles puedan ser despedidos cuando estén
enfermos, y también defienden privatizar la sanidad y la educación pública.
Los que acusan al Papa de comunista y populista son los mismos que pervierten
el Evangelio con sus doctrinas y destruyen la santidad en este mundo. Aquellos
que se escudan en sus cargos para dilapidar los bienes comunes y gustan de sentarse
en los primeros lugares con sus ínfulas y sus largos vestidos purpurados.
La
acumulación de bienes fue quizá la causa más importante de la indignación de
Jesús, convencido como estaba de la incompatibilidad entre servir a Dios y al
dinero, de que toda riqueza es injusta y se convierte en un medio de dominación
y de opresión de las minorías opulentas contra las mayorías populares.
Es necesario
rehabilitar una sana política que no esté sometida al dictado de las finanzas, tenemos
que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se
construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos
¿No nos sentimos interpelados y
movilizados por la situación de precariedad que sufren tantas personas en su
trabajo, incrementada por la pandemia de la COVID-19? Tengamos presente que las carencias
se han agudizado y hemos de seguir buscando entre todos, con mayor empeño si
cabe, unas condiciones laborales dignas y justas para todos.
Toda injusticia que se comete contra
un trabajador es un atropello a la dignidad humana, incluso a la dignidad de lo
que hace la injusticia: bajas el nivel y terminas en esa tensión de
dictador-esclavo. “La
dignidad y la protección se mortifican cuando se considera al trabajador como
una línea del presupuesto, cuando se ignora el grito de los descartados. No
escapan a esta lógica las administraciones públicas, cuando firman contratos
con el criterio del descuento más grande sin tener en cuenta la dignidad del
trabajo ni la responsabilidad ambiental y fiscal de las empresas. Creyendo
lograr ahorro y eficiencia, terminan traicionando su propia misión social al
servicio de la comunidad.” (Laudato si’
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