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EL VASO DE AGUA SUCIA

 

Una alumna de un colegio faltó una semana a clases y otra compañera empezó a decir que no asistía porque estaba embarazada y se estaba haciendo un aborto.

La maestra escucho los comentarios y llamo a la muchacha a su despacho.

- "por favor, tráeme un vaso de agua bien lleno", le dijo.

La estudiante se lo trajo.

-"Tira todo el vaso al suelo".

La muchacha titubeo, pero al final obedeció. 

- "Ahora, recoge el agua del piso y ponlo en el vaso".

- No se puede, dijo la alumna.

- “Hazlo", insistió la maestra.

 La alumna con paños, servilletas, etc. Recogió todo lo que pudo y así llego a llenar medio vaso de agua sucia.

- Así es como ha quedado la fama y el honor de tu compañera", sentenció la maestra. Y añadió: “aun cuando quieras reparar el mal que has hecho, no podrás hacerlo totalmente".

 "Por cierto, tu compañera, faltó a clases, porque estaba en el entierro de su madre, que falleció hace unos días".

Cuenta Guardini la impresión que le produjo el comentario de un amigo: «La veracidad es la más sutil de todas las virtudes». Sólo poco a poco se llega a entender lo acertada que era esta frase. Decir de una persona que es veraz en el sentido más elevado del término es lo más extraordinario que se puede decir de ella, porque presupone un desarrollo del conjunto de la persona, un nivel muy alto de cultura de la mente y del corazón, grandeza de alma.

No sólo demuestra la categoría de un escritor o un periodista, sino también el respeto por el  trabajo y por las personas.  El fenómeno de las “fake news” no es reciente, pero se ha convertido en un problema. Hay que potenciar un sexto sentido crítico  a la hora de leer, para poder llegar a alguna luz en un universo de superficialidad y de engaño. Y quizá por eso, se agradece encontrar periodistas y escritores que demuestran  un gran amor al trabajo. La sinceridad y la nobleza, la acusación fundada y cierta requiere gran esfuerzo, confirmar los datos, atención, y trabajo, mucho trabajo. A veces, por precipitación, por ligereza o -peor- por vanidad, se habla y se escribe falsedad, y se puede causar un daño irreparable en las personas y en el propio protagonista.

Procuremos tener un gran amor a la verdad, al trabajo serio y fundado, y no contribuiremos a ensuciar el agua a nuestro alrededor.

Carlos Carrasco.

Periodista y escritor

Comentarios

  1. Muy bueno. Me recuerda a la anécdota de la película "Preferisco Il Paradiso", cuando San Felipe Neri le dice a una señora chismosa que desplume una gallina y que después intente reponerle las plumas. Ciertamente, lo mismo pasa con el honor de las personas.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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