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Obispos con olor a petróleo

Casona de Villarmentero

El 21 de noviembre de 2004, José Manuel Vidal publicaba en El Mundo un reportaje que comenzaba así: “Vive en un palacete modernista con chófer, secretaria, personal de servicio y un Audi 6. No es el director ejecutivo de una multinacional, sino el cardenal emérito de Barcelona, Ricard María Carles. Un cardenal como los de antes. El retiro dorado del purpurado valenciano está provocando las iras de sus antiguos feligreses, que le reprochan su ostentación. Tanto es así que 12 personalidades catalanas piden a Roma que tome cartas en el asunto. Por el bien de la Iglesia”.

17 años después, algunos jerarcas de la Iglesia siguen pensando que son altos funcionarios de la casta clerical con derechos adquiridos, y la historia se repite. Ahora, en Sevilla y en Burgos. En Sevilla, monseñor Asenjo restauró suntuosamente un antiguo caserón de la calle Hombre de Piedra, donde vivió hasta ahora muy sencillamente el que fuera su auxiliar y, en la actualidad, obispo de Huelva, monseñor Gómez Sierra.

Y, en Burgos, el arzobispo emérito de la capital castellana, Fidel Herráez, tras presentar su renuncia al Papa y ser sustituido al frente del arzobispado por Mario Iceta, también se ha quedado a vivir en la diócesis. Pero no en el seminario ni en la casa sacerdotal, que cuenta con un amplio apartamento donde residieron otros obispos jubilados, sino en un enorme caserón de piedra de 1900, con una superficie de 930 metros cuadrados, con salón, comedor, seis habitaciones, biblioteca, terreno cuidado, pozo y hasta merendero.

Y desde los sectores más comprometidos sobre todo llueven las críticas contra el obispo: "Monseñor Zornoza es un obispo empresario, que parece estar pendiente sólo de la manera de acumular dinero para las arcas diocesanas y de repartir baculazos entre los sacerdotes que no le bailan el agua, como demuestran los casos de los curas Rafael Vez y Antonio Casado. En Ceuta le queremos ver, acogiendo al forastero y dando de comer al hambriento". Añade José Manuel Vidal.

Según el Equipo de redacción de www.Moceop.net

– Más de 20 despedidos en el obispado, Seminario, Caritas y parroquias. Muchos de ellos han acudido a los juzgados a poner denuncias y no pocos de estos despidos han sido declarados improcedentes.

– Grupos de cristianos (entre 20 y 60) se han movilizado varias veces frente a los juzgados y también en el obispado con pancartas y carteles para pedir la readmisión de los despedidos.

– Un colectivo de cristianos de la diócesis, por iniciativa de “Iniciativa Galilea”, envió un amplio informe al Papa hace un año, explicando lo que está pasando en la diócesis. Informe que iba firmado por más de 100 personas y solicitando el envío de un visitador apostólico que hablara con todos los afectados.

A la familia de Madueño se le quitó el local comercial que venían gestionando ellos y su familia desde hacía más de 100 años y se han quedado en la calle sin nada.

– Varios escritos al obispo promovidos por el grupo cristiano de Reflexión Acción, uno de ellos con más de 200 firmas, solicitando la readmisión de los despedidos y la cesión de algunos de los inmuebles o pisos que tiene el obispado a través de varias fundaciones, para cederlos a personas necesitadas: desahuciados, inmigrantes, personas sin techo etc…

El papa Francisco comenzó su pontificado, en aquel encuentro con los periodistas que habían cubierto el Cónclave, con una frase que arrancó el aplauso del auditorio: “¡Cuánto desearía una Iglesia pobre y para los pobres!”. Muchísimas personas de la administración religiosa han sido y son ejemplo de honradez personal y eficacia. Pero el sistema eclesial católico ha tendido a convertirse en mercado de divisiones y seguridades sacrales poderes e influjos, al servicio de un Dios al que habíamos identificado con un tipo de administración religiosa.

Algunos eclesiásticos han caído en la trampa de la planificación y el mercado, aplicando a la iglesia católica las formas del sistema, sobre todo en la organización de ministerios. Tanta inversión en seminarios, con tales vocaciones y tantos resultados. Por suerte, la fascinación del mercado ha quebrado. Dicen que se ha invertido mucho y parece que no se ha recogido nada.

El Señor, dijo: “Yo soy el buen pastor” Es decir, que es el único buen pastor. Si es el único buen pastor, quiere decir, que todos aquellos, que se autocalifique como “El Pastor”, deberían poner por delante, la palabra “regular o malo”. ¡Lo bíblico sería, que no ostentaran este título! (Juan 10:11-14) “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.” Cuando leo estos versículos, no puedo menos que preguntarme: ¿Cómo es posible que los miembros de las iglesias no se den cuenta del significado de estos versículos?

¿Puede hacer algo más la Iglesia? Puede y debe implicarse, pasar a la acción. ¡Con hechos y gestos concretos! Se ve poco interés por esta vieja Iglesia. No sólo desde fuera, sino también desde dentro. Se la ve enferma ¿Quién la sanará?

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