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Ferrol es el municipio con peor tasa de actividad de toda España pero, todavía recordamos las palabras: «Ahora que empezamos a remontar la crisis, subámonos el sueldo…»


Según figura en los Indicadores Urbanos que publica este miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE)

Ferrol es el municipio con peor tasa de actividad de toda España, del 49%, según figura en los Indicadores Urbanos que publica este miércoles, 26 de mayo, el Instituto Nacional de Estadística (INE), en donde la siguiente ciudad de Galicia situada es Ourense, que ocupa el noveno peor puesto, con el 51,4%.

Este miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE) propinaba un guantazo a los que decían  que terminó la crisis de  Ferrol.

Mientras pretenden subirse los sueldos, las ONG de Ferrol detectan una pobreza que se hereda de padres a hijos y que se está haciendo crónica en las familias, de ahí que exista una capa de la sociedad que tiene que recurrir a las ONG, para poder superar el día a día, bien para la adquisición de productos de primera necesidad, como para el pago de viviendas y servicios esenciales.

La ONG ADRA  (Agencia Desarrollo Recursos Asistenciales), lleva trabajando desde hace más de dos décadas en la ciudad, cubre, en la actualidad, las necesidades de alimentación y ropa de más 65 familias ferrolanas. El perfil de usuario de ADRA cambió con la crisis. Ahora son familias en situación de desempleo y con hijos menores, en su mayoría, las que representan el mayor número de beneficiarios. La ONG ADRA Ferrol también ha visto como se ha doblado su trabajo de asistencia social debido a la crisis sanitaria del COVID-19

En el mes de marzo del año pasado  la Concellería de Benestar de Ferrol repartió 282 vales de comida a familias necesitadas durante estos quince días de estado de alarma. A las 168 que ya se beneficiaban, se sumaron otras 114 cuya situación empeoró por este crisis. El gasto asciende a 23.000 euros. A esta medida se suma la decena de peticiones de ayudas para adquirir medicamentos.

El IGE también demuestra en su encuesta que un total de 2.913 hogares de los 28.851 registrados llegan con mucha dificultad a fin de mes, una cifra que también sube con respecto a 2008 cuando se hablaba de 2.303 unidades familiares con este problema. El 43,29 (12.489 hogares) asegura aguantar con dificultad los 30 días y el resto, un 46,61% (13.449) indica que le resulta fácil o muy fácil, según el sondeo.

Ferrol es la segunda ciudad de España donde menos se mueve el empleo, según se desprende del Informe de Indicadores Urbanos publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El estudio, que tiene en cuenta datos de las 126 principales ciudades de España, tan solo sitúa a León por detrás de la ciudad departamental, con una tasa de actividad del 50,8% frente al 51,4% de la gallega.

 Ferrol se desangra por tres arterias: población, paro y cierres. Desde 1981, la ciudad naval ha perdido 22.336 vecinos. La última propuesta del INE para 2015 sitúa el padrón ferrolano en 69.428 personas y la sangría se aceleró en esta última década, de 2005 (77.155) en adelante, con un declive poblacional que parece imparable.

La actual no es solo una crisis sanitaria sin precedentes, es también una crisis social sin parangón que está dejando a numerosos hogares sin ingresos y llevando a muchas familias a la cola de los servicios sociales en busca de alimento. La pandemia de la pobreza se expande como una mancha imparable por todos lados, pero se ceba, especialmente, en aquellos que antes de la irrupción del covid-19 ya tenían una frágill economía.

Así las cosas, algunos alcaldes nos quieren hacer creer que han venido para redimirnos. Se consideran en posesión de una superioridad ética y moral y nos perdonan por nuestros pecados, fruto sólo de nuestra ignorancia, pero no dudan en darnos motivos para alcanzar su fe, comunicarnos su catecismo y hacernos comulgar con sus ideas.

Mientras se suben los sueldos las ONG de Ferrol detectan una pobreza que se hereda de padres a hijos y que se está haciendo crónica en las familias, de ahí que exista una capa de la sociedad que tiene que recurrir a las ONG, para poder superar el día a día, bien para la adquisición de productos de primera necesidad, como para el pago de viviendas y servicios esenciales.


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